El rover Perseverance completa una larga travesía y se prepara para intensas observaciones en Marte

El rover Perseverance de la NASA, que explora la superficie marciana desde 2021, ha culminado recientemente una de sus desplazamientos más largos en lo que va de misión. El pasado lunes, el equipo de operaciones en la Tierra planificó una jornada marciana (“sol”) centrada en recorrer 45 metros, equivalente a unos 148 pies, a través del cráter Jezero. Esta distancia, aunque pueda parecer modesta en términos terrestres, representa un auténtico maratón para la ingeniería robótica desplegada en el planeta rojo, donde las condiciones extremas y el terreno rocoso suponen un desafío constante.
Este avance estratégico no solo demuestra la capacidad de movilidad del Perseverance, sino que también ha situado al rover en una posición óptima para llevar a cabo dos días marcianos completos de observación científica intensiva. En la planificación de los expertos de la NASA se ha priorizado el análisis visual de áreas específicas, lo que se denomina “bloques de ciencia dirigida”. Gracias a la nueva ubicación alcanzada tras el desplazamiento, la nave podrá utilizar su complejo sistema de cámaras y sensores para adquirir imágenes y datos detallados de formaciones geológicas de gran interés.
La importancia de estos denominados “bloques de ciencia dirigida” radica en la oportunidad de enfocar los instrumentos en objetivos seleccionados por el equipo científico desde la Tierra, en lugar de depender únicamente de observaciones automáticas. Así, el Perseverance puede ajustar la resolución, el ángulo de las cámaras y la secuencia de capturas para maximizar la información recopilada sobre estratos, rocas y sedimentos que podrían arrojar pistas sobre el pasado hidrológico y potencialmente biológico de Marte.
El rover, equipado con una batería de instrumentos de última generación como Mastcam-Z, SuperCam y PIXL, es capaz de analizar la composición química y mineralógica de las muestras superficiales y subsuperficiales. Las cámaras de alta resolución de Mastcam-Z permiten obtener imágenes panorámicas y en estéreo, mientras que SuperCam puede analizar la composición de las rocas a distancia mediante espectroscopía láser. Por su parte, PIXL (Planetary Instrument for X-ray Lithochemistry) proporciona información precisa sobre la composición elemental de los materiales.
Históricamente, los desplazamientos planificados de los rovers han sido fundamentales para ampliar el alcance de la exploración marciana. Desde los primeros vehículos como Sojourner en 1997, pasando por Spirit y Opportunity, hasta el actual Perseverance, cada avance ha supuesto una evolución significativa en la capacidad de obtener datos in situ. El Perseverance, además, cuenta con un sistema de navegación autónoma mejorado, lo que le permite sortear obstáculos y optimizar rutas en función de la información que recoge en tiempo real, minimizando riesgos y maximizando la eficiencia de cada sol.
El cráter Jezero, elegido como destino de la misión, alberga un antiguo delta fluvial que, según los científicos, podría contener huellas de procesos biológicos pasados. Los depósitos sedimentarios en esta región son especialmente valiosos para la astrobiología, pues se cree que podrían haber conservado moléculas orgánicas o incluso microfósiles, si es que la vida alguna vez existió en Marte.
En los próximos dos soles, el Perseverance aprovechará su privilegiada posición para documentar estos depósitos en detalle y seleccionar posibles puntos de muestreo para futuras extracciones. Estos núcleos de roca y polvo serán almacenados en tubos especiales a bordo del rover, con el objetivo de ser recuperados y enviados a la Tierra en misiones posteriores, un hito sin precedentes en la exploración interplanetaria.
Con cada desplazamiento y cada bloque de observación dirigida, el Perseverance continúa ampliando el conocimiento sobre la historia geológica y climática de Marte, allanando el camino para futuras investigaciones y, quizás, el descubrimiento de pruebas sobre la existencia pasada de vida en el planeta rojo.
(Fuente: NASA)

 
							 
							