El telescopio espacial Roman culmina su construcción y se prepara para revolucionar la astronomía

El avance de la exploración espacial ha alcanzado un nuevo hito con la finalización de la construcción del telescopio espacial Nancy Grace Roman, el próximo gran observatorio de la NASA. Programado para su lanzamiento en 2027, este telescopio, anteriormente conocido como WFIRST (Wide Field Infrared Survey Telescope), representa una apuesta estratégica para estudiar el universo profundo, la materia oscura y la energía oscura, así como para la búsqueda de exoplanetas.
Un legado en la exploración espacial
El Roman sigue la tradición de grandes telescopios de la NASA como el Hubble y el James Webb, pero aporta una perspectiva única. Su diseño óptico le permitirá capturar imágenes con un campo de visión 100 veces mayor al del Hubble en el espectro infrarrojo cercano. Este avance tecnológico le otorga una capacidad sin precedentes para cartografiar grandes áreas del cielo con alta resolución y sensibilidad, lo que se espera que propicie descubrimientos revolucionarios sobre la estructura del universo y la formación de galaxias.
La gestación del telescopio Roman comenzó hace más de una década tras la donación, por parte del satélite espía NRO (National Reconnaissance Office), de un espejo primario de 2,4 metros —idéntico al del Hubble— a la NASA. Sobre esta base se diseñó una misión pensada para atacar algunos de los mayores misterios cosmológicos, entre ellos la naturaleza de la energía oscura, responsable de la aceleración de la expansión cósmica.
Avances técnicos y fases de testeo
La construcción del telescopio, que ha tenido lugar en el Goddard Space Flight Center, ha representado una compleja secuencia de integración de sistemas ópticos, mecánicos y electrónicos de última generación. El instrumento principal, Wide Field Instrument (WFI), será capaz de realizar observaciones en el infrarrojo cercano con una resolución y sensibilidad sobresalientes, mientras que el instrumento adicional, el coronógrafo CGI, probará nuevas tecnologías para la observación directa de exoplanetas.
Con la estructura ya ensamblada, el Roman entrará ahora en su fase crítica de pruebas ambientales y funcionales. Estos tests, que se extenderán durante más de un año, expondrán la nave y sus instrumentos a condiciones extremas de vibración, vacío y temperaturas criogénicas, simulando las duras circunstancias del lanzamiento y el entorno espacial. Solo tras superar estos rigurosos ensayos se autorizará su envío al Kennedy Space Center, en Florida, donde aguardará su lanzamiento a bordo de un cohete Falcon Heavy de SpaceX.
El papel de SpaceX y la colaboración público-privada
La elección del Falcon Heavy para esta misión subraya el papel cada vez más relevante de SpaceX en la logística de grandes proyectos científicos de la NASA. El cohete de Elon Musk, capaz de poner más de 60 toneladas en órbita baja terrestre, ha demostrado ya su fiabilidad en lanzamientos de carga pesada y misiones de alto perfil. La cooperación entre la agencia pública y la empresa privada simboliza la transición hacia un modelo mixto en el que el acceso al espacio profundo se vuelve más asequible y eficiente.
Un futuro de grandes descubrimientos
Las expectativas ante la puesta en marcha del telescopio Roman son mayúsculas. Los cosmólogos esperan que sus cartografiados permitan precisar el ritmo de expansión del universo y la distribución de la materia oscura, mientras que los astrónomos planetarios confían en que el CGI siente las bases para futuras misiones capaces de detectar y caracterizar exoplanetas similares a la Tierra.
El Roman es, en este sentido, un puente entre la exploración del universo a gran escala y la búsqueda de mundos habitables más allá de nuestro sistema solar. Se espera que detecte hasta 2.600 exoplanetas mediante el método de microlentes gravitacionales, complementando los hallazgos de misiones como Kepler y TESS, y abriendo nuevas rutas para el estudio de atmósferas planetarias.
Contexto internacional y panorama espacial
El lanzamiento del Roman se inscribe en un ciclo de actividad frenética en la exploración espacial, en el que conviven proyectos públicos y privados. Junto a la NASA y SpaceX, otras entidades como Blue Origin y Virgin Galactic exploran nuevas vías para el acceso al espacio, mientras Europa avanza con telescopios como Euclid y la empresa española PLD Space prepara su cohete Miura 1 para vuelos comerciales.
En paralelo, la búsqueda y caracterización de exoplanetas se ha convertido en una prioridad global. Telescopios terrestres como el Extremely Large Telescope (ELT) y futuros observatorios espaciales, tanto de la NASA como de la Agencia Espacial Europea (ESA), competirán y colaborarán para desentrañar los secretos de la vida en el cosmos.
El telescopio Nancy Grace Roman, cuya construcción acaba de finalizar, se erige así como el próximo gran ojo de la humanidad en el universo, listo para abrir una nueva era de descubrimientos astronómicos y ampliar los límites de nuestro conocimiento sobre el cosmos.
(Fuente: NASASpaceflight)
