Plato, el cazador de exoplanetas europeo, inicia su fase final antes del lanzamiento

El ambicioso telescopio espacial Plato, desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA), ha dado un paso crucial hacia su esperada misión científica. El avanzado observatorio acaba de llegar a las instalaciones tecnológicas de la ESA en ESTEC (Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial), ubicadas en Noordwijk, Países Bajos, donde será sometido a sus últimas fases de ensamblaje y rigurosos ensayos previos al lanzamiento.
Plato —acrónimo de «PLAnetary Transits and Oscillations of stars»— representa uno de los proyectos más prometedores en la búsqueda de exoplanetas, esos mundos que orbitan estrellas distintas al Sol y que podrían, en algunos casos, albergar condiciones propicias para la vida. Esta misión, que lleva gestándose más de una década, pretende revolucionar nuestra comprensión sobre la formación y diversidad de sistemas planetarios en la Vía Láctea.
El camino de Plato hasta ESTEC no ha estado exento de desafíos técnicos y logísticos. Tras completarse la integración inicial de la estructura principal y la instrumentación científica en las instalaciones del contratista prime OHB System AG en Alemania, el telescopio ha sido cuidadosamente trasladado a los Países Bajos. En ESTEC, los ingenieros de la ESA y de empresas colaboradoras procederán a conectar los paneles solares y el escudo térmico, elementos fundamentales para garantizar el suministro energético y la protección frente a la radiación solar durante su vida operativa en el espacio.
Una vez ensamblado completamente, Plato será sometido a una batería de ensayos exhaustivos. Estas pruebas incluyen la simulación de las condiciones extremas del entorno espacial: vibraciones similares a las del lanzamiento, ciclos térmicos entre -150 y +150 grados Celsius, exposición a vacío y ensayos de compatibilidad electromagnética. Solo tras superar todos estos retos, el telescopio recibirá el visto bueno definitivo para su traslado al cosmódromo de Kourou, en la Guayana Francesa, desde donde despegará a bordo de un cohete Ariane 6 de última generación.
El diseño de Plato destaca por su innovador conjunto de 26 telescopios ópticos individuales, organizados en una estructura modular que proporciona un campo de visión muy superior al de misiones predecesoras como Kepler (NASA) o CoRoT (CNES/ESA). Esta arquitectura le permitirá monitorizar simultáneamente decenas de miles de estrellas brillantes, buscando las diminutas caídas de brillo que delatan el tránsito de planetas por delante de sus astros anfitriones.
Uno de los principales objetivos científicos de Plato es la detección y caracterización de exoplanetas similares a la Tierra, situados en la llamada zona habitable, donde el agua líquida podría persistir en la superficie. Además, la misión estudiará con precisión las oscilaciones estelares (asterosismología), lo que permitirá determinar con exactitud la masa, el radio y la edad de las estrellas observadas, añadiendo contexto a los sistemas planetarios descubiertos.
El desarrollo de Plato se enmarca en el contexto de una renovada carrera global por explorar planetas fuera de nuestro Sistema Solar. Mientras SpaceX y Blue Origin continúan impulsando la revolución del acceso al espacio con lanzadores reutilizables, y la NASA ultima el lanzamiento de misiones como Europa Clipper o Artemis, la ESA refuerza su apuesta por la ciencia de vanguardia a través de iniciativas como Plato, CHEOPS o la futura misión Ariel. Por su parte, empresas privadas como Virgin Galactic han contribuido a la popularización de los vuelos suborbitales, aunque su foco difiere del de la exploración científica profunda.
La llegada de Plato a ESTEC marca el inicio de una de las etapas más delicadas del ciclo de vida de cualquier misión espacial. Cualquier contratiempo en esta fase podría afectar al calendario y al presupuesto, pero la ESA cuenta con una amplia experiencia en la gestión de grandes proyectos científicos. Si todo avanza según lo previsto, Plato será lanzado a finales de 2026 y, tras un viaje de aproximadamente seis semanas, se situará en el punto de Lagrange L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, desde donde observará el cosmos durante al menos cuatro años.
La comunidad científica internacional espera con gran expectación los resultados de Plato, que podrían arrojar luz sobre la frecuencia de planetas habitables y, en última instancia, sobre la posibilidad de vida más allá de la Tierra. Con cada avance técnico, la ESA reafirma su papel protagonista en la exploración del universo.
(Fuente: ESA)
