Copernicus Sentinel-6B: Europa y EE UU ultiman el satélite clave para el nivel del mar

El satélite Copernicus Sentinel-6B, la última joya de la observación terrestre europea, ha comenzado su fase final de preparación en California tras su llegada hace unas semanas. Su lanzamiento está previsto para el próximo mes de noviembre, en un esfuerzo conjunto entre la Agencia Espacial Europea (ESA), la NASA y la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). Este sofisticado satélite tiene la misión de continuar y perfeccionar la vigilancia global del nivel del mar, una de las variables más críticas para entender y combatir el cambio climático.
Un relevo esencial en la vigilancia oceánica
Sentinel-6B es el segundo de dos satélites gemelos diseñados para dar continuidad a la monitorización del nivel de los océanos iniciada en los años 90. Su predecesor, Sentinel-6A (rebautizado como Sentinel-6 Michael Freilich en homenaje al científico estadounidense), fue lanzado en noviembre de 2020 y ha venido proporcionando datos de altísima precisión sobre la altura de los mares.
Ambos satélites forman parte del programa Copernicus, la iniciativa europea de observación de la Tierra más ambiciosa del mundo, que opera en colaboración con la NASA y la NOAA. Esta cooperación transatlántica ha sido fundamental para mantener una serie de datos ininterrumpida durante más de tres décadas, desde los tiempos de TOPEX/Poseidon (1992), Jason-1 (2001), Jason-2 (2008) y Jason-3 (2016).
Tecnología de vanguardia para un reto global
El Sentinel-6B está equipado con un avanzado altímetro de radar Poseidon-4, que emplea tecnología de banda Ku/C para medir la altura de la superficie marina con una precisión del orden de centímetros. Complementado por un radiómetro de microondas y sistemas GNSS para geo-referenciación precisa, el satélite podrá detectar incluso pequeños cambios en el nivel del mar, esenciales para modelar las consecuencias del calentamiento global y la expansión térmica de los océanos.
Además, uno de los objetivos principales es distinguir con claridad entre la subida generalizada del nivel del mar y las fluctuaciones locales o temporales debidas a fenómenos meteorológicos como El Niño o La Niña. Así, Sentinel-6B permitirá a científicos y responsables políticos anticipar riesgos costeros, prever inundaciones y mejorar los modelos climáticos.
Preparativos en la costa oeste estadounidense
Tras un meticuloso viaje desde Europa hasta la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California, los equipos técnicos han iniciado la compleja tarea de revisar, ensamblar y probar el satélite en las instalaciones de integración. Durante los próximos meses, Sentinel-6B será sometido a rigurosas comprobaciones para asegurar que todos sus sistemas funcionan perfectamente y soportarán las exigencias del lanzamiento y el entorno espacial.
El lanzamiento se realizará a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, que ya cuenta con una sólida experiencia en misiones científicas para NASA y ESA. La elección de SpaceX refuerza la tendencia de colaboración entre agencias públicas y empresas privadas, un modelo que se consolida año tras año en la exploración y observación espacial.
El contexto internacional: nuevas carreras y cooperación
Mientras Sentinel-6B se alista para su misión, la actualidad espacial vive un momento vibrante. SpaceX, además de su papel en lanzamientos comerciales, ha avanzado notablemente con su nave Starship, que aspira a cambiar el paradigma del transporte espacial. Al mismo tiempo, Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, anunció nuevos vuelos suborbitales de su New Shepard y continúa el desarrollo de su lanzador orbital New Glenn, con la vista puesta en competir con SpaceX y ULA (United Launch Alliance) en el sector de grandes cargas.
Por su parte, la NASA prepara el lanzamiento de la misión Artemis II, que devolverá astronautas a la órbita lunar, mientras que en España, PLD Space logró hace pocos meses lanzar con éxito el cohete Miura 1, primer lanzador suborbital privado en Europa occidental, abriendo así nuevas expectativas para la industria aeroespacial nacional.
En el ámbito de la exploración exoplanetaria, el telescopio espacial James Webb ha comenzado a ofrecer resultados espectaculares, detectando atmósferas en planetas lejanos y allanando el camino para futuras misiones europeas como Ariel, prevista para finales de la década. Incluso Virgin Galactic, tras superar varios incidentes, ha retomado sus vuelos turísticos suborbitales, demostrando que la industria espacial privada sigue en auge.
Un futuro marcado por la vigilancia y la sostenibilidad
Sentinel-6B representa un eslabón clave en la cadena de vigilancia del medio ambiente global. Su precisa monitorización del nivel del mar no solo servirá a investigadores y climatólogos, sino que será una herramienta indispensable para gobiernos y comunidades costeras de todo el mundo. Cuando el satélite entre en funcionamiento, la humanidad dispondrá de una visión aún más detallada de la salud de los océanos y, en definitiva, del propio planeta.
El lanzamiento de Sentinel-6B reafirma el compromiso internacional con la ciencia y la sostenibilidad, y marca otro hito en la colaboración entre Europa y Estados Unidos para afrontar los desafíos del siglo XXI. (Fuente: ESA)
