El jarosita marciano revela pistas inéditas sobre antiguos fluidos y química halógena en Marte

La jarosita, un mineral sulfato que ha sido identificado de manera generalizada en la superficie marciana, se ha consolidado como un auténtico testigo de la interacción entre aguas ácidas y oxidantes y las rocas del planeta rojo. Sin embargo, el papel de los halógenos, concretamente el bromo y el cloro, presentes en esos antiguos fluidos, ha permanecido hasta ahora envuelto en el misterio para los científicos planetarios. Un reciente estudio experimental liderado desde Japón arroja nueva luz sobre cómo estos elementos halógenos se incorporaron a la jarosita, proporcionando así valiosas pistas sobre la evolución química de los ambientes acuosos en Marte.
La importancia de la jarosita en el contexto marciano radica en su capacidad para registrar procesos geoquímicos que ocurrieron en un pasado remoto. Este mineral, un sulfato de potasio y hierro, se forma en la Tierra en ambientes ácidos y oxidantes, especialmente en zonas de alteración hidrotermal y en los residuos de la minería, pero también ha sido detectado de manera fehaciente por los rovers de la NASA, como Opportunity y Curiosity, en el regolito marciano. Su presencia indica que en algún momento existieron condiciones hídricas que permitieron la disolución, el transporte y la precipitación de sales bajo un entorno hostil para la vida tal y como la conocemos.
El reciente trabajo experimental, desarrollado por un equipo de geocientíficos en Tokio, se ha centrado en reproducir en laboratorio las condiciones marcianas para estudiar cómo los aniones halógenos —bromuro y cloruro— pasan a formar parte de la estructura cristalina de la jarosita. Utilizando reactores de alta presión y temperatura, los investigadores han simulado la interacción de fluidos ricos en sulfato, bromo y cloro con rocas basálticas, similares a las que se encuentran en la superficie de Marte. A partir de estos experimentos, han logrado determinar en qué proporciones y bajo qué condiciones físico-químicas estos halógenos se integran en la jarosita, y cómo su presencia afecta a la estabilidad del mineral.
Uno de los hallazgos más importantes de la investigación es que la jarosita puede incorporar cantidades significativas de bromuro y cloruro, lo que abre la puerta a utilizar estos elementos como verdaderos trazadores geoquímicos de la evolución de los fluidos marcianos. En la Tierra, los halógenos suelen ser indicadores sensibles de los procesos de evaporación, mezcla de aguas y alteración hidrotermal. Su comportamiento en Marte, sin embargo, estaba poco estudiado hasta la fecha debido a la dificultad de analizar muestras in situ y la complejidad de los procesos de formación mineral en el entorno marciano.
El descubrimiento tiene importantes implicaciones para la reconstrucción del pasado hidrológico y climático de Marte. La abundancia relativa de bromo y cloro en la jarosita, junto con otros minerales evaporíticos, podría emplearse para inferir la composición de las aguas primigenias, su grado de acidez, su origen —ya sea volcánico, meteórico o hidrólisis de sales—, y la duración y extensión de los episodios húmedos en la historia del planeta. Además, estos datos son cruciales para evaluar la habitabilidad pasada de Marte y para planificar futuras misiones de exploración, tanto robóticas como, en un futuro no muy lejano, tripuladas.
La relevancia de este estudio experimental se suma al creciente interés global en la mineralogía marciana. En los últimos años, la NASA, la ESA y agencias privadas como SpaceX han intensificado sus esfuerzos para desentrañar la historia geológica de Marte, utilizando rovers dotados de espectrómetros y laboratorios portátiles capaces de analizar la composición mineralógica y química del regolito. Descubrimientos como el de la jarosita enriquecida en halógenos no solo ayudan a precisar las condiciones del pasado marciano, sino que también mejoran la selección de futuras zonas de aterrizaje que puedan albergar huellas de vida pasada o recursos útiles para la exploración humana.
En paralelo, empresas privadas como SpaceX y Blue Origin, aunque más centradas en el desarrollo de vehículos de lanzamiento y tecnologías de hábitat, siguen de cerca estos avances científicos, conscientes de que la comprensión detallada del entorno marciano es clave para el éxito de sus ambiciosos planes de colonización. La caracterización de minerales como la jarosita podría, por ejemplo, ayudar a identificar fuentes potenciales de agua y materiales aprovechables para la vida y la industria en Marte.
Así, el estudio de la jarosita y su química halógena se perfila como un nuevo capítulo en la exploración planetaria, donde la colaboración entre la investigación fundamental y la tecnología de vanguardia, tanto pública como privada, será esencial para desvelar los secretos más profundos del planeta rojo y allanar el camino hacia su futura exploración y posible colonización.
(Fuente: SpaceDaily)
