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El telescopio de rayos X NICER de la NASA detiene sus observaciones por fallo mecánico en la EEI

El telescopio de rayos X NICER de la NASA detiene sus observaciones por fallo mecánico en la EEI

El telescopio de rayos X NICER (Neutron Star Interior Composition Explorer), instalado en la Estación Espacial Internacional (EEI), ha suspendido temporalmente sus operaciones científicas tras detectarse un fallo en uno de los motores responsables de su orientación y seguimiento de objetos astronómicos. El equipo encargado de la misión tomó esta decisión el pasado 17 de junio, tras constatar que el deterioro en el rendimiento de dicho motor estaba comenzando a comprometer la calidad de las observaciones.

NICER, una de las piezas clave de la astrofísica moderna, fue instalado en la EEI en junio de 2017 con el objetivo de analizar el cosmos en la banda de rayos X y, especialmente, desentrañar la estructura interna de las estrellas de neutrones. Estas estrellas, remanentes ultra densos de explosiones de supernova, representan uno de los estados finales más enigmáticos de la materia y son laboratorios naturales para estudiar la física en condiciones extremas.

El sistema de orientación de NICER es fundamental para su rendimiento. El telescopio está equipado con motores de alta precisión que le permiten apuntar a fuentes cósmicas muy concretas y seguir su movimiento relativo. Cualquier desviación o pérdida de precisión en estos motores afecta directamente a la capacidad del instrumento para recopilar datos valiosos. Por ello, el equipo de la NASA no dudó en interrumpir las operaciones cuando se detectaron problemas en el seguimiento y se constató una merma en la calidad científica de las observaciones.

El papel de NICER en la ciencia espacial

Desde su despliegue en la EEI, NICER ha revolucionado el estudio de las estrellas de neutrones y los púlsares, objetos que giran a velocidades asombrosas y emiten intensos haces de radiación. Gracias a su sensibilidad y capacidad de observación en rayos X, NICER permitió por primera vez medir con precisión la masa y el radio de varias estrellas de neutrones, proporcionando pistas inéditas sobre la naturaleza de la materia bajo presiones y densidades imposibles de reproducir en la Tierra.

Uno de los hitos de la misión fue la elaboración del primer “mapa” detallado de la superficie de un púlsar, así como la puesta a prueba de teorías sobre el estado de la materia nuclear. Además, NICER contribuyó al desarrollo del sistema SEXTANT, una demostración de tecnología pionera para la navegación autónoma de naves espaciales usando señales de púlsares, lo que en el futuro podría permitir sistemas de posicionamiento independientes del control terrestre para misiones interplanetarias.

Contexto histórico y tecnológico

La astrofísica de rayos X es una disciplina relativamente reciente. Su origen se remonta a las décadas de 1960 y 1970, cuando los primeros detectores lanzados en cohetes sonda revelaron la existencia de fuentes intensas de rayos X en el universo, muchas asociadas a objetos extremos como agujeros negros y estrellas de neutrones. Desde entonces, misiones como ROSAT, Chandra, XMM-Newton y, más recientemente, NICER, han abierto nuevas ventanas a la comprensión del cosmos.

El hecho de que NICER esté instalado en la EEI le otorga una flexibilidad y un acceso a recursos logísticos que no poseen telescopios espaciales convencionales. Sin embargo, también implica que su mantenimiento depende de la disponibilidad de astronautas y de la planificación de actividades extravehiculares, lo que complica posibles reparaciones en caso de averías mecánicas.

Implicaciones para la ciencia internacional

La pausa en las operaciones de NICER supone un contratiempo significativo para la comunidad científica internacional, que se sirve de sus datos para estudiar algunos de los fenómenos más energéticos y enigmáticos del universo. Aunque existen otros telescopios de rayos X en activo, como el observatorio europeo XMM-Newton o el chino HXMT, cada uno de ellos ofrece capacidades únicas y complementarias. La avería pone de manifiesto la necesidad de diversificar y reforzar la infraestructura científica en órbita, tanto desde agencias públicas como privadas.

El avance de empresas como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic en el desarrollo de lanzadores reutilizables y plataformas orbitales podría, en el futuro, facilitar la puesta en órbita y mantenimiento de nuevos telescopios. Por su parte, iniciativas como la de la española PLD Space, que ya ha realizado lanzamientos suborbitales exitosos, auguran una mayor participación europea en la exploración del espacio profundo. Además, el auge de la astrofísica de exoplanetas y las misiones dedicadas, tanto públicas como privadas, subraya la importancia de contar con una flota robusta de instrumentos capaces de explorar el cosmos en todo el espectro electromagnético.

Próximos pasos y perspectivas

Por el momento, el equipo de NICER está evaluando diversas opciones para recuperar la funcionalidad del motor averiado, desde intentos de reconfiguración remota hasta la posible intervención de astronautas en una caminata espacial, si la complejidad lo permite y se considera seguro. La prioridad es preservar la integridad del instrumento y garantizar que pueda seguir contribuyendo a la vanguardia de la investigación astrofísica.

La comunidad científica permanece a la espera de novedades, con la esperanza de que NICER pueda volver pronto a escrutar el universo en busca de los secretos mejor guardados de las estrellas de neutrones.

(Fuente: NASA)