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Gravedad al descubierto: NASA desarrolla sondas “Gravity Poppers” para desvelar el interior de asteroides

Gravedad al descubierto: NASA desarrolla sondas “Gravity Poppers” para desvelar el interior de asteroides

En un paso decisivo hacia la comprensión de los cuerpos menores del Sistema Solar, el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA ha presentado un innovador proyecto que promete revolucionar las investigaciones sobre la estructura interna de asteroides y cometas. Bajo la dirección del investigador Benjamin Hockman, el equipo está desarrollando una arquitectura de misión pionera basada en el despliegue de pequeñas sondas apodadas “Gravity Poppers”, cuyo objetivo es lograr reconstrucciones gravimétricas de la densidad interna de estos objetos con una precisión nunca vista hasta ahora.

Los asteroides y cometas albergan las claves de los orígenes y la evolución temprana del Sistema Solar. Sin embargo, su estudio ha estado tradicionalmente limitado a observaciones de su superficie o, en el mejor de los casos, a aproximaciones indirectas sobre su composición y estructura. Hasta la fecha, las misiones espaciales que han visitado estos cuerpos —como la sonda japonesa Hayabusa2 o las estadounidenses OSIRIS-REx y Dawn— han proporcionado datos valiosos, pero insuficientes para reconstruir sus interiores con alta resolución. La interacción gravitatoria, esencial para estimar la masa y la densidad global, no permite desvelar con detalle la distribución interna de materiales, información crucial para comprender su formación y su potencial amenaza para la Tierra.

Es aquí donde la propuesta del JPL marca la diferencia. El concepto de “Gravity Poppers” consiste en desplegar una serie de microsondas extremadamente simples y rentables sobre la superficie del cuerpo celeste de estudio. Estos dispositivos, diseñados con una filosofía minimalista para abaratar costes y aumentar su robustez, se liberan desde una nave nodriza y quedan inmóviles en distintos puntos de la superficie. Su misión es medir, con gran precisión, las variaciones locales del campo gravitatorio que experimentan en sus posiciones fijas.

El principio físico detrás de esta técnica es conocido: las diferencias en la gravedad local revelan cambios en la densidad del material subyacente, permitiendo así detectar huecos, zonas de mayor compactación o incluso posibles cavidades internas. Sin embargo, la innovación reside en la capacidad de desplegar múltiples sondas a bajo coste y operar de manera coordinada, lo que multiplica la resolución espacial de los datos obtenidos y permite construir, mediante sofisticados algoritmos de reconstrucción tomográfica, mapas tridimensionales del interior de estos objetos celestes.

La arquitectura modular y asequible planteada por el equipo de Hockman representa una ruptura con las misiones tradicionales, donde el coste y la complejidad limitan el número de instrumentos y, por tanto, la cantidad de datos recogidos. Gracias a los “Gravity Poppers”, los científicos podrían, en futuras misiones, esparcir decenas o incluso cientos de sondas sobre la superficie de un asteroide, obteniendo un muestreo gravitatorio sin precedentes. Esta información no solo servirá para avanzar en el conocimiento fundamental de la arquitectura interna de los cuerpos menores, sino que también resultará clave en el desarrollo de estrategias para la desviación de asteroides potencialmente peligrosos y la explotación de recursos extraterrestres.

Cabe recordar que la exploración directa del interior de estos objetos ha sido limitada históricamente. La misión europea Rosetta, que depositó el módulo Philae sobre el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko en 2014, realizó algunos experimentos para analizar la dureza y estructura superficial, pero sin alcanzar una reconstrucción detallada de su interior. Del mismo modo, la misión OSIRIS-REx de la NASA ha estudiado el asteroide Bennu principalmente desde el exterior, aportando datos sobre su densidad media, pero sin resolver su estructura interna en detalle.

El desarrollo de los “Gravity Poppers” se encuentra aún en fase experimental, pero la NASA ya vislumbra su potencial aplicación en futuras misiones de bajo coste o como complemento a sondas de mayor envergadura. Si el sistema demuestra su eficacia, podría convertirse en un estándar para la exploración gravimétrica de pequeños cuerpos, proporcionando una herramienta esencial para descifrar los secretos ocultos bajo su superficie.

Con este avance, la NASA se sitúa a la vanguardia en el desarrollo de tecnologías para la exploración espacial, abriendo la puerta a una nueva era de descubrimientos sobre los cuerpos menores y su papel en la historia del Sistema Solar. El éxito de los “Gravity Poppers” podría, en última instancia, cambiar para siempre nuestra visión de estos enigmáticos viajeros cósmicos.

(Fuente: NASA)