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Descubierto un raro agujero negro intermedio en una galaxia lejana gracias a Hubble y Chandra

Descubierto un raro agujero negro intermedio en una galaxia lejana gracias a Hubble y Chandra

La astronomía moderna ha dado un paso crucial en la comprensión de los agujeros negros intermedios, una clase de objetos cósmicos cuya existencia ha sido durante mucho tiempo objeto de debate y especulación. Un equipo internacional de astrónomos, empleando la combinación de los telescopios espaciales Hubble y Chandra, ambos gestionados por la NASA, ha identificado un prometedor candidato a agujero negro intermedio, designado como NGC 6099 HLX-1, en el seno de un cúmulo estelar compacto en una galaxia elíptica gigante.

Este hallazgo subraya la importancia de la colaboración entre diferentes tipos de observatorios espaciales y supone un avance de primer orden en la búsqueda de estos escurridizos objetos, que podrían ser la clave para comprender cómo se forman los agujeros negros supermasivos que habitan en el centro de la mayoría de las galaxias.

**Un candidato excepcional en un entorno inesperado**

NGC 6099 HLX-1 se ha detectado en una galaxia elíptica masiva situada a cientos de millones de años luz de la Tierra. El objeto destaca por su intensa emisión de rayos X, captada por el observatorio Chandra, mientras que el telescopio Hubble ha permitido situar con precisión su localización en un cúmulo estelar compacto. Esta combinación de datos ópticos y de rayos X ha sido fundamental para perfilar sus propiedades y descartar alternativas más convencionales, como la presencia de una estrella de neutrones o un agujero negro estelar con acreción extrema.

El brillo inusualmente alto en la banda de rayos X, junto con la localización en una zona densa de estrellas, apunta a que NGC 6099 HLX-1 podría ser un agujero negro con una masa intermedia, es decir, un objeto cuya masa se sitúa entre la de los agujeros negros estelares (formados por el colapso de estrellas masivas) y la de los colosales agujeros negros supermasivos que dominan los núcleos galácticos.

**El enigma de los agujeros negros intermedios**

Hasta hace solo unos años, la comunidad científica apenas contaba con pruebas observacionales de la existencia de agujeros negros intermedios, cuyos rangos de masa pueden oscilar entre unas pocas centenas y varios miles de veces la masa solar. Mientras que los agujeros negros estelares se detectan con relativa frecuencia gracias a sus emisiones de rayos X en sistemas binarios y los supermasivos se han mapeado en gran número en los centros galácticos, los intermedios han permanecido ocultos, probablemente debido a su escaso número y a la dificultad de identificarlos en entornos densos.

Descubrimientos como el de NGC 6099 HLX-1 son cruciales porque aportan pruebas casi directas de que estos objetos existen y pueden encontrarse en cúmulos estelares compactos, lo que respalda teorías sobre su formación por fusión de estrellas masivas o por la acreción paulatina de materia en estos entornos.

**Tecnología y cooperación internacional al servicio de la astronomía**

El telescopio espacial Hubble, lanzado en 1990, ha revolucionado la observación óptica y ultravioleta del Universo, permitiendo obtener imágenes de altísima resolución de galaxias, cúmulos y otros objetos lejanos. Por su parte, el observatorio Chandra, en órbita desde 1999, es una herramienta insustituible para el estudio de fuentes intensas de rayos X, como las que generan los agujeros negros y las estrellas de neutrones.

La combinación de datos de ambos instrumentos ha resultado esencial para casos como el de NGC 6099 HLX-1, donde la detección de rayos X debe complementarse con una localización precisa en el espectro óptico para descartar otras fuentes y determinar el entorno físico en el que reside el candidato a agujero negro.

**Implicaciones para el futuro de la astronomía**

El hallazgo de NGC 6099 HLX-1 abre nuevas vías para la búsqueda de agujeros negros intermedios, un campo en el que la tecnología seguirá jugando un papel imprescindible. Misiones como LISA (Laser Interferometer Space Antenna), prevista por la ESA y la NASA para la próxima década, podrían permitir la detección directa de ondas gravitacionales generadas por fusiones de agujeros negros intermedios, mientras que la observación combinada en múltiples longitudes de onda seguirá afinando la búsqueda de estos misteriosos objetos.

En el contexto internacional, y mientras empresas privadas como SpaceX, Blue Origin, Virgin Galactic o la firma española PLD Space centran sus esfuerzos en el desarrollo de lanzadores y turismo espacial, la investigación de fenómenos astrofísicos extremos sigue siendo territorio de grandes agencias públicas como la NASA y la ESA, pero también de equipos científicos globales que aprovechan sinergias y observatorios de todo el mundo.

En definitiva, cada nuevo candidato a agujero negro intermedio detectado nos acerca un poco más a desentrañar la historia oculta de la formación y evolución de las galaxias. La colaboración entre telescopios espaciales y la perseverancia de la comunidad científica prometen mantenernos en la senda del descubrimiento durante los próximos años.

(Fuente: NASA)