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El Hubble capta el último suspiro de una estrella agonizante en la Nebulosa Calabaza

El Hubble capta el último suspiro de una estrella agonizante en la Nebulosa Calabaza

El telescopio espacial Hubble, uno de los ojos más potentes que la humanidad ha alzado al cosmos, ha ofrecido una imagen excepcionalmente detallada de un proceso cósmico tan efímero como fascinante: la muerte de una estrella de baja masa. En esta ocasión, el protagonista es el núcleo de la Nebulosa Calabaza (Calabash Nebula), una estructura situada a unos 5.000 años luz de la Tierra en la constelación de Puppis, cuyo retrato fue difundido por la NASA el 3 de febrero de 2017.

La escena, capturada por las cámaras avanzadas del Hubble, muestra una estrella en el brevísimo y violento tránsito entre la fase de gigante roja y la de nebulosa planetaria. Esta transición, que apenas dura unos pocos miles de años —un suspiro en términos astronómicos—, es clave para entender el destino final de la mayoría de las estrellas del universo, incluido nuestro propio Sol.

El ocaso de las estrellas de baja masa: un espectáculo fugaz

Las estrellas como la protagonista de la Nebulosa Calabaza nacen, viven y mueren de manera muy diferente a sus hermanas mayores. Mientras que las estrellas masivas acaban sus días en explosiones de supernova, las de baja masa tienen un final más silencioso, pero igualmente espectacular. Cuando agotan el hidrógeno en su núcleo, pasan a fusionar helio y se expanden enormemente, convirtiéndose en gigantes rojas.

En la fase final, la estrella pierde estabilidad y comienza a expulsar sus capas exteriores al espacio, generando potentes vientos estelares que alcanzan velocidades de hasta cientos de miles de kilómetros por hora. Estos vientos arrastran gas y polvo, formando caprichosas estructuras que se iluminan bajo el resplandor ultravioleta del núcleo estelar restante. Así nace una nebulosa planetaria, un fenómeno bautizado erróneamente por los astrónomos del siglo XVIII, que las confundieron con planetas lejanos debido a su aspecto redondeado en los primitivos telescopios.

La Nebulosa Calabaza: un laboratorio para la astrofísica

La Nebulosa Calabaza, también conocida como OH 231.8+4.2, es un ejemplo paradigmático de este proceso. El Hubble ha revelado en ella una espectacular forma bipolar, con dos lóbulos de gas y polvo que se expanden en direcciones opuestas, modelados por violentas corrientes de material estelar. El colorido de la imagen es fruto de la composición química de los gases: el verde denota la presencia de oxígeno, mientras que el amarillo y el marrón corresponden al azufre y al hidrógeno, respectivamente.

El análisis detallado de estas imágenes no solo permite estudiar la evolución de las estrellas, sino que también arroja luz sobre la síntesis de elementos pesados en el universo y la formación del polvo interestelar. Este polvo será, a su vez, la materia prima de futuras generaciones de estrellas y planetas, alimentando el ciclo cósmico de la creación y destrucción.

Hubble: tres décadas de descubrimientos

Desde su lanzamiento en 1990, el telescopio espacial Hubble ha sido una fuente inagotable de hallazgos científicos e imágenes espectaculares. Gracias a sus sucesivas actualizaciones y a su privilegiada posición fuera de la atmósfera terrestre, el Hubble ha permitido observar con una claridad sin precedentes fenómenos tan diversos como exoplanetas, galaxias lejanas, supernovas y, por supuesto, la muerte de estrellas.

El legado del Hubble ha impulsado a agencias y empresas privadas, como SpaceX, Blue Origin o la española PLD Space, a redoblar sus apuestas por la exploración espacial. En el ámbito de los exoplanetas, los telescopios espaciales han revolucionado la búsqueda de mundos habitables, mientras que Virgin Galactic y otras firmas exploran nuevas fronteras en el turismo espacial.

Futuro de la astrofísica: del Hubble al James Webb y más allá

El testigo del Hubble será recogido en los próximos años por el telescopio espacial James Webb, lanzado en 2021, que ya está ofreciendo datos aún más precisos sobre el nacimiento y la muerte de estrellas, así como sobre la composición de exoplanetas lejanos. Entretanto, la colaboración entre agencias públicas y privadas promete acelerar el ritmo de los descubrimientos, abriendo nuevas ventanas al universo.

La imagen de la Nebulosa Calabaza captada por el Hubble no solo es una instantánea de belleza sobrecogedora, sino también un recordatorio de la finitud de las estrellas y de la incesante renovación del cosmos. En definitiva, cada estrella que muere siembra el germen de nuevos sistemas solares, en un ciclo eterno que sigue maravillando a la humanidad.

(Fuente: NASA)