El satélite Sentinel-1D refuerza la vigilancia terrestre europea tras su exitoso lanzamiento

El programa europeo Copernicus ha dado un nuevo paso adelante en la monitorización medioambiental y la observación terrestre con el lanzamiento del satélite Sentinel-1D. Este hito se produjo el 4 de noviembre de 2025 a las 22:02 horas CET, cuando un cohete Ariane 6 despegó desde el Puerto Espacial Europeo de la Guayana Francesa, llevando a bordo el esperado satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Sentinel-1D se suma a la constelación Sentinel-1, una misión iniciada en 2014 y concebida específicamente para ofrecer imágenes de radar de apertura sintética (SAR) de alta resolución, tanto de día como de noche y en cualquier condición meteorológica. Estos datos resultan fundamentales para aplicaciones tan variadas como la vigilancia de zonas inundables, monitoreo de movimientos terrestres, gestión de catástrofes naturales, vigilancia marítima y el seguimiento de glaciares y capas de hielo, entre muchas otras.
Innovación tecnológica al servicio de la Tierra
El Sentinel-1D incorpora los últimos avances en instrumentación radar, lo que le permite superar las capacidades de sus predecesores, Sentinel-1A y Sentinel-1B, lanzados en 2014 y 2016 respectivamente. El nuevo satélite está dotado de un radar C de última generación, que permite captar imágenes con una resolución espacial mejorada y una mayor eficiencia energética. Además, gracias a su sistema de almacenamiento y transmisión de datos optimizado, puede enviar a tierra grandes volúmenes de información en tiempo real, facilitando la toma de decisiones rápidas frente a emergencias ambientales.
Este satélite operará en una órbita polar a una altitud aproximada de 693 kilómetros, cubriendo la totalidad del planeta cada seis días en combinación con el resto de la constelación. Sus imágenes serán accesibles de forma gratuita para científicos, administraciones públicas, empresas y ciudadanos, reforzando el papel de Copernicus como programa de referencia mundial en el acceso abierto a datos medioambientales.
Un lanzamiento bajo el signo de Ariane 6
El éxito del lanzamiento del Sentinel-1D a bordo de un Ariane 6 subraya la apuesta europea por la autonomía en el acceso al espacio. El Ariane 6, desarrollado por la Agencia Espacial Europea junto con Airbus y Arianespace, está llamado a ocupar un lugar central en el panorama de lanzadores europeos tras la retirada progresiva del Ariane 5. Este nuevo lanzador es más versátil y rentable, capaz de transportar satélites de distinta envergadura y diseñados tanto para órbitas bajas como geoestacionarias, lo que multiplica las oportunidades para las misiones científicas y comerciales del continente.
La puesta en órbita del Sentinel-1D se suma a una serie de hitos espaciales recientes protagonizados por agencias tanto públicas como privadas. En Estados Unidos, SpaceX continúa batiendo récords con el lanzamiento de su megaconstelación Starlink y los avances del programa Starship, mientras que Blue Origin ha afianzado su papel en el turismo espacial y las misiones suborbitales. Por su parte, la NASA sigue adelante con Artemis, el ambicioso plan para volver a la Luna e iniciar la exploración tripulada de Marte.
En España, la compañía PLD Space ha protagonizado titulares tras el exitoso vuelo de su cohete MIURA 1, abriendo la puerta a una nueva generación de lanzadores ligeros europeos. Al otro lado del Atlántico, Virgin Galactic ha retomado sus vuelos turísticos suborbitales, consolidando la oferta espacial para clientes privados.
Vigilancia global y cooperación internacional
El Sentinel-1D y la familia Copernicus encarnan el espíritu de colaboración internacional y el compromiso de Europa con la sostenibilidad. La vigilancia continua de los océanos, suelos, bosques y atmósfera es esencial para anticipar fenómenos extremos, gestionar recursos y cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Más allá de su valor científico, los satélites Sentinel permiten desarrollar aplicaciones comerciales innovadoras y sistemas de alerta temprana frente a riesgos naturales y antrópicos.
El futuro de la observación espacial es prometedor, con nuevos telescopios y satélites en camino para descubrir exoplanetas, estudiar la formación del Sistema Solar y explorar el espacio profundo. Pero misiones como Sentinel-1D recuerdan que el conocimiento de nuestro propio planeta sigue siendo una prioridad estratégica para la humanidad.
Con este lanzamiento, Europa refuerza su liderazgo en la observación de la Tierra y consolida una infraestructura clave para afrontar los retos ambientales del siglo XXI. (Fuente: ESA)
