Esferas misteriosas en Marte: Perseverance y el legado de los ‘arándanos’ de Opportunity

El planeta rojo vuelve a sorprender a la comunidad científica. Más de veinte años después de que el rover Opportunity revolucionara nuestro conocimiento de Marte con el hallazgo de unas diminutas esferas de hematita, apodadas “arándanos”, la misión Perseverance ha vuelto a toparse con formaciones esféricas casi perfectas bajo sus ruedas, reavivando el interés por los procesos geológicos y potencialmente biológicos que han modelado la superficie marciana.
La historia comenzó en 2004, cuando Opportunity, uno de los legendarios rovers de la NASA, aterrizó en Meridiani Planum. Pronto, sus cámaras detectaron y analizaron miles de pequeñas esferas diseminadas por la superficie y el subsuelo marcianos. Estos “arándanos” resultaron estar compuestos principalmente de hematita, un óxido de hierro que, en la Tierra, suele originarse en ambientes acuosos. Su descubrimiento fue una de las pruebas más sólidas de que, en algún momento de su pasado, Marte albergó agua líquida en abundancia, cambiando para siempre nuestra visión del planeta.
Ahora, el rover Perseverance, que explora el cráter Jezero desde 2021, ha documentado nuevas esferas de apariencia misteriosamente regular. Equipado con instrumentos de última generación, como el SuperCam y el SHERLOC, Perseverance ha podido captar imágenes de estas estructuras con un detalle sin precedentes, así como analizar su composición química in situ. Según los primeros análisis, las esferas parecen formadas por minerales de hierro y sílice, aunque los datos preliminares aún están siendo revisados.
El hallazgo ha generado un intenso debate entre los científicos planetarios. La hipótesis más probable es que estas esferas, al igual que los “arándanos” de Opportunity, se formaron mediante un proceso conocido como concreción. En la Tierra, este fenómeno ocurre cuando el agua rica en minerales circula a través de los sedimentos y precipita minerales alrededor de un núcleo, como pueden ser granos de arena o fragmentos orgánicos. Con el paso del tiempo, la concreción va creciendo hasta adoptar una forma redondeada característica.
Pero, ¿qué implicaciones tiene este hallazgo para la búsqueda de vida pasada en Marte? La presencia de concreciones indica que, en el pasado, existieron condiciones favorables para la circulación de agua líquida en el subsuelo marciano. Además, estos ambientes podrían haber sido idóneos para el desarrollo de microorganismos, como ocurre en algunos nichos análogos en nuestro planeta.
El trabajo de Perseverance se encuadra en una nueva generación de exploración robótica, en la que la NASA busca no solo evidencias de agua, sino también potenciales biofirmas y restos de vida antigua. El rover está recogiendo muestras selectas que, en futuras misiones, serán transportadas a la Tierra para su análisis exhaustivo. Este ambicioso objetivo se enmarca en el programa Mars Sample Return, un esfuerzo internacional en el que colaboran agencias como la ESA (Agencia Espacial Europea).
Mientras tanto, el sector espacial privado también hace avances notables. SpaceX, la empresa de Elon Musk, continúa con el desarrollo de su nave Starship, diseñada específicamente para transportar grandes cargas y, eventualmente, tripulación a Marte. A pesar de varios lanzamientos de prueba con resultados dispares, la compañía mantiene el objetivo de realizar una misión tripulada a Marte en la próxima década. Blue Origin, la firma de Jeff Bezos, también ha anunciado sus propias ambiciones interplanetarias, aunque por el momento se concentra en vuelos suborbitales y misiones lunares.
En Europa, la española PLD Space ha logrado hitos importantes con el lanzamiento del cohete Miura 1, sentando las bases para una industria espacial nacional capaz de competir en el ámbito de los pequeños lanzadores. Por su parte, Virgin Galactic ha continuado operando vuelos suborbitales turísticos, abriendo el acceso al espacio a clientes privados y contribuyendo a la popularización de la exploración espacial.
Mientras tanto, el descubrimiento y caracterización de exoplanetas sigue ganando impulso. El telescopio espacial James Webb, de la NASA y la ESA, ha detectado señales de moléculas orgánicas en atmósferas de planetas fuera de nuestro sistema solar, acercándonos cada vez más a responder la pregunta fundamental: ¿estamos solos en el universo?
El hallazgo de nuevas esferas en Marte pone de manifiesto que, a pesar de los avances tecnológicos y las décadas de exploración, el planeta rojo sigue guardando secretos fascinantes. Cada nuevo descubrimiento aporta piezas clave para reconstruir la historia de Marte y, quizás, la de la vida en el cosmos. La exploración, tanto pública como privada, avanza imparable, alimentando la esperanza de que algún día podamos responder a una de las grandes preguntas de la humanidad.
(Fuente: NASA)
