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BepiColombo: La odisea tecnológica hacia Mercurio, el planeta de los extremos

BepiColombo: La odisea tecnológica hacia Mercurio, el planeta de los extremos

La misión BepiColombo, emprendida conjuntamente por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), continúa su travesía épica hacia Mercurio, uno de los planetas más enigmáticos y extremos del Sistema Solar. Esta expedición, compuesta por tres elementos principales —el Orbitador Planetario de Mercurio (MPO, apodado “Bepi”), el Orbitador Magnetosférico de Mercurio (MMO, conocido como “Mio”) y el Módulo de Transferencia a Mercurio (MTM)—, representa uno de los retos más ambiciosos de la ingeniería espacial contemporánea.

Un viaje de precisión milimétrica

Lanzada en octubre de 2018 a bordo de un Ariane 5 desde Kourou, la misión BepiColombo está realizando una de las trayectorias más complejas jamás planificadas en la exploración planetaria. Su destino, Mercurio, orbita tan cerca del Sol que el viaje requiere una coreografía precisa de asistencias gravitacionales: una maniobra que aprovecha la gravedad de planetas cercanos para ajustar velocidad y rumbo con un consumo mínimo de combustible. BepiColombo ya ha realizado una asistencia gravitatoria con la Tierra (2020), dos con Venus (2020 y 2021) y cuatro con Mercurio (2021-2024); todavía le resta una última asistencia antes de entrar en la órbita definitiva en 2025.

Tecnología punta para soportar condiciones extremas

Mercurio es un mundo inhóspito, con temperaturas que oscilan entre los -180 °C en la noche y los 430 °C durante el día. Para soportar estos rigores, el diseño de los tres módulos incluye sistemas de aislamiento térmico y paneles solares articulados, capaces de resistir la intensa radiación solar. El MTM, que lleva a Bepi y Mio hasta las proximidades de Mercurio, utiliza propulsión iónica para maximizar la eficiencia energética en el viaje de más de 9.000 millones de kilómetros.

El MPO, desarrollado por la ESA, está equipado con once instrumentos científicos de última generación para cartografiar la superficie, analizar la composición química y estudiar la exosfera y el campo magnético de Mercurio. Por su parte, Mio, el orbitador japonés, centrará su investigación en la magnetosfera del planeta, una rareza en el sistema solar interior, dado que Mercurio es, junto a la Tierra, el único planeta rocoso que posee un campo magnético significativo.

El legado de las misiones previas

BepiColombo es la tercera misión en visitar Mercurio, tras Mariner 10 de la NASA (1974-1975) y la sonda Messenger, también estadounidense (2004-2015). Mariner 10 fue pionera en utilizar asistencias gravitacionales y proporcionó las primeras imágenes cercanas del planeta, aunque solo cartografió un 45% de su superficie. Messenger, por su parte, orbitó Mercurio durante cuatro años, revelando datos sorprendentes sobre los hielos polares, la composición de la corteza y la dinámica de su campo magnético.

BepiColombo, sin embargo, va mucho más allá: operará dos orbitadores simultáneamente, permitiendo un estudio tridimensional y coordinado de la interacción entre el viento solar y la magnetosfera, así como una cartografía global de la superficie con una resolución sin precedentes.

Hallazgos preliminares y expectativas

Durante los sobrevuelos de aproximación, los instrumentos de BepiColombo ya han comenzado a rendir frutos. Las cámaras han enviado imágenes de regiones nunca antes vistas, y los sensores magnéticos han detectado variaciones en el campo magnético y en la interacción con el viento solar. Asimismo, los espectrómetros han proporcionado datos sobre la composición de la exosfera, abriendo nuevas preguntas sobre el origen del planeta y su evolución.

Los científicos esperan que, una vez en órbita, la misión pueda desvelar los misterios sobre el núcleo de Mercurio, que se cree ocupa más del 60% de su volumen, y sobre la formación de sus extraños “hoyos” superficiales, así como la razón de la longevidad de su campo magnético. Además, el estudio del planeta más próximo al Sol tiene implicaciones directas para la comprensión de los exoplanetas rocosos que orbitan estrellas cercanas, un campo en el que Europa y Estados Unidos —con telescopios como el James Webb y misiones como CHEOPS— lideran la vanguardia.

La colaboración internacional, clave del éxito

BepiColombo es un ejemplo paradigmático de la colaboración internacional en la exploración del espacio profundo, uniendo la experiencia europea y japonesa en tecnología, ciencia y gestión de misiones interplanetarias. Mientras SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic centran sus esfuerzos en la nueva carrera espacial comercial, y empresas como la española PLD Space avanzan en el desarrollo de lanzadores reutilizables, la investigación científica de alto nivel sigue teniendo un papel crucial en la comprensión de nuestro lugar en el cosmos.

El viaje de Bepi, Mio y el MTM continúa desafiando los límites de la ingeniería y el conocimiento, acercándonos, paso a paso, a desvelar los secretos del misterioso Mercurio.

(Fuente: ESA)