Una galaxia a 19.500 millones de años luz revela secretos del universo temprano

El telescopio espacial Hubble, fruto de la colaboración entre la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), ha captado una imagen fascinante de una de las galaxias más lejanas jamás observadas. El objeto, designado HerS 020941.1+001557, se encuentra actualmente a una asombrosa distancia de 19.500 millones de años luz de la Tierra, aunque la imagen que nos ofrece el Hubble corresponde a un momento en el que la galaxia estaba mucho más cerca: a unos 5.500 millones de años luz de distancia, hace aproximadamente 11.000 millones de años.
Esta observación nos permite asomarnos a una época en la que el universo era joven, tan solo un tercio de su edad actual. La luz que ahora nos alcanza comenzó su viaje cuando las primeras estructuras galácticas estaban en pleno proceso de formación y la expansión cósmica aún no había alejado a estas galaxias remotas hasta los confines del universo observable.
La expansión del universo y la distancia «real»
Este fenómeno aparente, donde la distancia a la que vemos una galaxia no coincide con su posición actual, se debe a la expansión continua del espacio desde el Big Bang. Cuando la luz de HerS 020941.1+001557 partió hacia nosotros, la galaxia estaba «solo» a 5.500 millones de años luz. Sin embargo, el tejido espacial se ha ido estirando durante los 11.000 millones de años que ha tardado la luz en llegarnos, de modo que ahora la distancia real es casi cuatro veces superior.
Este tipo de medición, conocida como «distancia comóvil», es fundamental en la cosmología moderna y permite a los astrónomos reconstruir la historia de la expansión universal. El Hubble, gracias a su ubicación en la órbita terrestre y a sus avanzados instrumentos ópticos y de infrarrojo cercano, es capaz de captar la luz extremadamente tenue y desplazada al rojo de estas galaxias primigenias.
HerS 020941.1+001557: una ventana al pasado cósmico
La galaxia en cuestión fue identificada inicialmente por observatorios terrestres especializados en el estudio del cielo profundo, y posteriormente seleccionada para observaciones detalladas con el Hubble. El nombre HerS hace referencia al proyecto «Herschel Stripe 82 Survey», centrado en el análisis de grandes áreas del cielo en longitudes de onda submilimétricas e infrarrojas, donde las galaxias muy distantes son más fáciles de detectar debido a la fuerte absorción y reemisión de la luz estelar por el polvo interestelar.
Las imágenes obtenidas muestran a HerS 020941.1+001557 como una estructura difusa y alargada, probablemente resultado de fusiones galácticas en el universo temprano. Este tipo de sistemas suele estar dominado por una intensa formación estelar y elevados índices de supernovas, procesos que enriquecen el medio interestelar con elementos pesados y contribuyen a la evolución química galáctica.
Importancia histórica de las observaciones del Hubble
Desde su lanzamiento en 1990, el telescopio Hubble ha revolucionado nuestra comprensión del cosmos, permitiendo descubrir galaxias a distancias cada vez mayores y en etapas cada vez más tempranas. Instrumentos posteriores, como el telescopio espacial James Webb, seguirán ampliando estos límites en la próxima década, pero el Hubble sigue siendo una herramienta fundamental para rastrear la evolución galáctica y la expansión del espacio-tiempo.
Las imágenes de galaxias como HerS 020941.1+001557 no solo son asombrosas por su belleza, sino que constituyen una fuente invaluable de datos para los astrofísicos. Analizando su luz, los científicos pueden inferir la tasa de formación estelar, la presencia de agujeros negros supermasivos, la composición del polvo y el gas, o incluso la influencia de la materia oscura en la dinámica galáctica.
Un viaje que desafía la imaginación
Contemplar la luz de una galaxia que ha viajado durante 11.000 millones de años, atravesando un universo en constante expansión, es un recordatorio de la inmensidad del cosmos y de nuestra capacidad, como civilización, para desentrañar sus misterios. Observaciones como la de HerS 020941.1+001557 nos acercan, un poco más, a comprender nuestros orígenes cósmicos y el destino final del universo.
(Fuente: NASA)

 
							 
							