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El satélite Sentinel-5P de Copernicus revela una nueva era en la vigilancia global de los gases atmosféricos

El satélite Sentinel-5P de Copernicus revela una nueva era en la vigilancia global de los gases atmosféricos

El ambicioso programa Copernicus, impulsado por la Agencia Espacial Europea (ESA), ha dado un paso de gigante en la monitorización ambiental con el lanzamiento y la primera serie de imágenes transmitidas por el satélite Sentinel-5P. Apenas tres meses después de su puesta en órbita, este avanzado instrumento ha demostrado su potencial al ofrecer mapas detallados de la composición de la atmósfera terrestre, abriendo nuevas posibilidades para el seguimiento de la calidad del aire y el estudio del clima.

Sentinel-5P, también conocido como «Precursor», forma parte de la constelación de satélites Sentinel del programa Copernicus, la iniciativa europea de observación de la Tierra más grande hasta la fecha. Su principal cometido es la vigilancia global de los gases contaminantes y de efecto invernadero, permitiendo una supervisión precisa tanto a nivel regional como mundial. Equipado con el sofisticado espectrómetro TROPOMI (TROPOspheric Monitoring Instrument), Sentinel-5P es capaz de detectar y analizar concentraciones de ozono, dióxido de nitrógeno, formaldehído, dióxido de azufre, metano y monóxido de carbono, entre otros compuestos.

Los primeros datos enviados por Sentinel-5P han superado las expectativas. El satélite ha generado un completo mapa global del ozono, elemento vital para la protección de la superficie terrestre frente a la radiación ultravioleta. Además, ha conseguido trazar mapas detallados de las concentraciones de dióxido de nitrógeno en zonas críticas como Oriente Medio y Sudáfrica, regiones donde el tráfico rodado, la actividad industrial y la quema de combustibles fósiles producen altos niveles de este contaminante, perjudicial para la salud humana y el medioambiente.

El formaldehído, otro compuesto detectado por el satélite, ha sido mapeado sobre amplias zonas del continente africano. Este gas, liberado principalmente por incendios forestales y procesos industriales, contribuye a la formación de ozono troposférico y posee efectos nocivos para la salud. Sentinel-5P también ha identificado emisiones de dióxido de azufre procedentes de volcanes activos, como el detectado en Rusia, cuya actividad reciente ha generado importantes columnas de gases que pueden afectar a la calidad del aire en regiones aledañas.

La capacidad de Sentinel-5P para monitorizar estos gases con gran resolución temporal y espacial supone un salto cualitativo respecto a misiones anteriores. Su órbita polar le permite cubrir toda la superficie terrestre diariamente, proporcionando datos que serán esenciales para los modelos climáticos, la predicción meteorológica y la gestión de episodios de contaminación aguda.

El lanzamiento de Sentinel-5P se produjo en octubre de 2017 desde el cosmódromo de Plesetsk, Rusia, mediante un cohete Rockot. El satélite, desarrollado por Airbus Defence and Space, tiene una vida útil estimada de siete años y sirve de preludio a futuras misiones Sentinel-5 y Sentinel-4, que continuarán y ampliarán la monitorización atmosférica en décadas venideras.

La importancia de estos avances se refleja en el creciente interés de la comunidad internacional por la vigilancia medioambiental desde el espacio. Mientras la ESA lidera el programa Copernicus, otras agencias y empresas privadas también están intensificando sus esfuerzos en este ámbito. La NASA, por ejemplo, ha lanzado recientemente el satélite TEMPO para el análisis de la calidad del aire en Norteamérica, mientras que compañías como SpaceX y Blue Origin exploran nuevas tecnologías para facilitar el acceso al espacio y el despliegue de satélites de observación.

En el contexto nacional, España también avanza en la carrera espacial, con empresas como PLD Space desarrollando vehículos de lanzamiento reutilizables que podrían impulsar la puesta en órbita de satélites de monitorización ambiental en el futuro. Este auge de la industria espacial, tanto pública como privada, promete una cobertura cada vez más precisa y rápida de los fenómenos atmosféricos y climáticos que afectan a nuestro planeta.

Los datos obtenidos por Sentinel-5P no solo servirán para la investigación científica, sino que serán vitales para la toma de decisiones políticas y la elaboración de normativas que protejan la salud pública y el medioambiente. La libre disponibilidad de esta información a través del programa Copernicus fomenta la transparencia y la colaboración internacional, elementos clave para afrontar desafíos globales como el cambio climático y la contaminación.

En definitiva, la puesta en marcha de Sentinel-5P marca el inicio de una nueva era en la observación de la Tierra, en la que la monitorización precisa y continua de la atmósfera contribuirá decisivamente a la protección de la vida y el entorno en nuestro planeta.

(Fuente: ESA)