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Dragonfly: el dron de la NASA que buscará vida en la luna Titán de Saturno

Dragonfly: el dron de la NASA que buscará vida en la luna Titán de Saturno

En el verano de 2028, la NASA dará un paso sin precedentes en la exploración interplanetaria con el lanzamiento de Dragonfly, una ambiciosa misión robótica que llevará un dron cuatrirrotor a la superficie de Titán, la mayor luna de Saturno. Esta misión, seleccionada en el marco del programa New Frontiers, promete revolucionar el estudio de entornos extremos y sentar las bases para la búsqueda de vida más allá de la Tierra.

Dragonfly representa una apuesta tecnológica sin precedentes: será la primera vez que un vehículo aéreo autónomo volará en la atmósfera de otro mundo, desplazándose entre docenas de localizaciones a lo largo de un periodo de al menos 2,7 años terrestres. El objetivo principal de esta misión es analizar la compleja química orgánica de Titán, un mundo helado cubierto de mares y lagos de metano y etano líquidos, y con una atmósfera rica en nitrógeno y compuestos orgánicos. Esta combinación convierte a Titán en un análogo único de la Tierra primitiva, lo que lo sitúa en el punto de mira de científicos que estudian el origen de la vida.

El lanzamiento de Dragonfly está previsto a bordo de un cohete Falcon Heavy de SpaceX, marcando así la primera colaboración de este tipo entre la NASA y la compañía de Elon Musk para una misión planetaria de este calibre. El Falcon Heavy, con su capacidad de carga y fiabilidad demostrada en misiones previas, es el candidato ideal para enviar el vehículo y su plataforma de descenso en un viaje interplanetario de más de 1.300 millones de kilómetros.

A diferencia de los rover tradicionales, Dragonfly podrá desplazarse por el aire, cubriendo distancias de hasta 8 kilómetros por vuelo y permitiendo el acceso a terrenos que serían inalcanzables por medios terrestres. Su diseño incluye ocho rotores redundantes y está equipado con sistemas de navegación autónoma de última generación, capaces de sortear obstáculos y seleccionar automáticamente los mejores puntos de aterrizaje. La energía necesaria para su funcionamiento la proporcionará una batería recargable mediante un generador termoeléctrico de radioisótopos, tecnología ya utilizada en misiones como el rover Curiosity de Marte.

Históricamente, la exploración de Titán ha sido limitada. La sonda Cassini, junto con el módulo europeo Huygens, proporcionó en 2005 las primeras imágenes directas de la superficie, revelando dunas de hidrocarburos y canales de ríos. Sin embargo, la incapacidad de Huygens para moverse más allá de su punto de aterrizaje dejó numerosos interrogantes abiertos. Dragonfly, por su parte, está diseñado para superar estas limitaciones: explorará un amplio rango de ubicaciones, desde campos de dunas hasta cráteres de impacto, en busca de moléculas complejas y posibles indicios de procesos prebióticos.

El aspecto científico más destacado de la misión será el análisis de muestras superficiales y subterráneas mediante espectrómetros de masas y láser, herramientas capaces de detectar compuestos orgánicos, aminoácidos y otras moléculas asociadas a la vida. Además, Dragonfly estudiará la meteorología y la dinámica atmosférica de Titán, proporcionando datos valiosos para futuras misiones tripuladas o robóticas.

La elección de SpaceX para el lanzamiento consolida la tendencia de la NASA a colaborar con empresas privadas, un modelo que ha sido replicado por otras agencias y compañías del sector. Blue Origin, por ejemplo, planea lanzar próximamente misiones de logística lunar con su módulo Blue Moon, mientras que la española PLD Space avanza en el desarrollo de cohetes reutilizables como Miura 1 y Miura 5, orientados al mercado europeo de lanzamientos suborbitales y orbitales. Por su parte, Virgin Galactic sigue centrada en el turismo suborbital con su SpaceShipTwo, aunque también explora aplicaciones científicas y comerciales de su tecnología.

En el ámbito internacional, la Agencia Espacial Europea (ESA) y otras agencias públicas y privadas observan con interés la capacidad de Dragonfly para abrir nuevos caminos en la exploración de cuerpos planetarios con atmósfera densa. El éxito de esta misión podría allanar el terreno para futuras expediciones a Venus, Marte o incluso exoplanetas con condiciones extremas.

En definitiva, Dragonfly no solo aspira a responder a la pregunta de si Titán alberga los ingredientes necesarios para la vida, sino que también demostrará el potencial de la movilidad aérea en otros mundos, marcando un antes y un después en la exploración espacial.

(Fuente: NASASpaceflight)