BepiColombo: Un Año para Desvelar los Secretos de Mercurio, el Planeta Olvidado

La misión BepiColombo, fruto de la colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), se encuentra en la fase final de su largo viaje hacia Mercurio. Lanzada en octubre de 2018 a bordo de un cohete Ariane 5 desde la Guayana Francesa, la nave ha recorrido más de siete años y millones de kilómetros, enfrentándose a las difíciles condiciones del entorno espacial para llegar al planeta más cercano al Sol, cuya exploración sigue siendo un reto tanto técnico como científico.
BepiColombo no es una sonda convencional, sino una compleja misión compuesta por dos orbitadores: el Mercury Planetary Orbiter (MPO) de la ESA y el Mercury Magnetospheric Orbiter (MIO, también conocido como Mio) de JAXA. Ambos viajan acoplados junto con el Módulo de Transferencia de Mercurio (MTM), que proporciona la propulsión eléctrica y la energía necesarias para soportar el viaje interplanetario. La misión debe su nombre al ingeniero italiano Giuseppe “Bepi” Colombo, quien propuso la técnica de asistencia gravitatoria para reducir el consumo de combustible en trayectorias planetarias.
Durante estos años de travesía, BepiColombo ha ejecutado con éxito una compleja serie de maniobras gravitacionales: una primera asistencia en la Tierra en abril de 2020, dos sobrevuelos a Venus y hasta seis encuentros con Mercurio, cada uno de los cuales ha servido para ajustar la velocidad y la trayectoria de la nave, permitiéndole ahorrar combustible y prepararse para la inserción orbital definitiva. Estas operaciones no solo han puesto a prueba la robustez de la sonda y su tecnología, sino que han proporcionado valiosos datos científicos de los planetas visitados durante los sobrevuelos, como imágenes inéditas de Venus y Mercurio.
El año que queda antes de su llegada servirá para afinar los últimos detalles técnicos y preparar el complejo proceso de separación de los módulos. Una vez en la órbita de Mercurio, la nave se dividirá: el MPO y el MIO comenzarán sus operaciones científicas independientes, orbitando el planeta en trayectorias diferentes para maximizar la cobertura y la variedad de medidas.
Las expectativas científicas son enormes. Mercurio, pese a su proximidad al Sol, es el menos explorado de los planetas rocosos del Sistema Solar. Solo dos misiones han visitado sus inmediaciones: la Mariner 10 en los años setenta, que realizó tres sobrevuelos, y la sonda Messenger de la NASA, que orbitó el planeta entre 2011 y 2015. Sin embargo, muchas de sus características siguen siendo un enigma: su existencia de campo magnético, la composición de su núcleo, la presencia de hielo en los polos y los procesos geológicos que han modelado su superficie bajo temperaturas extremas.
El MPO, equipado con 11 instrumentos de última generación, se centrará en cartografiar la superficie, analizar la composición química y mineralógica, y estudiar la exosfera y la interacción entre la magnetosfera y el viento solar. Por su parte, el MIO de JAXA investigará el entorno magnético y las partículas energéticas que rodean el planeta, cruciales para entender la dinámica de su misterioso campo magnético, único entre los planetas pequeños.
Mientras tanto, el sector aeroespacial internacional sigue dando pasos gigantescos en otras áreas. SpaceX continúa ampliando su programa Starship, con lanzamientos de prueba que buscan allanar el camino para misiones tripuladas a la Luna y Marte. Blue Origin, por su parte, acelera su calendario para vuelos suborbitales turísticos y participa en el desarrollo de módulos lunares para la NASA. Virgin Galactic mantiene su objetivo de ofrecer vuelos espaciales comerciales, mientras que empresas y agencias de todo el mundo, como la española PLD Space, avanzan en el desarrollo de lanzadores reutilizables y nuevas tecnologías de propulsión.
En paralelo, el descubrimiento y caracterización de exoplanetas sigue en auge, con misiones como TESS y CHEOPS aportando datos para encontrar mundos potencialmente habitables. La exploración planetaria, tanto pública como privada, vive un momento de efervescencia sin precedentes.
BepiColombo, sin embargo, destaca por su ambición científica y su sofisticada ingeniería. La misión promete arrojar luz sobre procesos fundamentales de formación planetaria y evolución del Sistema Solar, con hallazgos que podrían tener implicaciones en la búsqueda de exoplanetas similares a Mercurio. Cuando, en 2025, ambos orbitadores comiencen a enviar sus primeros datos desde la órbita de Mercurio, se abrirá una nueva era en la comprensión de los planetas interiores y su relación con nuestro propio planeta.
Un año antes de su llegada, BepiColombo representa el esfuerzo internacional y la excelencia tecnológica al servicio de la ciencia, preparado para desvelar los secretos del planeta menos conocido de nuestro vecindario solar.
(Fuente: ESA)
