Explosiones solares amenazan la navegación global: la misión SunRISE desvela sus secretos

Las tormentas solares han sido durante décadas un fenómeno de estudio prioritario para la comunidad científica, no solo por su espectacularidad, sino por sus efectos directos sobre las infraestructuras tecnológicas de la Tierra. Entre estos fenómenos destacan las ráfagas de radio solares, explosiones de emisión radioeléctrica que acompañan a las fulguraciones solares. Estos estallidos, aunque invisibles al ojo humano, pueden causar auténticos quebraderos de cabeza al interferir en los sistemas de navegación global, como el GPS, indispensables en la vida moderna.
En un esfuerzo conjunto para comprender mejor estos eventos, la Universidad de Michigan, en colaboración con la NASA y su innovadora misión SunRISE (Sun Radio Interferometer Space Experiment), lidera la campaña Ground Radio Lab. El objetivo es desentrañar los mecanismos por los que estas explosiones radioeléctricas se generan y propagan, y cómo afectan a los sistemas de comunicación y navegación en nuestro planeta.
Un desafío para la sociedad tecnológica
Las ráfagas de radio solares son emisiones extremadamente intensas de energía en el rango de las ondas de radio, generadas por las fulguraciones solares, es decir, explosiones de energía en la atmósfera exterior del Sol. Cuando estas ráfagas alcanzan la Tierra, pueden saturar los receptores de radiofrecuencia y provocar fallos o pérdidas de precisión en los sistemas de navegación por satélite, comunicaciones de emergencia y otras aplicaciones dependientes de señales limpias. Este tipo de perturbaciones puede suponer un riesgo para la aviación, la navegación marítima e incluso para la infraestructura eléctrica, subrayando la urgencia de entender y prever estos fenómenos.
El papel pionero de la misión SunRISE
La misión SunRISE, gestionada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en el sur de California, supone un paso adelante en la observación del Sol. Se trata de una constelación de seis pequeños satélites, conocidos como CubeSats, que funcionan en conjunto como un radiointerferómetro espacial. Orbitando la Tierra en formación, estos satélites capturan simultáneamente señales de radio provenientes del Sol, permitiendo reconstruir mapas tridimensionales de las explosiones solares y su evolución en tiempo real.
La ventaja de SunRISE sobre los observatorios terrestres radica en su ubicación fuera de la atmósfera, lo que elimina las distorsiones atmosféricas y permite captar frecuencias de radio que no llegan a la superficie terrestre. Además, al combinar las observaciones de múltiples satélites, el sistema logra una resolución angular mucho mayor, imprescindible para discernir con precisión los orígenes y trayectorias de las ráfagas de radio solares.
Avances técnicos y científicos
Durante la campaña Ground Radio Lab, los científicos han podido registrar y analizar en detalle numerosas ráfagas de radio, estudiando su relación con las eyecciones de masa coronal y los campos magnéticos solares. Los datos recogidos están permitiendo identificar patrones de propagación y comprender mejor los procesos físicos que desencadenan estas explosiones.
Históricamente, la observación de las tormentas solares y sus efectos sobre la radiofrecuencia se remonta a mediados del siglo XX, cuando los primeros sistemas de comunicación y radar empezaron a detectar interferencias correlacionadas con la actividad solar. Sin embargo, la tecnología actual permite un nivel de detalle y precisión sin precedentes, abriendo la puerta a modelos predictivos más fiables.
Implicaciones para el futuro
El conocimiento obtenido gracias a SunRISE y a la colaboración internacional permitirá desarrollar mejores sistemas de alerta temprana ante fenómenos solares extremos. Esto es fundamental para mitigar los riesgos asociados a la dependencia creciente de la navegación y comunicación por satélite, especialmente en sectores críticos como la aviación, el transporte marítimo y los servicios de emergencia.
Además, la misión contribuye a los preparativos para futuras misiones tripuladas a la Luna y Marte, donde la exposición a la radiación solar y las tormentas magnéticas supone un desafío adicional para la seguridad de los astronautas y el funcionamiento de los equipos.
En definitiva, comprender y anticipar las ráfagas de radio solares es clave para garantizar la fiabilidad de las infraestructuras tecnológicas de la sociedad actual y futura, marcando un nuevo hito en la colaboración entre ciencia, ingeniería y exploración espacial.
(Fuente: NASA)

 
							 
							