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La misión Hera de la ESA fotografía dos asteroides en una prueba clave para la defensa planetaria

La misión Hera de la ESA fotografía dos asteroides en una prueba clave para la defensa planetaria

La misión Hera de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha logrado capturar imágenes inéditas de los asteroides (1126) Otero y (18805) Kellyday, marcando un nuevo hito en la exploración espacial europea y sentando las bases para futuras estrategias de defensa planetaria. Aunque ambos cuerpos celestes se encuentran actualmente a gran distancia y apenas son visibles en las imágenes, la importancia de estas observaciones va mucho más allá de la simple obtención de fotografías: suponen una validación crucial de los sistemas de instrumentación y maniobra de la sonda, que próximamente afrontará retos mucho más ambiciosos en su trayecto hacia el sistema binario Didymos-Dimorphos.

Hera es el segundo gran paso del programa de defensa planetaria internacional, tras la misión DART de la NASA, que en septiembre de 2022 impactó deliberadamente contra el pequeño asteroide Dimorphos para modificar su órbita. La misión europea, lanzada en octubre de 2024, tiene como objetivo principal analizar en detalle las consecuencias de aquel histórico impacto y evaluar en profundidad la estructura y composición tanto de Dimorphos como de su asteroide primario, Didymos. Sin embargo, antes de llegar a su destino previsto en 2026, la sonda debe superar una serie de pruebas técnicas y operativas que garanticen el correcto funcionamiento de sus complejos instrumentos científicos y de navegación.

En este contexto, la reciente observación de los asteroides Otero y Kellyday ha servido como un valioso test para los sistemas ópticos de Hera, en particular su cámara principal, la Asteroid Framing Camera (AFC), desarrollada por la compañía alemana OHB System AG. A pesar de que los dos asteroides se encontraban a distancias superiores a los 40 millones de kilómetros, la cámara ha conseguido distinguirlos como puntos de luz extremadamente tenues en el firmamento. El equipo de operaciones de la ESA considera este éxito como una prueba de la agilidad y precisión de la nave, que ha sido capaz de ajustar su orientación y enfocar objetivos en condiciones similares a las que encontrará en las fases críticas de su misión científica.

La importancia de estas maniobras radica en la necesidad de que Hera pueda identificar, rastrear y sobrevolar cuerpos pequeños en el espacio profundo, tareas esenciales no solo para la exploración científica, sino también para el desarrollo de futuras misiones de defensa planetaria. La capacidad de detectar y caracterizar asteroides potencialmente peligrosos será clave en las próximas décadas, a medida que la humanidad refuerce sus estrategias de prevención frente a posibles amenazas de impacto.

El interés creciente por la defensa planetaria ha propiciado una intensa colaboración internacional. Junto a la ESA y la NASA, otras agencias como la japonesa JAXA, la china CNSA y empresas privadas como SpaceX y Blue Origin han comenzado a desarrollar tecnologías duales que podrían emplearse tanto en la exploración de recursos como en la desviación de objetos cercanos a la Tierra. Por ejemplo, SpaceX ha ofrecido recientemente su plataforma Starship para futuras misiones de transporte rápido de sondas o incluso de cargas de impacto, mientras que Blue Origin explora nuevos conceptos de propulsión y navegación autónoma en el marco de sus programas de vuelos a la órbita lunar.

En paralelo, compañías emergentes como la española PLD Space y la británica Virgin Galactic están contribuyendo al desarrollo de tecnologías de lanzamiento más flexibles y económicas, que podrían facilitar la respuesta rápida ante la detección de amenazas inminentes. PLD Space, por ejemplo, ha realizado con éxito pruebas de su cohete Miura 1, destinado a ofrecer servicios de lanzamiento suborbital y orbital de pequeños satélites, lo que abre la puerta a una red de observación y respuesta mucho más dinámica.

La investigación sobre exoplanetas, aunque centrada en objetos mucho más lejanos, también ha aportado avances en instrumentación y procesamiento de datos aplicables a la vigilancia de asteroides cercanos. Instrumentos de alta sensibilidad como los utilizados en el telescopio James Webb o el satélite CHEOPS de la ESA permiten detectar variaciones minúsculas en la luz de estrellas y planetas, una capacidad que se está adaptando para mejorar la identificación de objetos pequeños y oscuros en las proximidades de la Tierra.

La misión Hera, por tanto, se sitúa en la vanguardia de una nueva era de exploración y protección planetaria, en la que la cooperación internacional y la innovación tecnológica serán determinantes. Los resultados preliminares obtenidos con las observaciones de Otero y Kellyday confirman la solidez de la estrategia europea y anticipan un futuro en el que la humanidad estará mejor preparada para afrontar los desafíos del cosmos.

(Fuente: ESA)