El telescopio espacial Roman culmina su ensamblaje y se prepara para revolucionar la astronomía

La NASA ha alcanzado un hito fundamental en la construcción del telescopio espacial Nancy Grace Roman, el ambicioso observatorio que promete transformar nuestra comprensión del universo profundo. El pasado 25 de noviembre de 2025, dos técnicos del Centro de Vuelo Espacial Goddard, en Greenbelt, Maryland, observaron con satisfacción cómo se completaba la integración de los segmentos interno y externo del telescopio, marcando así la finalización de su ensamblaje estructural tras años de desarrollo.
El Roman, denominado así en honor a la pionera de la astrofísica y madre del telescopio Hubble, Nancy Grace Roman, constituye la apuesta más reciente de la NASA para la observación infrarroja de campo amplio. Este telescopio, que rivaliza en tamaño con el legendario Hubble pero multiplica por 100 su capacidad de observación de grandes áreas del cielo, ha sido diseñado para abordar algunos de los interrogantes más profundos de la cosmología y la astrofísica: desde la naturaleza de la energía oscura hasta la búsqueda de exoplanetas y el estudio de la evolución galáctica.
Tras la conexión de sus segmentos, el Roman entra ahora en una fase crucial de pruebas y calibraciones finales. Una vez superados estos rigurosos ensayos, el telescopio será trasladado al Centro Espacial Kennedy, en Florida, desde donde partirá hacia el espacio a bordo de un cohete aún por confirmar, aunque fuentes cercanas apuntan a la opción de un Falcon Heavy de SpaceX como uno de los lanzadores preferidos. La NASA ha optado por sistemas comerciales de lanzamiento dada su fiabilidad probada y su capacidad para adaptarse a complejas misiones científicas.
El Roman se suma así a la nueva generación de telescopios espaciales, una liga en la que la competencia y la colaboración internacional han alcanzado cotas inéditas. Mientras el telescopio James Webb, lanzado en 2021 por un Ariane 5 europeo, explora el cosmos en el infrarrojo cercano y medio con una sensibilidad sin precedentes, el Roman complementará esta labor con su visión panorámica, cartografiando miles de millones de galaxias y detectando miles de exoplanetas mediante el método de microlente gravitacional.
El auge de la exploración espacial, sin embargo, no se limita a la NASA. Empresas como SpaceX han revolucionado el acceso al espacio con lanzamientos reutilizables y colaboraciones con agencias públicas, mientras Blue Origin ha anunciado recientemente avances en su cohete New Glenn, orientado tanto a cargas comerciales como científicas. Por su parte, la española PLD Space ha logrado con éxito el lanzamiento suborbital de su cohete Miura 1, allanando el camino para una futura plataforma europea de acceso al espacio para satélites de pequeño tamaño. Virgin Galactic, en cambio, continúa su apuesta por el turismo espacial suborbital, aunque con miras a expandirse hacia vuelos científicos.
En el ámbito de la búsqueda de exoplanetas, el Roman abre una nueva era. Su instrumentación avanzada, que incluye una cámara de campo amplio y un coronógrafo de nueva generación, permitirá detectar y caracterizar planetas gigantes y, potencialmente, supertierras en las zonas habitables de estrellas lejanas. Esta capacidad, junto a los descubrimientos de misiones como TESS de la NASA y el esperado Ariel de la Agencia Espacial Europea, podría acercarnos a encontrar mundos con condiciones aptas para la vida.
Históricamente, cada nuevo telescopio espacial ha supuesto un salto cualitativo en nuestro conocimiento del cosmos. El Hubble, lanzado en 1990, revolucionó la visión del universo visible y el estudio de las galaxias. El Spitzer, ya retirado, exploró el infrarrojo y desveló la formación estelar y planetaria. Ahora, el Roman se perfila como el instrumento que permitirá desentrañar los misterios de la energía oscura, la expansión acelerada del universo y la distribución a gran escala de la materia cósmica.
El futuro inmediato de la astronomía espacial, por tanto, se presenta vibrante y competitivo, con una combinación de iniciativas privadas y públicas que prometen descubrimientos asombrosos. El Roman, con su reciente ensamblaje completado, está a punto de sumarse a esta extraordinaria aventura científica, listo para aportar datos que cambiarán la historia de la exploración cósmica.
La comunidad científica internacional espera con expectación el inicio de la misión, convencida de que el Roman será clave para responder a algunas de las preguntas más fundamentales de la humanidad sobre nuestro lugar en el universo. (Fuente: NASA)
