Betelgeuse ya no está sola: confirman la existencia de una estrella compañera oculta durante siglos

La emblemática Betelgeuse, la gigante roja que brilla intensamente en la constelación de Orión y que ocupa el décimo puesto entre las estrellas más resplandecientes del firmamento nocturno, acaba de revelar uno de sus secretos mejor guardados. Un equipo internacional de astrofísicos, liderado desde el Ames Research Center de la NASA en Silicon Valley, ha logrado confirmar la existencia de una estrella compañera que orbita muy cerca de Betelgeuse, resolviendo así un misterio que se remonta a hace más de cien años.
La hipótesis de una compañera estelar para Betelgeuse fue planteada por primera vez a principios del siglo XX. Sin embargo, las limitaciones tecnológicas y la complejidad de las observaciones necesarias habían impedido hasta ahora alcanzar una evidencia directa. El reciente estudio, publicado en la prestigiosa revista The Astrophysical Journal Letters, combina técnicas avanzadas de observación y modelización para presentar pruebas sólidas de que Betelgeuse forma, efectivamente, parte de un sistema binario.
Un enigma centenario desvelado con tecnología puntera
La dificultad para detectar a esta esquiva compañera radica en la propia naturaleza de Betelgeuse. Esta estrella se encuentra en una fase avanzada de su evolución, es decir, es una supergigante roja: ha agotado el combustible de hidrógeno en su núcleo y, por tanto, ha expandido su tamaño hasta alcanzar un radio aproximadamente 1.400 veces superior al del Sol. Su brillo y su atmósfera turbulenta dificultan enormemente la identificación de objetos cercanos.
El equipo dirigido por Casey Meakin de la NASA empleó datos obtenidos por telescopios espaciales y observatorios terrestres equipados con óptica adaptativa, que permite corregir la distorsión provocada por la atmósfera terrestre. Además, utilizaron sofisticados modelos computacionales para simular cómo se vería la luz de Betelgeuse si estuviera acompañada por una estrella más pequeña y cercana. El resultado fue la detección de sutiles variaciones en la luminosidad y la estructura de la envoltura de Betelgeuse, consistentes únicamente con la presencia de un cuerpo estelar adicional.
Implicaciones para la evolución estelar y la astrofísica moderna
El hallazgo tiene enormes implicaciones. Por un lado, ayuda a comprender mejor los procesos de evolución de las estrellas masivas. Se sabe que muchas de estas estrellas nacen en sistemas múltiples, y la interacción gravitatoria entre los miembros puede afectar drásticamente su desarrollo y su destino final. En el caso de Betelgeuse, la existencia de una compañera podría explicar fenómenos observados en los últimos años, como los inesperados descensos en su brillo (en 2019, se especuló incluso con una inminente explosión en forma de supernova) y la expulsión de grandes cantidades de polvo estelar.
Por otro lado, el descubrimiento aporta claves sobre el futuro de Betelgeuse. Cuando esta estrella finalmente agote su combustible nuclear, explotará en una supernova que será visible desde la Tierra incluso a plena luz del día. El papel de su compañera en este proceso, aún por determinar, podría influir tanto en el tipo de explosión como en la formación de los restos estelares resultantes.
Un avance en la observación astronómica
Esta investigación se enmarca en el contexto de una nueva era de la astronomía, en la que la colaboración entre grandes observatorios internacionales y agencias espaciales como la NASA, la ESA o la japonesa JAXA, está permitiendo resolver interrogantes históricos. El desarrollo de telescopios espaciales como el James Webb y la mejora constante de la óptica adaptativa terrestre abren la puerta a la detección de sistemas binarios incluso entre las estrellas más brillantes y complejas de nuestra galaxia.
El caso de Betelgeuse recuerda a logros recientes en la búsqueda de exoplanetas, como los obtenidos por el satélite TESS de la NASA o el CHEOPS de la ESA, que han permitido detectar mundos en órbita de estrellas lejanas. Del mismo modo, empresas privadas como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic están contribuyendo a la revolución tecnológica que permite a la humanidad explorar el cosmos con un detalle sin precedentes.
Por su parte, PLD Space, la empresa española pionera en lanzamientos suborbitales, avanza también en el desarrollo de tecnologías que en un futuro podrían contribuir a la observación directa de sistemas estelares próximos. La conjunción entre la iniciativa pública y privada, y los continuos avances en instrumentación, auguran nuevas sorpresas en el campo de la astrofísica estelar.
En definitiva, la confirmación de la naturaleza binaria de Betelgeuse no solo resuelve un rompecabezas histórico, sino que abre un nuevo capítulo en el estudio de las estrellas masivas, su evolución y su impacto en el entorno cósmico. El universo demuestra, una vez más, que aún guarda secretos esperando ser desvelados por la mirada curiosa del ser humano.
(Fuente: NASA)

 
							 
							