La ESA capta por primera vez un cometa interestelar desde Marte

Entre los días 1 y 7 de octubre, la Agencia Espacial Europea (ESA) logró un hito sin precedentes: sus sondas ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) y Mars Express dirigieron sus instrumentos hacia el cometa interestelar 3I/ATLAS, coincidiendo con su paso relativamente cercano al planeta rojo. Esta maniobra representa la primera ocasión en que un objeto procedente más allá del Sistema Solar es observado desde la órbita de otro planeta que no sea la Tierra, abriendo una nueva ventana al estudio de estos misteriosos viajeros cósmicos.
El cometa 3I/ATLAS, cuyos primeros indicios de origen interestelar fueron confirmados en 2023, se convierte así en el tercer visitante identificado de este tipo tras 1I/’Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). La nomenclatura “3I” hace referencia al tercer “Interestelar” catalogado, y “ATLAS” proviene del sistema de telescopios hawaiano que lo detectó inicialmente. Este cuerpo, al igual que sus predecesores, no está vinculado gravitatoriamente al Sol, sino que se desplaza a través de la galaxia a velocidades tales que jamás regresará a nuestro entorno.
El Trace Gas Orbiter, componente esencial del programa ExoMars, se especializa en la detección de gases traza en la atmósfera marciana, como el metano, y ha sido fundamental en la búsqueda de indicios de actividad biológica o geológica en Marte. Para esta campaña, la sonda empleó su potente espectrómetro NOMAD, diseñado para rastrear la composición química de la atmósfera, pero perfectamente adaptable a la observación de cometas. Por su parte, Mars Express, en órbita desde 2003 y pionera en la exploración marciana europea, aportó datos adicionales gracias a su espectrómetro SPICAM.
La oportunidad era única: el 3I/ATLAS pasó a menos de 56 millones de kilómetros de Marte, una distancia que, a escala astronómica, es lo suficientemente cercana como para que los instrumentos pudieran captar detalles sobre su composición. El objetivo principal del equipo científico era analizar los gases y partículas que el cometa desprende al aproximarse al Sol, en busca de moléculas como agua, dióxido de carbono o compuestos orgánicos complejos, cuya presencia podría proporcionar pistas sobre los procesos químicos en otros sistemas planetarios.
El estudio de cometas interestelares resulta especialmente valioso, ya que estos cuerpos portan la huella de los materiales y condiciones que existen en otras regiones de la galaxia. A diferencia de los cometas nativos del Sistema Solar, que han orbitado el Sol durante miles de millones de años y han sufrido su influencia, los interestelares conservan una composición más “prístina”, lo que permite a los astrónomos comparar directamente los ingredientes cósmicos de distintos entornos estelares.
A nivel técnico, la observación desde la órbita de Marte presenta ventajas significativas frente a las realizadas desde la Tierra. La atmósfera marciana, mucho más tenue, permite una mejor captación de los espectros de luz que emite el cometa, facilitando la identificación de compuestos que en nuestro planeta quedarían enmascarados por el oxígeno o el vapor de agua. Además, la perspectiva desde otro planeta permite observar el paso del cometa bajo ángulos y condiciones inéditas, enriqueciendo los datos recogidos.
El creciente interés por los cometas interestelares ha llevado a las agencias espaciales a plantear misiones de encuentro directo en el futuro. La NASA y la ESA ya estudian propuestas para interceptar y analizar in situ estos objetos, aunque la naturaleza impredecible de sus trayectorias y la necesidad de reaccionar rápidamente suponen importantes retos tecnológicos. Por el momento, la observación remota desde plataformas como ExoMars TGO y Mars Express constituye la mejor herramienta disponible.
Cabe recordar que Europa, gracias a la ESA, ha sido pionera en la exploración de cometas. La misión Rosetta, lanzada en 2004, fue la primera en orbitar y posar un módulo (Philae) sobre el núcleo de un cometa (67P/Churyumov-Gerasimenko), revolucionando el conocimiento sobre estos cuerpos helados. Ahora, con la observación de 3I/ATLAS desde Marte, la agencia europea vuelve a situarse a la vanguardia de la investigación cometaria y de los fenómenos astronómicos más extraordinarios.
Mientras SpaceX y Blue Origin continúan su particular carrera por democratizar el acceso al espacio, y la NASA avanza en el desarrollo del programa Artemisa para regresar a la Luna, la ESA mantiene su apuesta por la investigación científica de vanguardia. La colaboración internacional y la innovación tecnológica siguen siendo claves para desvelar los secretos del entorno galáctico y, quizá, avanzar en la comprensión del origen de la vida.
La obtención de datos sobre 3I/ATLAS desde la órbita de Marte no solo marca un hito para la ciencia europea, sino que sienta las bases para futuras exploraciones de objetos interestelares. Los resultados completos de este estudio se publicarán en los próximos meses, pero la comunidad científica ya celebra este avance como un paso crucial hacia la comprensión del cosmos más allá de nuestro sistema solar.
(Fuente: ESA)

 
							 
							