Curiosity intensifica su estudio del misterioso “boxwork” en el Monte Sharp de Marte

El rover Curiosity de la NASA continúa desentrañando los enigmas geológicos del Monte Sharp, en el corazón del cráter Gale de Marte, centrando ahora su atención en una peculiar formación conocida como “boxwork”. Este término describe una red de crestas y huecos que el equipo científico intenta comprender, pues su origen y composición podrían aportar nuevas claves sobre la historia acuosa y sedimentaria del planeta rojo.
Desde su llegada a Marte en 2012, el rover Curiosity ha recorrido más de 30 kilómetros y ascendido centenares de metros por el Monte Sharp, una montaña de unos 5.500 metros de altura situada en el centro del cráter Gale. En su última campaña de investigación, ha llegado a una zona donde el terreno se caracteriza por un entramado de surcos y crestas, con formas geométricas que recuerdan a un panal de abejas o a una celosía mineral. Estas formaciones, denominadas “boxwork” por los geólogos terrestres, suelen estar asociadas en la Tierra a procesos de disolución y precipitación de minerales, especialmente en ambientes donde el agua juega un papel fundamental.
El equipo de la misión, con científicos de la Universidad de New Brunswick (Canadá) y miembros del grupo de espectroscopía APXS (Alpha Particle X-Ray Spectrometer), está llevando a cabo un exhaustivo análisis de estos relieves marcianos. Utilizando la amplia gama de instrumentos a bordo del rover –entre ellos la Mastcam, la ChemCam y el propio APXS– los investigadores esperan reconstruir los procesos que originaron estas estructuras.
El interés científico detrás del “boxwork” radica en su potencial para registrar episodios de alteración química, erosión y deposición de minerales a lo largo de millones de años. En la Tierra, estructuras similares se encuentran en cavidades de cuevas o antiguas minas, donde el agua ácida disuelve parte de la roca y deja tras de sí redes de minerales más resistentes, como la calcita, el yeso o la limonita. Si algo análogo ocurrió en Marte, las crestas del Monte Sharp podrían haber preservado la huella de antiguas aguas subterráneas, lo que reforzaría la hipótesis de que el cráter Gale albergó en el pasado condiciones habitables.
La NASA y sus socios internacionales están empleando el análisis químico y espectroscópico para determinar la composición exacta de las crestas y los materiales adyacentes. Según las primeras observaciones, el “boxwork” de Marte parece consistir en materiales más duros y resistentes que las capas rocosas circundantes, lo que sugiere procesos de cementación mineral tras la disolución parcial de la matriz original. Comprender de qué minerales se trata será clave para reconstruir el ciclo geoquímico que dio lugar a estas estructuras, así como para establecer paralelismos con ambientes terrestres.
La misión Curiosity, originalmente diseñada para durar dos años, ha superado ya una década de operaciones en la superficie marciana, aportando una ingente cantidad de datos sobre la historia del agua y el clima en Marte. Su éxito ha servido de inspiración para nuevas misiones, como Perseverance, que explora actualmente el cráter Jezero en busca de signos de vida pasada y prepara la futura recogida de muestras para su retorno a la Tierra.
En paralelo, la exploración marciana se ha visto impulsada en los últimos años por el auge de empresas privadas y nuevas agencias espaciales. SpaceX, por ejemplo, mantiene su ambicioso plan de establecer una presencia humana en Marte, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) y Roscosmos trabajan en el programa ExoMars, cuyo rover Rosalind Franklin promete profundizar en la búsqueda de vida bajo la superficie marciana.
Por su parte, la NASA avanza en el desarrollo del programa Artemis, que pretende devolver astronautas a la Luna como paso previo a futuras misiones tripuladas a Marte durante la próxima década. La colaboración entre agencias públicas y empresas privadas, como Blue Origin y Virgin Galactic, ha dinamizado la carrera espacial, poniendo en el horizonte misiones de exploración interplanetaria y el descubrimiento de exoplanetas potencialmente habitables, como los identificados por el telescopio TESS o el legendario Kepler.
Mientras tanto, Curiosity sigue recorriendo diligentemente los paisajes marcianos, demostrando la importancia de la robótica avanzada en la exploración planetaria y la capacidad de la ciencia para desvelar, poco a poco, los secretos de nuestro vecino rojo. Cada nueva campaña, como la del “boxwork”, nos acerca un poco más a entender la compleja historia de Marte y a responder la gran pregunta de si alguna vez albergó vida.
(Fuente: NASA)

 
							 
							