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El desafío de convertirse en astronauta: Pablo Álvarez Fernández desvela el exigente entrenamiento de la ESA

El desafío de convertirse en astronauta: Pablo Álvarez Fernández desvela el exigente entrenamiento de la ESA

Convertirse en astronauta es mucho más que una aventura espacial: implica una formación rigurosa, exigente y multidisciplinar para afrontar los retos extremos del espacio. Pablo Álvarez Fernández, ingeniero aeronáutico y uno de los nuevos astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha compartido recientemente su experiencia en el selecto y exigente proceso de entrenamiento que prepara a los candidatos para misiones en la Estación Espacial Internacional (ISS) y, en un futuro próximo, para expediciones lunares y marcianas.

Un recorrido de Europa a Estados Unidos: la ruta formativa

El periplo de Álvarez Fernández comenzó en el Centro Europeo de Astronautas (EAC), situado en Colonia, Alemania, donde la ESA centraliza la formación de su cuerpo de astronautas. Aquí, Pablo ha recibido instrucción teórica y práctica sobre los sistemas de la ISS, operaciones de robótica, fisiología humana en microgravedad y protocolos médicos de emergencia.

La formación inicial se complementa con estancias prolongadas en el Johnson Space Center de la NASA, en Houston (Texas, EE. UU.), donde los candidatos europeos se integran con astronautas estadounidenses y de otras agencias internacionales. Esta colaboración transatlántica es fundamental para garantizar la interoperabilidad de los equipos en futuras misiones, especialmente en la Gateway lunar, donde la ESA desempeñará un papel clave.

Entrenamiento bajo el agua: el preludio del paseo espacial

Uno de los momentos más icónicos de la formación es el entrenamiento subacuático, simulando las condiciones de ingravidez a las que se enfrentarán durante los paseos espaciales o extravehiculares (EVA). Pablo Álvarez ha relatado la experiencia de sumergirse en la gigantesca piscina del Neutral Buoyancy Laboratory de la NASA, enfundado en un traje espacial de 145 kg. Bajo el agua, los astronautas practican tareas de mantenimiento, reparación y montaje de estructuras, replicando el trabajo que deberán realizar en el vacío del espacio.

La dificultad no es únicamente física —el traje limita los movimientos y multiplica el esfuerzo—, sino también psicológica, ya que obliga a mantener la concentración durante largas sesiones y a resolver imprevistos en condiciones extremas. El entrenamiento acuático es considerado por muchos como la fase más dura y realista antes de afrontar una verdadera EVA.

Preparación para emergencias: fuego y fugas de amoníaco

La seguridad es prioritaria en la ISS, donde cualquier incidente puede poner en peligro la vida de la tripulación y el éxito de la misión. Por ello, Pablo y sus compañeros han entrenado múltiples escenarios de emergencia, desde incendios a fugas de sustancias tóxicas como el amoníaco, empleado en los sistemas de refrigeración de la estación.

Durante estos ejercicios, los aspirantes aprenden a coordinarse en equipo, manejar extintores específicos y sellar compartimentos para aislar el foco del problema. Estas simulaciones buscan automatizar las respuestas bajo presión, reduciendo el margen de error en situaciones reales. La formación se refuerza con sesiones de supervivencia en tierra y mar, ya que las cápsulas pueden aterrizar en cualquier entorno tras el regreso a la Tierra.

Vida en Houston: multiculturalidad y trabajo en equipo

La estancia en Houston supone, además, una inmersión cultural en la vida de los astronautas. Pablo Álvarez destaca la importancia del trabajo en equipo, la gestión del estrés y la adaptación a ambientes multiculturales, ya que las tripulaciones de la ISS integran profesionales de la ESA, NASA, Roscosmos, JAXA y la agencia canadiense.

Esta diversidad es un reflejo de la nueva era de la exploración espacial, marcada por la cooperación internacional y la entrada de actores privados como SpaceX y Blue Origin, que ofrecen lanzadores reutilizables y servicios de transporte a la órbita baja. El auge de empresas como Virgin Galactic y el crecimiento de la industria de los exoplanetas, con misiones como CHEOPS o el telescopio James Webb, amplían el horizonte de los futuros astronautas y multiplican las oportunidades de exploración científica.

El futuro: de la Estación Espacial Internacional a la Luna y Marte

La formación de Pablo Álvarez Fernández es solo el inicio de una carrera que podría llevarle más allá de la órbita terrestre. La ESA, en colaboración con la NASA y otras agencias, prepara el regreso a la Luna mediante el programa Artemis y el desarrollo de la estación Gateway, donde astronautas europeos participarán activamente en las misiones. Además, los conocimientos adquiridos en las simulaciones de emergencia y los entrenamientos subacuáticos serán cruciales para afrontar los desafíos de la exploración lunar y, en el horizonte, los de Marte.

El camino hacia las estrellas es duro, pero imprescindible para garantizar la seguridad, la ciencia y el éxito de las próximas generaciones de exploradores espaciales. La experiencia de Pablo Álvarez Fernández ilustra la pasión y el rigor que caracterizan a los astronautas europeos, llamados a protagonizar una de las etapas más ambiciosas de la historia de la humanidad.

(Fuente: ESA)