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El telescopio Nancy Grace Roman, listo para revolucionar la observación del universo

El telescopio Nancy Grace Roman, listo para revolucionar la observación del universo

La NASA ha dado un paso crucial hacia el futuro de la astronomía con la finalización del montaje del telescopio espacial Nancy Grace Roman, su próximo gran observatorio para el estudio del universo profundo. El 25 de noviembre, los ingenieros lograron unir las secciones interna y externa del telescopio en la mayor sala blanca del Centro de Vuelo Espacial Goddard, en Greenbelt, Maryland, culminando la fase de integración mecánica de este ambicioso proyecto.

El telescopio Nancy Grace Roman, nombrado en honor a la pionera astrónoma y primera directora de astronomía de la NASA, está llamado a ser la herramienta más poderosa de la agencia estadounidense para el estudio de la energía y materia oscuras, la búsqueda de exoplanetas y la exploración detallada de la evolución cósmica. Este hito representa el cierre de una fase crítica de desarrollo, abriendo la puerta a una nueva etapa de pruebas y calibración previas a su esperado lanzamiento en 2027.

Un diseño revolucionario para el siglo XXI

El Roman es, en esencia, el heredero del legado del telescopio espacial Hubble, pero con una capacidad de observación mucho mayor gracias a su campo de visión. Equipado con un espejo primario de 2,4 metros de diámetro —idéntico al del Hubble—, el telescopio Roman incorporará instrumentos de última generación, como la Cámara de Campo Ancho (Wide Field Instrument, WFI), que permitirá capturar imágenes de áreas del cielo cien veces mayores que las que puede abarcar el Hubble en una sola exposición, manteniendo la misma resolución y sensibilidad.

Otra de sus joyas tecnológicas será el Coronógrafo, un sofisticado instrumento capaz de bloquear la luz de estrellas brillantes para estudiar directamente la tenue luz de exoplanetas cercanos. Esta tecnología experimental permitirá a los astrónomos analizar atmósferas planetarias y buscar posibles indicios de vida más allá del Sistema Solar, un campo que está experimentando un auge sin precedentes gracias a los recientes descubrimientos de planetas habitables por misiones como TESS y CHEOPS.

Tecnología y cooperación internacional

El ensamblaje del Roman ha supuesto la integración de miles de componentes y sistemas electrónicos, ópticos y mecánicos, muchos de ellos desarrollados en colaboración con instituciones científicas de Estados Unidos, Europa y Asia. El proyecto ha contado con la participación de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), entre otros socios internacionales, lo que refuerza el carácter global de la exploración astronómica en el siglo XXI.

El telescopio operará desde una órbita de halo alrededor del punto Lagrange L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, compartiendo zona con el potente telescopio espacial James Webb, lanzado en 2021. Esta ubicación garantiza una visión estable y sin interferencias de la atmósfera terrestre, facilitando la obtención de datos precisos para estudios de cosmología y exoplanetas.

Un hito en la carrera espacial actual

El avance del Roman llega en un momento de gran actividad en el sector aeroespacial global. Mientras la NASA avanza en sus misiones científicas, la industria privada sigue marcando hitos: SpaceX continúa con su programa Starship y ha realizado recientemente lanzamientos cruciales para la demostración de reentrada y recuperación de su nave de nueva generación. Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos, ha reanudado vuelos suborbitales y experimentales con su New Shepard, consolidando su posición en el emergente mercado del turismo espacial y la investigación de microgravedad.

Por su parte, la compañía española PLD Space ha logrado este año el exitoso vuelo del cohete suborbital MIURA 1 desde Huelva, abriendo una nueva etapa para el acceso europeo al espacio y posicionando a España como un actor emergente en el ámbito de los lanzadores privados.

En el sector de los vuelos comerciales tripulados, Virgin Galactic ha continuado con misiones regulares de su nave VSS Unity, transportando a turistas espaciales y consolidando la viabilidad del turismo suborbital. Al mismo tiempo, la exploración de exoplanetas sigue siendo una de las prioridades científicas mundiales, con recientes anuncios de la identificación de planetas potencialmente habitables gracias a observatorios como el James Webb y la misión europea CHEOPS, mientras China y la India refuerzan sus programas nacionales de exploración planetaria y lunar.

Perspectivas y legado

El telescopio Nancy Grace Roman se une así a una tradición de grandes observatorios espaciales, como el Hubble, el Spitzer y el propio James Webb, que han cambiado nuestra visión del universo en las últimas décadas. Su capacidad para realizar mapas cósmicos de gran escala y su instrumental de alta precisión permitirán avances fundamentales en el estudio de la estructura a gran escala del cosmos, la naturaleza de la energía oscura y la detección de nuevos mundos más allá del Sistema Solar.

Con el Roman, la NASA y sus socios internacionales abren una nueva ventana al universo, sentando las bases para descubrimientos que podrían transformar radicalmente nuestro conocimiento del cosmos en los próximos años. La ciencia espacial vive un momento dorado, y la mirada del Roman promete responder a algunas de las preguntas más profundas sobre el origen, evolución y destino del universo.

(Fuente: NASA)