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El reto de mantener combustibles ultrafríos en el espacio: innovación y tecnología al límite

El reto de mantener combustibles ultrafríos en el espacio: innovación y tecnología al límite

En el vasto vacío del espacio, donde la temperatura puede descender hasta los -270 grados Celsius, la intuición podría sugerir que conservar materiales a temperaturas extremadamente bajas sería una tarea sencilla. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja, especialmente cuando se trata de almacenar y utilizar propelentes criogénicos, como el hidrógeno líquido o el oxígeno líquido, componentes esenciales para la propulsión de naves espaciales avanzadas. Pese al frío extremo del entorno espacial, las naves y sus sistemas de almacenamiento de combustible enfrentan un desafío constante: evitar que estos líquidos, mantenidos a temperaturas ultrabajas, se evaporen o se calienten debido a la radiación solar, el calor residual de los equipos a bordo y las propias emisiones de los motores.

La gestión térmica de estos combustibles es un problema delicado que ha impulsado la innovación tecnológica tanto en agencias públicas como privadas, desde la NASA hasta SpaceX, pasando por Blue Origin, Virgin Galactic y la española PLD Space.

### Un desafío térmico en el espacio profundo

Los propelentes criogénicos son fundamentales para misiones de larga duración, como las previstas para la Luna y Marte, debido a su elevada eficiencia energética. Sin embargo, mantener estos líquidos a temperaturas lo suficientemente bajas supone una ingeniería sofisticada. El hidrógeno líquido, por ejemplo, debe almacenarse por debajo de -253°C, mientras que el oxígeno líquido requiere mantenerse a -183°C. Incluso en el frío del espacio, la radiación solar y el calor generado por los propios sistemas de la nave pueden elevar la temperatura de los depósitos y provocar la evaporación gradual del combustible, fenómeno conocido como «boil-off».

Para contrarrestar estos efectos, las agencias espaciales y las empresas del sector han desarrollado una variedad de soluciones tecnológicas. Entre ellas destacan los sistemas de aislamiento multicapa, el uso de radiadores térmicos específicos y tecnologías activas de refrigeración, como los criocoolers, que permiten extraer el calor residual y mantener los combustibles en estado líquido durante periodos prolongados.

### Innovación en la industria: SpaceX, Blue Origin y nuevos actores

SpaceX, la empresa fundada por Elon Musk, ha sido pionera en el uso de propelentes ultrafríos, especialmente en sus cohetes Falcon y Starship. Su estrategia consiste en enfriar los propelentes muy por debajo de sus puntos de ebullición normales antes del lanzamiento, aumentando así su densidad y permitiendo almacenar más combustible en el mismo volumen, lo que se traduce en un mayor rendimiento y eficiencia. Este enfoque requiere una logística precisa y sistemas de aislamiento extremadamente eficientes, tanto en tierra como en el espacio.

Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, también ha invertido en el desarrollo de tanques criogénicos avanzados para sus lanzadores New Glenn y para futuras misiones lunares. Su colaboración con la NASA en el programa Artemis contempla la integración de tecnologías de almacenamiento criogénico que permitan transferencias de combustible en órbita, una capacidad indispensable para la exploración del espacio profundo.

En el panorama europeo, la empresa española PLD Space ha dado pasos significativos en el desarrollo de tecnologías de almacenamiento y gestión de propelentes, en el marco de la creación de su lanzador Miura 1 y el futuro Miura 5. Aunque estos cohetes utilizan propelentes menos extremos que el hidrógeno líquido, la experiencia adquirida en gestión térmica y aislamiento posiciona a PLD Space como un actor relevante en el sector de lanzadores ligeros.

### La NASA y el futuro de los depósitos criogénicos

La NASA está a la vanguardia en la investigación de sistemas de almacenamiento criogénico para misiones a largo plazo. El programa Cryogenic Fluid Management (CFM) incluye experimentos y demostraciones en órbita que buscan validar tecnologías de contención, transferencia y reutilización de combustibles criogénicos en microgravedad. Uno de los objetivos clave es desarrollar depósitos que minimicen las pérdidas por evaporación y permitan la recarga de vehículos en el espacio, una capacidad fundamental para establecer bases permanentes en la Luna o Marte.

Además, la NASA colabora con empresas privadas para llevar al espacio prototipos de tanques criogénicos que puedan integrarse en futuras estaciones espaciales o naves interplanetarias. Estas pruebas incluyen el uso de sensores avanzados, materiales compuestos y técnicas de aislamiento inspiradas en la industria aeroespacial y criogénica terrestre.

### Impacto en la exploración y la industria espacial

La resolución del problema de la conservación de combustibles ultrafríos no solo tiene implicaciones para la exploración tripulada y robótica del sistema solar, sino que también abre la puerta a nuevas formas de logística espacial. La posibilidad de repostar naves en órbita, transferir combustible entre vehículos o construir infraestructuras permanentes en la superficie lunar depende en gran medida del éxito de estas tecnologías.

En definitiva, el desafío de mantener los propelentes criogénicos a bajas temperaturas en el entorno hostil del espacio sigue impulsando la innovación, reuniendo a agencias públicas y empresas privadas en una carrera tecnológica que definirá el futuro de la exploración espacial.

(Fuente: NASA)