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El Gran Chaco, al descubierto: los satélites revelan el impacto devastador del fuego en sus bosques

El Gran Chaco, al descubierto: los satélites revelan el impacto devastador del fuego en sus bosques

El avance de la deforestación en el Gran Chaco sudamericano ha sido motivo de alarma entre la comunidad científica internacional durante las últimas décadas, pero ahora, gracias a una combinación de datos satelitales de alta resolución a largo plazo, la magnitud y las causas de este fenómeno quedan expuestas con una claridad inédita. Así lo han presentado investigadores en el Living Planet Symposium de la Agencia Espacial Europea (ESA), celebrado esta semana, donde se han desvelado los últimos resultados del Climate Change Initiative (CCI), un ambicioso programa que recopila y cruza información recogida desde el espacio para analizar tendencias medioambientales globales.

El Gran Chaco, situado entre Argentina, Paraguay, Bolivia y una pequeña porción de Brasil, constituye el bosque seco más extenso del mundo después del Cerrado brasileño, y es considerado uno de los ecosistemas más amenazados del planeta. A pesar de su importancia ecológica —alberga más de 3.400 especies de plantas y cientos de especies de fauna, muchas de ellas endémicas—, la región está sufriendo una transformación acelerada debido a la expansión agrícola y ganadera. Sin embargo, la nueva generación de observaciones satelitales permite, por primera vez, cuantificar con precisión el ritmo y las causas directas de esta rápida transformación.

Según la ESA, la clave ha sido combinar imágenes de satélite obtenidas durante más de dos décadas por diferentes misiones, como Envisat, Sentinel-2 y Landsat, capaces de monitorizar cambios en la cobertura vegetal con un detalle de hasta 10 metros. El análisis de estos conjuntos de datos ha permitido a los científicos identificar patrones temporales y espaciales de deforestación, así como distinguir entre los diferentes agentes responsables. El hallazgo más llamativo es que, contrariamente a lo que se suponía hasta ahora —que la tala mecánica era la principal fuerza destructiva—, los incendios forestales, muchos de ellos de origen humano, constituyen el motor principal de la pérdida de bosques en el Gran Chaco.

La información recabada muestra que, a lo largo de la última década, la deforestación inducida por el fuego ha superado a la provocada por la maquinaria pesada, y que la frecuencia de incendios ha ido en aumento, especialmente en áreas fronterizas con nuevas explotaciones agrícolas. Los científicos alertan de que este patrón es preocupante, ya que el uso del fuego suele estar asociado a la conversión de masas forestales en pastizales y cultivos, una práctica que no solo elimina la vegetación autóctona sino que también deteriora el suelo y contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Desde un punto de vista técnico, el trabajo de la ESA representa un avance significativo en el seguimiento de los ecosistemas terrestres. El uso de algoritmos avanzados de procesamiento de imágenes y la integración de datos multiespectrales han permitido discriminar entre áreas afectadas por incendios recientes, incendios antiguos y deforestación por otros métodos, así como calcular la superficie total degradada año tras año. Este enfoque no solo proporciona información valiosa para la conservación, sino que también constituye una herramienta fundamental para las políticas de gestión forestal y climática, tanto a nivel regional como global.

La ESA destaca que este tipo de análisis se enmarca en una tendencia creciente de colaboración internacional en el ámbito de la observación terrestre. Diversas agencias espaciales públicas y privadas, como NASA, SpaceX, Blue Origin o incluso compañías como Planet Labs, están invirtiendo en nuevas tecnologías de teledetección para monitorizar el estado del planeta en tiempo real y con una resolución sin precedentes. El caso del Gran Chaco ilustra cómo la ciencia espacial puede contribuir, de manera directa, a la protección de algunos de los ecosistemas más frágiles y valiosos del mundo.

Sin embargo, la magnitud del problema pone de manifiesto la necesidad de actuar con urgencia. Según los datos presentados, si la tendencia actual no se revierte, el Gran Chaco podría perder hasta el 40% de su cobertura boscosa original antes de mediados de siglo, con consecuencias irreversibles para la biodiversidad, el clima y las comunidades locales. Los expertos insisten en que la combinación de información satelital, políticas de conservación y la implicación de la sociedad civil será crucial para frenar esta catástrofe silenciosa.

En conclusión, la tecnología espacial está arrojando luz sobre los mecanismos que amenazan los grandes pulmones verdes de la Tierra, permitiendo entender y, potencialmente, revertir su deterioro. La experiencia del Gran Chaco demuestra que, más allá de la exploración interplanetaria o el turismo suborbital, la observación de nuestro propio planeta sigue siendo uno de los mayores desafíos y logros de la era espacial moderna.

(Fuente: ESA)