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El demostrador Themis de ArianeGroup avanza, pero sigue acumulando retrasos

El demostrador Themis de ArianeGroup avanza, pero sigue acumulando retrasos

El programa Themis, el ambicioso demostrador de etapa reutilizable liderado por ArianeGroup, continúa dando pasos adelante, aunque su calendario inicial se haya visto notablemente desplazado. Concebido como la apuesta europea para competir en la era de los lanzadores reutilizables, Themis debería haber realizado ya sus primeras pruebas de vuelo, pero la realidad es que el proyecto acumula varios años de retraso, lo que pone de manifiesto los enormes desafíos tecnológicos y organizativos que afronta la industria espacial del continente.

Themis nació en 2020 bajo el paraguas de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la coordinación de ArianeGroup, la empresa franco-alemana responsable de los cohetes Ariane. Su objetivo es claro: desarrollar una etapa propulsora reutilizable, capaz de despegar y aterrizar de manera vertical, con la mirada puesta en reducir costes y mantener la competitividad frente a los gigantes privados estadounidenses como SpaceX o Blue Origin. Para ello, Themis se basa en el motor Prometheus, el primer motor europeo de bajo coste, reutilizable y alimentado por metano y oxígeno líquido.

La inspiración detrás de Themis es innegable. Desde el primer aterrizaje exitoso de la primera etapa de un Falcon 9 de SpaceX en 2015, la industria ha cambiado radicalmente. La capacidad de reutilizar partes críticas del lanzador ha permitido una reducción de costes sin precedentes y ha impulsado una mayor frecuencia de lanzamientos. Mientras tanto, Europa se ha mantenido fiel a lanzadores desechables como los Ariane 5 y 6, y el Vega, perdiendo así terreno frente a la competencia. Themis, por tanto, representa el intento más serio del viejo continente para revertir esta tendencia.

Sin embargo, el desarrollo de tecnología de reutilización no es tarea sencilla. Además de los retos técnicos –como el diseño de sistemas de propulsión fiables, estructuras ligeras pero resistentes, y algoritmos de aterrizaje autónomo–, Europa afronta obstáculos organizativos y presupuestarios. El programa Themis debía estar realizando ya pruebas de salto vertical y aterrizaje en el centro espacial de Kiruna, en Suecia, pero la realidad es que, a día de hoy, sólo se han completado pruebas de estática y de ignición a baja escala.

El motor Prometheus, piedra angular del proyecto, también ha sufrido demoras. Aunque las primeras pruebas en banco de ensayos han sido satisfactorias, su integración en el demostrador de Themis se ha visto pospuesta en repetidas ocasiones. Este motor, que en teoría costará un décimo de lo que cuesta actualmente un Vulcain 2 (el motor del Ariane 5 y 6), aún debe demostrar su fiabilidad en condiciones reales de vuelo y recuperación.

Mientras tanto, los rivales no han esperado. SpaceX continúa batiendo récords de reutilización con sus Falcon 9 y Falcon Heavy, y ya prepara la transición hacia la Starship, una nave totalmente reutilizable que promete revolucionar el acceso al espacio profundo. Blue Origin, por su parte, ha reanudado los vuelos de prueba del New Shepard y sigue avanzando en el desarrollo del propulsor BE-4 y el cohete New Glenn, ambos con capacidades de recuperación. Incluso China y Rusia han presentado prototipos de etapas reutilizables, conscientes de que el futuro del sector pasa necesariamente por esta vía.

En este contexto, la presión sobre ArianeGroup y la ESA es máxima. Los retrasos de Themis se suman a las dificultades que afronta el programa Ariane 6, cuyo primer vuelo se ha pospuesto varias veces y que, de momento, no contará con ninguna capacidad de recuperación. La industria europea, acostumbrada a liderar el mercado de lanzamientos comerciales durante décadas, ve cómo su cuota se reduce ante el empuje de los nuevos actores privados y la rebaja de precios que implica la reutilización.

No obstante, Themis sigue siendo una pieza fundamental en la hoja de ruta europea. Si las pruebas de salto y aterrizaje se llevan a cabo en 2025 como está previsto ahora, Europa podría recuperar parte del terreno perdido y sentar las bases para un futuro lanzador competitivo, eficiente y sostenible. De hecho, la ESA prevé que las tecnologías desarrolladas en Themis y Prometheus puedan integrarse en la próxima generación de cohetes europeos, adaptándose a las demandas del mercado y a las misiones de exploración planetaria.

El éxito o fracaso de Themis tendrá, por tanto, repercusiones profundas en la industria espacial europea. Mientras tanto, compañías emergentes como PLD Space en España, con su cohete MIURA 1 y los planes para el MIURA 5, demuestran que la innovación también puede venir de actores más pequeños y ágiles, abriendo la puerta a una nueva etapa de competitividad y colaboración dentro del sector.

En definitiva, Themis simboliza tanto las aspiraciones como las dificultades de Europa para mantener su relevancia en la carrera espacial. Solo el tiempo dirá si el esfuerzo dará sus frutos y si el viejo continente logrará sumarse plenamente a la revolución de la reutilización, o si quedará relegado a un papel secundario en la conquista del espacio.

(Fuente: Arstechnica)