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Curiosity celebra 14 años en Marte mientras explora misteriosas formaciones geológicas

Curiosity celebra 14 años en Marte mientras explora misteriosas formaciones geológicas

El rover Curiosity de la NASA ha alcanzado un hito histórico al comenzar su 14º año de exploración en la superficie marciana. Este veterano laboratorio rodante, que aterrizó en el cráter Gale el 6 de agosto de 2012, sigue demostrando su extraordinaria longevidad y capacidad científica, contribuyendo a la comprensión de la historia geológica y la habitabilidad pasada del planeta rojo.

En esta ocasión especial, el equipo del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA ha centrado las operaciones de Curiosity en el estudio de unas formaciones geológicas enigmáticas, conocidas como “boxwork” o entramado de cajas, que han despertado la curiosidad tanto de los ingenieros como de los científicos planetarios. Estas estructuras, poco comunes incluso en la Tierra, consisten en patrones de crestas entrecruzadas formadas por la erosión diferencial de materiales de distinta dureza, lo que las convierte en auténticos archivos naturales sobre los procesos geológicos y ambientales que han tenido lugar a lo largo de millones de años.

Curiosity, que fue diseñado originalmente para una misión de dos años, ha superado con creces todas las expectativas iniciales. Dotado de un conjunto avanzado de instrumentos científicos, entre los que destacan la cámara MAHLI (Mars Hand Lens Imager), el espectrómetro ChemCam y el laboratorio SAM (Sample Analysis at Mars), el rover ha podido analizar tanto la composición química como la mineralogía de las rocas y el regolito marcianos. En esta última etapa, los estudios se han centrado en caracterizar en detalle el material que compone las formaciones boxwork, buscando indicios de procesos hidrotermales pasados o de la acción sostenida del agua líquida, factores clave en la búsqueda de condiciones habitables en el Marte antiguo.

La longevidad de Curiosity es especialmente relevante en el contexto de la exploración robótica planetaria. Mientras nuevas misiones, como el rover Perseverance —que aterrizó en Jezero Crater en 2021 con objetivos centrados en la astrobiología y la recogida de muestras para su futuro retorno a la Tierra—, ocupan titulares, Curiosity sigue marcando el paso gracias a una combinación de diseño robusto, ingeniería innovadora y una planificación científica meticulosa. La experiencia acumulada con Curiosity también ha servido para informar el desarrollo de futuras misiones tanto de la NASA como de otras agencias y empresas privadas.

El éxito sostenido de la misión Curiosity contrasta, además, con los avances que están teniendo lugar en el sector privado. Por ejemplo, SpaceX continúa desarrollando su sistema Starship para misiones tripuladas a Marte en la próxima década, mientras que empresas como Blue Origin y Virgin Galactic centran sus esfuerzos en el turismo espacial y la exploración de vuelos suborbitales. Por su parte, la española PLD Space, tras el lanzamiento exitoso del cohete Miura 1, prepara el Miura 5 con vistas a posicionar a Europa en el competitivo mercado del acceso al espacio.

En el ámbito científico, la exploración de Marte y el estudio de sus características geológicas son esenciales para entender la evolución de planetas rocosos y el potencial de habitabilidad fuera de la Tierra. La labor de Curiosity se suma a la lista de hitos recientes, como el descubrimiento de exoplanetas en zonas habitables por parte de telescopios como el James Webb, así como los planes de la NASA y la ESA para traer muestras marcianas a la Tierra en la próxima década, una empresa que promete revolucionar nuestra comprensión del Sistema Solar.

La celebración de los 14 años de Curiosity en Marte es, por tanto, mucho más que un aniversario: es la confirmación de la robustez de la exploración robótica, la utilidad de la colaboración internacional y la promesa de que, tanto desde el sector público como desde el privado, la humanidad mantiene firme su mirada en el cosmos. A medida que el rover continúa su viaje entre las antiguas rocas del cráter Gale, cada nueva imagen y cada análisis químico nos acercan un poco más al sueño de comprender, algún día, si Marte pudo albergar vida.

(Fuente: NASA)