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ArianeGroup avanza en la misión ExoMars con la recepción del escudo térmico trasero

ArianeGroup avanza en la misión ExoMars con la recepción del escudo térmico trasero

El desarrollo europeo de la exploración marciana da un paso adelante con la entrega del segundo componente del escudo térmico trasero de la misión ExoMars, realizada por el fabricante francés Loiretech a las instalaciones de ArianeGroup en Saint-Médard-en-Jalles, cerca de Burdeos. Esta entrega marca un hito clave en la reactivación del programa ExoMars, una de las grandes apuestas de la Agencia Espacial Europea (ESA) para situar un rover europeo en la superficie de Marte, un objetivo que ha atravesado múltiples desafíos técnicos, logísticos y políticos en los últimos años.

El escudo térmico es un elemento fundamental para proteger la nave y, especialmente, el rover Rosalind Franklin durante la peligrosa entrada en la atmósfera marciana. La atmósfera de Marte, aunque mucho más tenue que la terrestre, supone un desafío considerable por la velocidad de entrada y la generación de altas temperaturas debidas a la fricción. Por ello, la fabricación de maquetas y modelos de ensayo, como la que acaba de suministrar Loiretech, es esencial para validar los diseños y los materiales que finalmente viajarán al planeta rojo.

La pieza entregada a ArianeGroup corresponde a una reproducción a escala real del segmento trasero del escudo térmico, que permitirá realizar pruebas de integración y ensayos estructurales. Este desarrollo es parte de los trabajos preliminares tras la reconfiguración de la misión ExoMars, originalmente prevista para 2022 pero pospuesta debido a la interrupción de la colaboración con la agencia espacial rusa Roscosmos tras la invasión de Ucrania.

Thales Alenia Space, líder del proyecto en esta nueva etapa, ha tomado el relevo para rediseñar y adaptar los sistemas críticos de aterrizaje y protección térmica, que en la versión original dependían en parte de tecnología rusa. El escudo térmico es uno de los puntos más delicados: debe soportar cargas térmicas de hasta 1.800 grados Celsius durante la entrada y desacelerar la nave de velocidades superiores a 20.000 km/h a apenas unos metros por segundo antes de contactar con la superficie.

El rover Rosalind Franklin, bautizado en honor a la científica británica pionera en el estudio del ADN, representa la culminación de décadas de desarrollo tecnológico europeo en robótica planetaria. Su objetivo principal es buscar indicios de vida pasada en Marte, perforando hasta dos metros de profundidad para analizar muestras protegidas de la radiación superficial. Se espera que, una vez superados los obstáculos logísticos y políticos, la misión pueda finalmente despegar a finales de esta década, probablemente a bordo de un lanzador Ariane 6, el nuevo cohete europeo que también afronta sus propias fases críticas de validación.

El desarrollo de ExoMars se encuadra en un contexto internacional de creciente interés por Marte, en el que la ESA compite y colabora con agencias como la NASA, que actualmente opera con éxito los rovers Perseverance y Curiosity en el planeta rojo. Mientras tanto, SpaceX, la compañía de Elon Musk, sigue adelante con sus planes para el transporte interplanetario a través de la Starship, aunque centrados más en la logística de grandes cargas y, a largo plazo, en la presencia humana. Por su parte, el sector privado europeo, representado por empresas como PLD Space en España, se orienta principalmente hacia el acceso orbital y suborbital, pero observa con atención los desarrollos en exploración planetaria como una posible vía de diversificación futura.

La recepción de este componente del escudo térmico por parte de ArianeGroup refuerza la autonomía tecnológica europea en un momento de redefinición de alianzas internacionales en el espacio. Además, subraya la importancia de la colaboración industrial dentro del continente, con empresas de Francia, Italia, España y Alemania trabajando codo con codo para llevar a buen puerto una de las misiones más complejas jamás emprendidas por la ESA.

Mientras tanto, la búsqueda de exoplanetas y el desarrollo de tecnologías para la observación del universo prosiguen a gran ritmo, con misiones como CHEOPS y el futuro telescopio ARIEL, ambos también bajo liderazgo europeo, demostrando que la ESA no solo apuesta por Marte, sino que refuerza su papel en la astronomía y la astrofísica de vanguardia.

El avance en la construcción y validación del escudo térmico de ExoMars no solo acerca el sueño europeo de explorar Marte, sino que también consolida la capacidad industrial y científica del continente para afrontar los grandes retos de la exploración espacial en la próxima década.

(Fuente: European Spaceflight)