Fallo en el tercer vuelo del cohete Vulcan Centaur: avances técnicos y nuevos desafíos para ULA

El tercer lanzamiento del cohete Vulcan Centaur, desarrollado por United Launch Alliance (ULA), ha supuesto un nuevo paso en la evolución de este lanzador de nueva generación, aunque no exento de contratiempos. En esta ocasión, la misión logró que la etapa superior, en su versión Block 2, superase en rendimiento a los dos intentos previos. Sin embargo, el vuelo terminó en fracaso debido a una serie de fugas que acabaron provocando la pérdida del control de actitud del vehículo, lo que impidió alcanzar los objetivos previstos.
El Vulcan Centaur es el heredero directo de la familia Atlas y Delta, que durante décadas han sido la columna vertebral de los lanzamientos espaciales estadounidenses tanto para la NASA como para misiones militares y comerciales. Concebido como una plataforma flexible, eficiente y capaz de competir en el exigente mercado global, el Vulcan incorpora componentes de última generación, como los motores BE-4 de Blue Origin en la primera etapa y la nueva versión del histórico Centaur en la etapa superior.
En este tercer intento, toda la atención estaba puesta en el debut de la etapa superior Block 2, cuya principal novedad es la mejora en la eficiencia y fiabilidad de sus sistemas, incluyendo un tanque criogénico de mayor capacidad y sistemas de control de actitud más avanzados. Tras un despegue nominal y una secuencia inicial estable, la nueva etapa superior logró operar durante más tiempo y llegar más lejos que en los vuelos anteriores, una señal clara de que los problemas iniciales estaban siendo superados.
No obstante, a medida que la misión avanzaba, se detectaron fugas en el sistema de propulsión de la etapa superior. Las fugas, probablemente de hidrógeno o de helio, provocaron una disminución gradual de la presión y la consiguiente pérdida de control sobre la orientación del cohete. El control de actitud es vital para que la nave siga la trayectoria correcta y pueda situar su carga en la órbita prevista. Al perder esa capacidad, la misión quedó irremediablemente comprometida, obligando a abortar las operaciones antes de completar todos los hitos programados.
Este revés técnico pone de manifiesto los retos inherentes al desarrollo de nuevas tecnologías espaciales. El Block 2 del Centaur, aunque basado en décadas de experiencia con versiones anteriores, introduce importantes novedades estructurales y de gestión de fluidos criogénicos que, como se ha visto, aún presentan dificultades técnicas por resolver. La historia de los vuelos espaciales está repleta de ejemplos en los que los avances significativos se han conseguido tras múltiples ensayos y errores, y el caso del Vulcan Centaur no es una excepción.
Pese al fallo, ULA y sus socios valoran positivamente los datos obtenidos en este vuelo. El hecho de que la etapa superior haya funcionado durante más tiempo y haya llegado más lejos que en los ensayos anteriores permite a los ingenieros identificar con mayor precisión los puntos débiles del diseño y planificar las mejoras necesarias. La compañía ha anunciado que se centrará en resolver los problemas de estanqueidad y robustez del sistema de propulsión antes de programar un nuevo intento.
La presión para que el Vulcan Centaur entre en servicio operativo es considerable. ULA tiene compromisos con clientes estratégicos como la NASA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Además, el lanzador está llamado a desempeñar un papel clave en el programa Artemis de regreso a la Luna y en el despliegue de satélites de próxima generación. Por ello, cada avance, aunque venga acompañado de tropiezos, es seguido de cerca tanto por la industria aeroespacial como por las agencias gubernamentales implicadas.
Con este tercer vuelo, el Vulcan Centaur demuestra estar avanzando hacia su madurez operativa, aunque aún debe superar desafíos técnicos relevantes. Los próximos meses serán decisivos para consolidar las soluciones y garantizar la fiabilidad necesaria para sus futuras misiones. La experiencia adquirida en este lanzamiento será fundamental para que el programa alcance sus ambiciosos objetivos en el futuro inmediato.
(Fuente: Spaceflight Now)
