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Exaltos mandos de Defensa de EE.UU. instan al Pentágono a acelerar el desarrollo de armas hipersónicas frente a China y Rusia

Exaltos mandos de Defensa de EE.UU. instan al Pentágono a acelerar el desarrollo de armas hipersónicas frente a China y Rusia

Un reciente informe elaborado por el Scowcroft Center for Strategy and Security, perteneciente al prestigioso Atlantic Council, ha lanzado una seria advertencia al gobierno estadounidense: Estados Unidos debe intensificar su apuesta tecnológica y presupuestaria en el desarrollo y despliegue de armas hipersónicas si no quiere perder terreno frente a sus principales rivales estratégicos, China y Rusia. El informe, que cuenta con la firma de prominentes ex altos cargos del Departamento de Defensa, subraya el riesgo de que el país quede rezagado en una de las áreas más críticas de la defensa avanzada contemporánea.

Las armas hipersónicas, capaces de volar a velocidades superiores a Mach 5 (más de 6.000 kilómetros por hora), representan un salto tecnológico respecto a los misiles balísticos tradicionales y a los misiles de crucero subsónicos. Su combinación de velocidad, maniobrabilidad y capacidad de evasión de sistemas antimisiles los convierte en un activo especialmente difícil de interceptar y, por tanto, en un elemento estratégico de primer orden en los arsenales modernos.

El informe detalla que tanto China como Rusia han realizado avances significativos en este campo. Rusia, por ejemplo, ya ha desplegado sistemas como el Avangard, un planeador hipersónico capaz de llevar carga nuclear, y el misil Kinzhal, que las autoridades rusas afirman haber utilizado en el conflicto en Ucrania. China, por su parte, ha presentado públicamente misiles como el DF-17, que incorpora un vehículo planeador hipersónico, y ha realizado pruebas de misiles de largo alcance capaces de orbitar parcialmente la Tierra antes de descender sobre su objetivo, lo que complica aún más su detección y neutralización.

Frente a estos avances, el documento del Atlantic Council pone de manifiesto que los programas estadounidenses, a pesar de contar con una base sólida de investigación y notables inversiones, han sufrido retrasos y cancelaciones en los últimos años. Los autores del informe advierten que, de persistir esta tendencia, Washington corre el riesgo de perder la superioridad tecnológica que durante décadas ha sostenido su postura disuasoria frente a potencias rivales.

El desarrollo de armas hipersónicas no solo implica un desafío tecnológico, sino también logístico e industrial. El informe recomienda al Pentágono escalar la producción, mejorar las capacidades de prueba y simulación, y fomentar la colaboración con el sector privado, donde empresas como SpaceX y Blue Origin, aunque centradas principalmente en el sector espacial civil, han demostrado un altísimo grado de innovación en áreas como la propulsión avanzada y los materiales resistentes a altas temperaturas. Estas capacidades podrían transferirse, al menos en parte, al ámbito de la defensa.

SpaceX, por ejemplo, ha demostrado la viabilidad de cohetes reutilizables y ha desarrollado motores como el Raptor, capaces de soportar condiciones extremas, mientras que Blue Origin experimenta con tecnologías de propulsión líquida y materiales de nueva generación. Aunque estas empresas no estén directamente implicadas en el desarrollo de armamento, su know-how resulta clave para mantener la competitividad estadounidense en el sector aeroespacial y de defensa.

Por su parte, la NASA, tradicionalmente orientada a la exploración científica y la cooperación internacional, también juega un papel indirecto en el desarrollo de tecnologías duales aplicables tanto al espacio como a la defensa. Los recientes avances en misiones Artemis y el desarrollo del Space Launch System (SLS) han sentado las bases para materiales y sistemas de control que podrían ser adaptados para plataformas hipersónicas.

El informe también señala la importancia de la colaboración internacional, especialmente con aliados de la OTAN y socios del Indo-Pacífico, para compartir inteligencia, tecnología y capacidades de defensa antimisiles. De hecho, países como Japón y Australia han iniciado sus propios programas hipersónicos, a menudo en colaboración con empresas estadounidenses, conscientes de la relevancia estratégica de esta tecnología.

En el contexto europeo, cabe destacar el empuje de firmas como PLD Space, que aunque centrada en el lanzamiento de pequeños satélites, contribuye a dinamizar el ecosistema tecnológico aeroespacial y a fortalecer la autonomía estratégica en el Viejo Continente. A su vez, compañías como Virgin Galactic, aunque enfocadas en el turismo suborbital, están sentando precedentes en reutilización de vehículos y gestión avanzada de vuelos a grandes velocidades.

La carrera hipersónica no es solo una cuestión de prestigio, sino un componente esencial de la seguridad global en el siglo XXI. Las recomendaciones del informe del Atlantic Council constituyen un recordatorio urgente de la necesidad de invertir y coordinar esfuerzos públicos y privados para no quedar a merced de rivales estratégicos que han convertido la hipersónica en piedra angular de sus doctrinas militares.

En definitiva, el pulso tecnológico por el dominio hipersónico marcará el equilibrio de fuerzas en la próxima década y determinará, en buena medida, la capacidad de disuasión y respuesta de las principales potencias mundiales ante amenazas emergentes.

(Fuente: SpaceNews)