Dos exadministradores de la NASA advierten sobre la carrera lunar entre Estados Unidos y China

La carrera por volver a pisar la Luna ha entrado en una fase decisiva, y tanto Estados Unidos como China compiten por convertirse en la próxima nación que coloque a sus astronautas en la superficie lunar. En este contexto, dos figuras clave en la historia reciente de la NASA, los exadministradores Charlie Bolden y Jim Bridenstine, han hecho públicas sus opiniones sobre el programa Artemisa y las posibilidades reales de que Estados Unidos retome el liderazgo en la exploración lunar antes de que China logre su propio alunizaje tripulado.
Charlie Bolden, quien lideró la NASA entre 2009 y 2017, y Jim Bridenstine, que le sucedió al frente de la agencia entre 2018 y 2021, han expresado su preocupación sobre el ritmo y la dirección del programa Artemisa, el ambicioso plan estadounidense para llevar a la primera mujer y la próxima persona a la Luna en el marco de una colaboración internacional sin precedentes. Ambos han coincidido en que, aunque el programa cuenta con una base tecnológica sólida y el respaldo de socios privados y agencias aliadas, los continuos retrasos y los desafíos presupuestarios podrían dar ventaja a China en este nuevo capítulo de la exploración lunar.
El programa Artemisa, anunciado por la administración Trump en 2019 y mantenido por la administración Biden, pretende establecer una presencia humana sostenible en la Luna para finales de esta década. El primer vuelo tripulado, Artemisa II, está previsto actualmente para 2025, después de que la misión Artemisa I, no tripulada, orbitara con éxito la Luna en 2022. Sin embargo, problemas técnicos con el desarrollo del cohete SLS (Space Launch System) y la nave Orión, así como con los sistemas de aterrizaje lunar desarrollados por empresas privadas como SpaceX, han obligado a posponer repetidamente el calendario inicial.
Mientras tanto, China avanza de forma decidida a través de su programa Chang’e y la recién creada Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), en colaboración con Rusia y otros países. La Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) ha declarado su intención de enviar taikonautas a la superficie lunar antes de 2030, y ha demostrado su capacidad tecnológica con misiones robóticas exitosas, como el aterrizaje y retorno de muestras lunares con la Chang’e 5 en 2020, y la operación del rover Yutu-2 en la cara oculta de la Luna.
Bolden ha señalado que la clave para superar a China no es solo mantener el ritmo, sino también garantizar la continuidad política y financiera del programa Artemisa. «Necesitamos un compromiso sostenido a largo plazo, independientemente de los cambios de administración», ha afirmado. Por su parte, Bridenstine ha destacado el papel crucial del sector privado, especialmente empresas como SpaceX, que lidera Elon Musk. SpaceX ha sido seleccionada para desarrollar el módulo de aterrizaje lunar de Artemisa, basado en la nave Starship, que aspira a revolucionar la economía de los vuelos espaciales reutilizables y reducir drásticamente los costes.
Sin embargo, el camino no está exento de obstáculos. Los repetidos retrasos en los vuelos de prueba de Starship, junto con la complejidad del SLS y la nave Orión, han despertado dudas sobre si Estados Unidos podrá cumplir su objetivo antes de que China logre su propio alunizaje tripulado. A pesar de ello, la NASA ha insistido en que el trabajo avanza, y que la colaboración internacional, incluyendo la Agencia Espacial Europea (ESA), la agencia japonesa JAXA y la canadiense CSA, proporciona una base sólida y diversificada para el éxito del programa.
Mientras tanto, otras empresas del sector espacial privado estadounidense, como Blue Origin y Virgin Galactic, continúan desarrollando tecnologías que, si bien se centran actualmente en el turismo espacial suborbital y en lanzadores de nueva generación, podrían desempeñar un papel relevante en futuras misiones lunares o en la logística de apoyo a la superficie lunar. PLD Space, la empresa española que recientemente logró el primer lanzamiento privado europeo de un cohete suborbital desde Huelva, también ha manifestado su interés en contribuir a la exploración lunar europea en el futuro.
En paralelo, la búsqueda y el estudio de exoplanetas sigue siendo un área de gran interés científico, con misiones como el telescopio James Webb y el futuro telescopio europeo PLATO avanzando en la caracterización de mundos potencialmente habitables fuera del sistema solar. Sin embargo, la atención mediática y política está centrada actualmente en la Luna, donde el primer alunizaje de la era moderna podría definir el liderazgo tecnológico y geopolítico de las próximas décadas.
La pregunta de si Estados Unidos logrará regresar a la Luna antes que China sigue abierta, y dependerá tanto del éxito tecnológico como de la estabilidad política y la financiación a largo plazo. Lo que está claro es que la nueva carrera lunar ya está en marcha y que el desenlace tendrá profundas implicaciones para el futuro de la exploración espacial.
(Fuente: SpacePolicyOnline.com)
