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El demostrador reutilizable FROG-H de la agencia espacial francesa aplaza su estreno a 2026

El demostrador reutilizable FROG-H de la agencia espacial francesa aplaza su estreno a 2026

La carrera europea por alcanzar la reutilización de cohetes, vital para la competitividad en el sector aeroespacial, sufre un nuevo retraso. El Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), la agencia espacial de Francia, ha confirmado el aplazamiento del lanzamiento inaugural de su demostrador de cohete reutilizable FROG-H, posponiendo la fecha prevista para principios de 2025 hasta algún momento de 2026. Esta decisión supone un revés para la hoja de ruta gala en el desarrollo de vehículos espaciales de nueva generación, en un contexto internacional de avances acelerados liderados por empresas como SpaceX y Blue Origin.

El programa FROG (Rocket for GNC Demonstration) fue concebido por la Dirección de Lanzadores de CNES como una plataforma experimental destinada a perfeccionar las tecnologías de guiado, navegación y control (GNC, por sus siglas en inglés) imprescindibles para la reutilización de etapas propulsoras. Desde su primera versión en 2018, el FROG ha servido como banco de pruebas de algoritmos y sistemas de control, simulando maniobras de aterrizaje vertical similares a las efectuadas por los Falcon 9 de SpaceX o los New Shepard de Blue Origin.

El FROG-H, evolución de sus predecesores, representa la apuesta más ambiciosa del CNES hasta la fecha. Esta nueva variante incorpora mejoras sustanciales en sistemas de propulsión, aviónica y recuperación, así como una mayor capacidad para ensayar perfiles de vuelo realistas y aterrizajes precisos con propulsión retroactiva. El objetivo declarado es dotar a la industria europea de las competencias técnicas necesarias para desarrollar lanzadores orbitales reutilizables en la próxima década, una tarea en la que Estados Unidos lleva clara ventaja.

No obstante, el desarrollo de tecnologías de reutilización representa un auténtico desafío. Requiere la integración de motores capaces de soportar múltiples encendidos, estructuras ligeras pero resistentes y algoritmos de navegación extremadamente precisos. En el caso del FROG-H, el CNES se ha volcado en perfeccionar los sistemas de control autónomo durante el descenso, una fase crítica para garantizar la integridad y la reutilización del vehículo.

El retraso anunciado por el CNES responde a la necesidad de madurar aún más estos sistemas antes de afrontar vuelos de prueba completos. Aunque se han realizado con éxito pruebas de encendido estático y saltos controlados a baja altitud, la agencia francesa prefiere adoptar un enfoque prudente, evitando riesgos que puedan comprometer la misión o el propio demostrador. Este tipo de cautela es habitual en los programas espaciales públicos, en contraste con la cultura de iteración rápida de compañías privadas como SpaceX, que ha normalizado los lanzamientos y aterrizajes de cohetes reutilizables tras años de ensayos y explosiones controladas.

La demora en el calendario del FROG-H tiene una lectura estratégica. Europa, y en particular Francia, aspira a no depender de terceros países o empresas para el acceso al espacio, especialmente en un contexto de creciente demanda de lanzamientos comerciales y de defensa. Competidores directos como PLD Space, la firma española que recientemente logró el vuelo inaugural y recuperación de su cohete MIURA 1, demuestran que el continente no está exento de talento ni de capacidades. Sin embargo, la escala y la financiación de los programas estadounidenses sigue siendo un reto.

En el panorama internacional, la irrupción de la reutilización ha transformado radicalmente la economía de los lanzamientos. SpaceX, con su familia Falcon 9 y Falcon Heavy, ha reducido drásticamente los costes por lanzamiento al reutilizar primeras etapas, mientras que Blue Origin continúa perfeccionando el aterrizaje vertical con su New Shepard y avanza en el desarrollo del orbital New Glenn. Por su parte, la NASA, aunque centrada en el programa Artemisa y el lanzamiento del cohete SLS, ha apostado decididamente por la colaboración con empresas privadas, acelerando la innovación en el sector.

El programa FROG del CNES se enmarca en una estrategia más amplia de modernización de los lanzadores europeos, que incluye el desarrollo de cohetes como Ariane Next y la exploración de nuevas arquitecturas propulsivas y estructuras ultraligeras. No obstante, la ventana de oportunidad para Europa se estrecha: si no logra acortar los plazos y avanzar a un ritmo competitivo, podría quedar relegada a un papel secundario en el mercado global de lanzamiento de satélites y misiones científicas.

A pesar del retraso, el CNES reafirma su compromiso con la innovación y la autonomía estratégica europea en el acceso al espacio. El éxito final del FROG-H será fundamental para determinar si Europa puede sumarse a la élite de la reutilización espacial y afrontar con garantías los desafíos tecnológicos y comerciales de la próxima década.

(Fuente: European Spaceflight)