ESA encarga a Avio el desarrollo de una etapa superior reutilizable por 40 millones de euros

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha adjudicado a la empresa italiana Avio un contrato valorado en 40 millones de euros para diseñar un demostrador de etapa superior reutilizable, un hito que marca un paso decisivo en la modernización y competitividad del sector espacial europeo. Este proyecto forma parte de una estrategia más amplia de la ESA para reducir los costes de acceso al espacio y aumentar la frecuencia de lanzamientos, en un contexto de fuerte competencia internacional y de rápida evolución tecnológica.
La licitación, lanzada en marzo de 2024, corresponde a la Fase 1 del programa de desarrollo de una etapa superior reutilizable. Este primer tramo se centra principalmente en identificar las necesidades tecnológicas y los requerimientos de maduración técnica necesarios para hacer viable la reutilización de una etapa superior de lanzador orbital. El objetivo es sentar las bases para nuevas generaciones de cohetes europeos que puedan competir, tanto en fiabilidad como en costes, con los sistemas reutilizables que ya están siendo desplegados por actores como SpaceX o Blue Origin.
Avio, conocida por su papel fundamental en el desarrollo y la fabricación del lanzador europeo Vega y sus variantes, contará con el apoyo de otros socios industriales y tecnológicos europeos. La empresa italiana acumula años de experiencia en el diseño de motores de combustible sólido y líquido, y ha participado en la evolución de los lanzadores ligeros y medianos europeos. Sin embargo, el reto de la reutilización representa un salto cualitativo: implica diseñar sistemas capaces de sobrevivir a las exigencias del reingreso y el aterrizaje, así como garantizar la fiabilidad tras varios ciclos de vuelo.
La reutilización de etapas ha revolucionado el sector espacial desde que SpaceX, la empresa estadounidense fundada por Elon Musk, demostró en 2015 la recuperación y reutilización de la primera etapa de su cohete Falcon 9. Desde entonces, la reducción de costes y la aceleración de los plazos entre misiones han cambiado el paradigma del transporte espacial. Blue Origin, liderada por Jeff Bezos, también ha avanzado en este campo con su vehículo New Shepard y el futuro New Glenn, ambos diseñados para ser reutilizables en diferentes grados.
Por su parte, Europa se ha visto rezagada en este aspecto, apostando por lanzadores desechables como Ariane 5 y Ariane 6. Sin embargo, la presión del mercado y el auge de operadores privados han impulsado iniciativas para recuperar el terreno perdido. Además de la propuesta de Avio, el sector español también ha mostrado dinamismo con PLD Space, una startup que recientemente ha conseguido lanzar con éxito su cohete suborbital MIURA 1 y que desarrolla un lanzador orbital parcialmente reutilizable, el MIURA 5. Virgin Galactic, aunque centrada en el turismo espacial suborbital, también explora tecnologías de reutilización en sus vehículos.
El contrato de la ESA con Avio busca posicionar a Europa en la vanguardia de la próxima generación de lanzadores. El demostrador de etapa superior reutilizable deberá abordar desafíos técnicos considerables, como la protección térmica durante la reentrada, la propulsión eficiente y el aterrizaje controlado, posiblemente mediante retropropulsión o soluciones híbridas. Además, será necesario desarrollar algoritmos avanzados de guiado y control, así como sistemas de diagnóstico que permitan evaluar rápidamente el estado de la etapa tras cada vuelo.
En el plano estratégico, la iniciativa se inscribe en el esfuerzo europeo por preservar su autonomía de acceso al espacio, en un momento en que la competencia global se intensifica y el mercado de lanzamientos comerciales se expande, impulsado por la proliferación de satélites para telecomunicaciones, observación de la Tierra y constelaciones de internet. La capacidad de reutilizar etapas superiores, además de reducir costes, permitiría aumentar la frecuencia de lanzamientos y responder con mayor rapidez a las necesidades del mercado y de las misiones científicas, como las dirigidas al estudio de exoplanetas o la exploración interplanetaria.
Mientras tanto, agencias como la NASA continúan apostando por la colaboración público-privada, como demuestra el programa Artemis, que cuenta con la participación de SpaceX para el desarrollo del módulo lunar Starship. La tendencia global apunta a una mayor integración de la reutilización en toda la cadena de valor, desde las etapas principales hasta las superiores, y Europa no quiere quedarse atrás.
La adjudicación a Avio representa un primer paso hacia una nueva era para la industria espacial europea, que deberá demostrar su capacidad de innovación para mantener su relevancia y autonomía en el acceso al espacio. Si el demostrador cumple con sus objetivos, podría allanar el camino para el desarrollo de lanzadores europeos competitivos y sostenibles, capaces de servir tanto a misiones institucionales como a clientes comerciales en un mercado cada vez más exigente.
(Fuente: European Spaceflight)
