Hubble capta cómo una estrella muerta devora un objeto similar a Plutón

En un avance sin precedentes para la astronomía moderna, el telescopio espacial Hubble de la NASA ha captado la evidencia directa de una estrella enana blanca absorbiendo un objeto helado comparable en tamaño y composición a Plutón. Este descubrimiento, fruto de la colaboración internacional de astrónomos y del análisis de datos proporcionados por el legendario observatorio orbital, arroja nueva luz sobre el destino final de los sistemas planetarios y la dinámica de los exoplanetas en torno a estrellas moribundas.
**Detectando los restos de un mundo helado**
La observación se centró en una enana blanca situada a más de 90 años luz de la Tierra. Las enanas blancas son los núcleos remanentes de estrellas similares al Sol tras agotar su combustible nuclear y expulsar sus capas exteriores, dejando expuesto un núcleo denso y extremadamente caliente. Es en estos entornos donde los astrónomos, utilizando los espectrógrafos ultravioleta del Hubble, detectaron la firma química de elementos volátiles y metales pesados poco habituales, como nitrógeno, carbono, oxígeno, magnesio y hierro.
El análisis espectroscópico reveló patrones muy similares a los que se encuentran en objetos transneptunianos del sistema solar, como Plutón, Eris o Makemake. La presencia de estas sustancias indica que la enana blanca está absorbiendo material procedente de un cuerpo helado, probablemente un planeta enano o un gran cometa, que ha sido perturbado gravitacionalmente y ha caído hacia la estrella muerta.
**Cómo acaba un planeta enano en una estrella muerta**
El proceso que lleva a estos objetos helados a su destrucción es complejo. Durante la fase final de la vida de una estrella, la expansión como gigante roja puede alterar la estabilidad orbital de los cuerpos menores y planetas, arrojándolos hacia el núcleo estelar remanente. Al aproximarse a la enana blanca, las fuerzas de marea desintegran el objeto, que termina formando un disco de acreción alrededor de la estrella y finalmente precipitándose sobre ella.
Este proceso no solo es relevante para entender la evolución de sistemas lejanos, sino que también ofrece pistas sobre el futuro del propio sistema solar. Dentro de unos 5.000 millones de años, cuando el Sol se transforme en una enana blanca, los planetas exteriores y objetos del cinturón de Kuiper podrían correr la misma suerte que el objeto helado observado en este estudio.
**El papel fundamental del Hubble**
El telescopio espacial Hubble, en funcionamiento desde 1990, ha revolucionado nuestra comprensión del cosmos al proporcionar imágenes y espectros de altísima resolución desde la órbita terrestre baja. Gracias a sus instrumentos, los científicos pueden analizar la composición química de objetos extremadamente lejanos e invisibles para telescopios terrestres. En este caso, la sensibilidad del Hubble a las longitudes de onda ultravioleta ha sido clave para identificar los rastros de materiales helados y volátiles en la atmósfera contaminada de la enana blanca.
**Implicaciones para la búsqueda de exoplanetas**
Este tipo de hallazgos tiene una gran relevancia para la astrofísica de exoplanetas. Demuestran que los sistemas planetarios pueden sobrevivir, al menos parcialmente, a la muerte de su estrella anfitriona, aunque a menudo sufren procesos catastróficos de reordenamiento y destrucción. La contaminación química detectada en las enanas blancas ofrece una ventana única para estudiar la composición de exoplanetas y cuerpos menores de otros sistemas, algo que sería muy difícil de lograr por métodos directos.
**El contexto internacional y la carrera espacial privada**
Aunque esta investigación ha sido liderada por equipos vinculados a la NASA y al telescopio Hubble, el interés por los exoplanetas y los sistemas planetarios en extinción es global. Empresas privadas como SpaceX y Blue Origin, que han revolucionado el acceso al espacio con sus lanzadores reutilizables, están desarrollando satélites y telescopios que podrían complementar o incluso superar en el futuro la capacidad de observación de Hubble y James Webb. Por su parte, la española PLD Space continúa avanzando en el desarrollo de lanzadores orbitales que podrían situar en el futuro instrumentos científicos de última generación en órbita para investigaciones similares.
Virgin Galactic, centrada principalmente en el turismo suborbital, también ha mostrado interés en colaborar en misiones científicas, mientras que agencias espaciales públicas como la ESA y Roscosmos mantienen sus propios programas de exploración planetaria y observación astronómica.
**Un futuro prometedor para la exploración del cosmos**
La observación de una estrella muerta devorando un mundo helado nos recuerda que el cosmos está en permanente cambio, y que eventos catastróficos pueden dar lugar a nuevos conocimientos sobre la formación, evolución y destrucción de sistemas planetarios. El Hubble sigue demostrando su valía como herramienta fundamental para desvelar estos misterios, mientras la nueva generación de telescopios y lanzadores promete llevar la exploración espacial a cotas aún más altas en la próxima década.
(Fuente: NASASpaceflight)
