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El James Webb capta un espectacular chorro de gas de una estrella monstruo en formación

El James Webb capta un espectacular chorro de gas de una estrella monstruo en formación

El telescopio espacial James Webb (JWST) de la NASA ha desvelado una imagen sin precedentes de una estrella masiva en proceso de formación, mostrando un potente chorro de gases incandescentes que emerge de su núcleo turbulento. La instantánea, divulgada el 10 de septiembre de 2025, supone un avance significativo en la comprensión de cómo se gestan las estrellas más grandes del universo y los procesos extremos que las acompañan.

El protagonista de esta observación es un “monstruo estelar”: una protoestrella de gran masa que, atrapada en un capullo de polvo y gas, acumula material a un ritmo vertiginoso mientras crece. A medida que la gravedad engulle el gas circundante, parte de ese material se canaliza en dos haces opuestos que escapan a velocidades supersónicas en forma de jets o chorros estelares. En la imagen del James Webb, uno de estos jets aparece como un auténtico soplete cósmico: una estructura alargada de gas abrasador que se extiende a años luz de distancia, brillando intensamente en el infrarrojo.

Los chorros de las protoestrellas: una ventana a su pasado

Los chorros estelares son mucho más que una curiosidad visual: actúan como registros vivientes de las primeras etapas de vida de una estrella. Cada variación en el brillo, la forma o la composición química del chorro encierra información sobre episodios de acreción –momentos en los que la estrella engulle súbitamente grandes cantidades de masa– y sobre las condiciones físicas del entorno. Gracias a la exquisita resolución y sensibilidad del James Webb en el rango infrarrojo, los astrónomos pueden ahora rastrear estos detalles con una precisión nunca antes alcanzada.

La imagen aportada revela que, incluso en estrellas de masa muy elevada, los chorros desempeñan un papel fundamental en la regulación de su crecimiento. Hasta ahora, se sospechaba que, debido a la violencia de su entorno, las protoestrellas masivas podrían formar sus chorros de manera diferente a las estrellas como nuestro Sol. Sin embargo, los nuevos datos del JWST sugieren que los mecanismos físicos son sorprendentemente universales: la materia que cae en espiral hacia la estrella se reorganiza en discos de acreción, y los campos magnéticos canalizan parte de ese material en chorros bipolares, expulsando el excedente y permitiendo que la estrella siga creciendo sin desintegrarse.

Un hito histórico en la astronomía infrarroja

El telescopio James Webb, lanzado en diciembre de 2021, ha revolucionado la observación del cosmos gracias a su capacidad para penetrar las densas nubes de polvo que ocultan el nacimiento de las estrellas. Equipado con instrumentos como NIRCam y MIRI, es capaz de captar la luz infrarroja emitida por el polvo calentado y el gas excitado, proporcionando imágenes nítidas de regiones invisibles para telescopios ópticos.

Este descubrimiento se suma a una serie de logros recientes del JWST, que incluyen la detección de atmósferas en exoplanetas, la observación de las primeras galaxias del universo y el análisis detallado de discos protoplanetarios. La observación de chorros estelares en protoestrellas masivas era uno de los objetivos prioritarios del consorcio internacional que gestiona el telescopio, y sus resultados abren la puerta a estudiar cómo nacen y evolucionan las estrellas más influyentes de la Vía Láctea.

La importancia de los jets en la formación estelar

Comprender los jets es esencial para descifrar el ciclo de vida de las estrellas y, por extensión, de los sistemas planetarios que las rodean. Los chorros contribuyen a disipar el momento angular, permitiendo que la materia caiga sobre la estrella. Además, su interacción con el medio interestelar puede desencadenar la formación de nuevas estrellas al comprimir el gas y el polvo circundante. En el caso de las protoestrellas masivas, estos procesos son aún más extremos, y afectan a escalas mucho mayores, influyendo en la dinámica de cúmulos enteros y en la evolución química de las galaxias.

El futuro de la exploración espacial: colaboración pública y privada

Mientras la NASA y sus socios internacionales cosechan éxitos con el James Webb, el sector privado también avanza con fuerza en la exploración espacial. SpaceX continúa expandiendo la constelación Starlink y desarrollando su nave Starship, que promete revolucionar el transporte interplanetario. Blue Origin, por su parte, acelera los preparativos para misiones lunares y turísticas, mientras que Virgin Galactic sigue realizando vuelos suborbitales para clientes privados. En España, la empresa PLD Space se prepara para lanzar sus cohetes Miura, consolidando el papel de Europa en el acceso comercial al espacio.

A la vez, la búsqueda de exoplanetas habitables sigue siendo un objetivo prioritario para observatorios como el Webb, así como para futuras misiones de la Agencia Espacial Europea y otras agencias públicas y privadas. Cada nuevo hallazgo nos acerca a comprender mejor nuestro lugar en el cosmos y a responder la eterna pregunta sobre la vida más allá de la Tierra.

El hallazgo de este chorro estelar por el James Webb es un recordatorio del poder de la cooperación científica internacional y de las extraordinarias posibilidades que nos ofrece la tecnología actual para explorar los secretos más recónditos del universo.

(Fuente: NASA)