Hera, la misión europea que revolucionará la defensa planetaria, supera un año crítico rumbo a Didymos

En apenas un año, el panorama de la misión Hera de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado un giro radical. Actualmente, la sonda surca el espacio profundo, más allá de la órbita solar de la Tierra, de camino hacia su objetivo: el sistema binario de asteroides Didymos y su pequeña luna, Dimorphos. Sin embargo, el 7 de octubre de 2023, su futuro pendía de un hilo, con incertidumbres técnicas y presupuestarias que amenazaban con dejar en tierra una de las misiones más ambiciosas de la historia reciente de la defensa planetaria.
Hera forma parte de una colaboración internacional sin precedentes en la protección de la Tierra frente al impacto de asteroides. Esta misión se integra en el programa AIDA (Asteroid Impact & Deflection Assessment), coordinado entre la ESA y la NASA. La primera parte de la colaboración se materializó en 2022 con el exitoso impacto de la sonda DART (Double Asteroid Redirection Test) de la NASA contra Dimorphos, convirtiéndose en el primer experimento real de desviación de un cuerpo celeste potencialmente peligroso para nuestro planeta.
El papel de Hera es fundamental para cerrar el ciclo científico: la nave europea analizará en profundidad los efectos del impacto de DART y permitirá evaluar la viabilidad de futuras misiones de desviación de asteroides. Tras superar las dificultades técnicas, logísticas y políticas que casi paralizan su lanzamiento, Hera despegó finalmente a finales de 2023 desde el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa, a bordo de un lanzador Ariane 6.
El sistema binario Didymos-Dimorphos, situado a unos 11 millones de kilómetros de la Tierra, representa un laboratorio natural excepcional para la investigación. Didymos, el cuerpo principal, mide aproximadamente 780 metros de diámetro, mientras que su satélite Dimorphos, de apenas 160 metros, fue el blanco elegido para la maniobra de redirección de DART. Hera se aproximará a la pareja a finales de 2026, tras completar un complejo viaje de asistencia gravitatoria y realizar múltiples correcciones de trayectoria.
La nave lleva a bordo instrumentación de última generación, como el radar de baja frecuencia JuRA, cámaras ópticas de alta resolución, espectrómetros y lidars, junto con dos pequeños cubesats denominados Milani y Juventas. Estos dispositivos proporcionarán datos sin precedentes sobre la composición, estructura interna y dinámica de ambos asteroides. Especialmente relevante será la reconstrucción del cráter dejado por DART y la cuantificación precisa de la alteración en la órbita de Dimorphos, un paso crucial para validar modelos de defensa planetaria.
La relevancia de Hera va más allá de la investigación científica: su éxito o fracaso determinará en gran medida la estrategia global para afrontar amenazas de impacto. En este sentido, la ESA, junto con la NASA y otras agencias como JAXA, Roscosmos o CNSA, han intensificado en los últimos años la vigilancia y catalogación de objetos cercanos a la Tierra (NEOs). El reciente auge de empresas privadas, como SpaceX y Blue Origin, ha aportado a su vez capacidades tecnológicas alternativas y plataformas de lanzamiento que facilitan el desarrollo de misiones de respuesta rápida.
El impulso a la defensa planetaria refleja una toma de conciencia global acerca de los riesgos cósmicos. El éxito de DART y el despliegue de Hera han acelerado el interés por soluciones realistas, desde misiones de impacto cinético hasta propuestas de desviación gravitatoria o empleo de dispositivos nucleares, en caso de emergencia. Paralelamente, iniciativas como las de la española PLD Space, con su lanzador suborbital Miura 1, o la británica Virgin Galactic, contribuyen a democratizar el acceso al espacio y a ensayar nuevas tecnologías que, en el futuro, podrían formar parte de sistemas de alerta y respuesta ante amenazas externas.
Mientras tanto, el estudio de exoplanetas experimenta también un auge inédito, con telescopios como el James Webb (NASA/ESA/CSA) revelando atmósferas y características de mundos lejanos, lo que ayuda a comprender mejor la formación y evolución de sistemas planetarios, así como los peligros inherentes a los cuerpos menores que los orbitan.
Con Hera viajando ya por el espacio interplanetario, la ESA consolida su liderazgo en la defensa planetaria y la cooperación internacional, sentando las bases para una protección efectiva de nuestro planeta. Su llegada a Didymos y Dimorphos no solo proporcionará datos clave para la ciencia, sino que marcará un hito en la capacidad de la humanidad para anticipar y mitigar catástrofes de origen cósmico.
La travesía de Hera, que hace apenas un año parecía estar en la cuerda floja, es hoy símbolo de la determinación internacional para salvaguardar el futuro de la Tierra mediante la ciencia y la tecnología espacial. (Fuente: ESA)

 
							 
							