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ESA afina la trayectoria del cometa 3I/ATLAS con ayuda del ExoMars TGO: un hito en la exploración interestelar

ESA afina la trayectoria del cometa 3I/ATLAS con ayuda del ExoMars TGO: un hito en la exploración interestelar

Desde el descubrimiento del cometa 3I/ATLAS el pasado 1 de julio de 2025, la comunidad astronómica internacional ha volcado sus esfuerzos en descifrar el itinerario preciso de este raro visitante interestelar. Se trata tan solo del tercer objeto de este tipo detectado en nuestro sistema solar, tras el paso de 1I/‘Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Ahora, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha anunciado un avance sin precedentes: la mejora en un factor de 10 de la predicción de la localización del cometa, gracias al uso innovador de datos recogidos desde la órbita de Marte por el orbitador ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO).

Esta hazaña técnica supone la primera vez que datos recogidos por una sonda en Marte se emplean para refinar la trayectoria de un objeto interestelar que atraviesa nuestro sistema solar. El ExoMars TGO, lanzado en 2016 en colaboración con la agencia rusa Roscosmos, está equipado con instrumentos diseñados principalmente para analizar la atmósfera marciana, pero su precisa plataforma de observación ha demostrado ser una herramienta valiosa para la astronomía de objetos cercanos y lejanos.

El cometa 3I/ATLAS fue detectado por primera vez por astrónomos franceses utilizando telescopios terrestres, y rápidamente fue catalogado como un objeto de origen interestelar, es decir, procedente del espacio exterior al sistema solar. Estos cuerpos ofrecen una oportunidad única para estudiar la composición y dinámica química de otras regiones de la galaxia, ya que no han sido alterados por la influencia del Sol o los planetas gigantes. Sin embargo, su velocidad y trayectorias impredecibles suponen un reto formidable para los astrónomos, que disponen de una ventana temporal muy limitada para recopilar datos antes de que estos objetos desaparezcan para siempre en la vastedad del espacio.

La contribución del ExoMars TGO ha sido decisiva. Su posición privilegiada en la órbita marciana, alejada de las perturbaciones atmosféricas terrestres y con una perspectiva diferente a la de los observatorios en la Tierra, ha permitido obtener imágenes y mediciones que refinan la trayectoria del cometa. Según la ESA, la combinación de estos datos con los recopilados por telescopios terrestres ha reducido el margen de error en la predicción de la localización del 3I/ATLAS en un factor de diez, un salto cualitativo que facilitará la planificación de futuras observaciones y misiones.

La colaboración internacional ha sido clave en este progreso. La ESA ha coordinado el intercambio de datos entre agencias y observatorios de todo el mundo, incluyendo la NASA y varias instituciones europeas. Este espíritu de cooperación recuerda a los esfuerzos conjuntos logrados en el caso del cometa 2I/Borisov, cuya observación detallada fue posible gracias al uso simultáneo de telescopios terrestres y espaciales, como el Hubble.

En paralelo, la agencia estadounidense NASA, que lidera la exploración planetaria con misiones como Perseverance en Marte y el telescopio espacial James Webb, ha mostrado un interés renovado en los objetos interestelares. La posibilidad de enviar sondas rápidas para interceptar y estudiar estos cuerpos se debate actualmente, con iniciativas como el proyecto Comet Interceptor de la ESA, previsto para 2029, y el estudio de misiones de interceptación por parte de SpaceX y Blue Origin, las dos grandes firmas privadas estadounidenses que lideran el desarrollo de lanzadores reutilizables y nuevas arquitecturas de misión.

Mientras tanto, la española PLD Space, pionera en el desarrollo de lanzadores suborbitales en Europa, ha mostrado su disposición a colaborar en futuras misiones de respuesta rápida para la observación de objetos interestelares, aprovechando la flexibilidad de su cohete Miura 1. Este tipo de tecnologías, junto a las plataformas de observación de Virgin Galactic, que recientemente ha diversificado su actividad hacia la investigación científica suborbital, podrían ser fundamentales para aprovechar al máximo el breve paso de estos viajeros cósmicos.

El estudio de 3I/ATLAS no solo enriquece nuestro conocimiento de la diversidad de cometas y asteroides que circulan por la galaxia, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre los procesos de formación de sistemas planetarios y la posible transferencia de materia orgánica entre estrellas. La mejora en la predicción de su trayectoria permitirá a los astrónomos ajustar sus instrumentos y maximizar la recolección de datos durante el breve periodo en que el cometa es accesible.

En definitiva, la utilización pionera de la tecnología marciana para la astronomía interestelar marca un antes y un después en la exploración del cosmos. La ESA, en colaboración con agencias y empresas de todo el mundo, demuestra una vez más que la innovación y el trabajo conjunto son la clave para desvelar los misterios más profundos del universo.

(Fuente: SpaceDaily)