Space39a

Noticias del espacio

Space39a

Noticias del espacio

Nasa

Katalyst escoge el cohete Pegasus para revitalizar el satélite Swift en un ambicioso contrato con la NASA

Katalyst escoge el cohete Pegasus para revitalizar el satélite Swift en un ambicioso contrato con la NASA

En un movimiento poco habitual dentro del sector aeroespacial, la startup estadounidense Katalyst Space Technologies ha anunciado la selección del veterano cohete Pegasus, de Northrop Grumman, para llevar a cabo la misión de reimpulso orbital del satélite astronómico Swift. Este contrato, respaldado por la NASA, responde a la creciente preocupación por la vida útil de los satélites científicos y la gestión sostenible de la órbita terrestre baja.

El satélite Swift, lanzado originalmente en 2004 con el objetivo de detectar y analizar brotes de rayos gamma, se enfrenta actualmente a la amenaza de un descenso crítico en su altitud orbital debido al arrastre atmosférico. Sin una intervención, Swift podría reentrar en la atmósfera terrestre mucho antes de lo previsto, poniendo en riesgo observaciones astronómicas aún relevantes para la comunidad científica internacional.

Katalyst Space Technologies ha logrado captar la atención de la NASA y de la industria al proponer una solución innovadora: el envío de una nave espacial de servicio que, una vez en órbita, pueda acoplarse a Swift y reimpulsar su trayectoria, prolongando así su vida operativa. Para esta delicada maniobra, la empresa ha optado por el Pegasus, un lanzador que destaca por su capacidad de lanzamiento aéreo y su historial de misiones exitosas en órbitas bajas.

El cohete Pegasus: historia, técnica y simbolismo

El Pegasus es uno de los cohetes más singulares de la era espacial moderna. Su primer lanzamiento se remonta a 1990 y, a diferencia de la mayoría de lanzadores convencionales que despegan desde plataformas terrestres, el Pegasus es lanzado desde un avión portador, habitualmente un Lockheed L-1011, que lo libera a gran altitud. Esta metodología permite una flexibilidad significativa en cuanto a la ubicación y el momento del lanzamiento, reduciendo además los riesgos asociados a las condiciones meteorológicas adversas.

Con una longitud de poco más de 17 metros y una capacidad de carga útil de hasta 443 kilogramos a la órbita baja terrestre, el Pegasus ha sido utilizado principalmente para misiones científicas y tecnológicas de pequeño y mediano tamaño. Sin embargo, en los últimos años, su uso ha disminuido debido al auge de nuevos lanzadores comerciales como el Falcon 9 de SpaceX o el Electron de Rocket Lab, más competitivos en cuanto a costes y prestaciones.

La elección del Pegasus por parte de Katalyst supone un reconocimiento a la fiabilidad y precisión de este veterano lanzador, además de poner en valor su capacidad para misiones especializadas que requieren una inserción orbital precisa.

El auge de misiones de servicio en órbita

La iniciativa de Katalyst y la NASA no es un hecho aislado. En los últimos años, la industria espacial ha incrementado su interés por las misiones de servicio en órbita, que incluyen desde el reabastecimiento de combustible hasta la reparación, el ensamblaje y la reubicación de satélites. Empresas como Northrop Grumman, con sus vehículos Mission Extension Vehicle (MEV), ya han demostrado la viabilidad técnica de acoplarse a satélites geoestacionarios para extender su vida útil, un campo en el que también están interesadas otras firmas como Astroscale y D-Orbit.

En el caso del Swift, la operación reviste una complejidad añadida, ya que se trata de un satélite científico diseñado hace casi dos décadas, sin los actuales estándares de interfaces de acoplamiento. El éxito de la misión de Katalyst podría abrir la puerta a una nueva generación de servicios que permitan maximizar el retorno científico y económico de los satélites existentes, alineándose con los objetivos de sostenibilidad y reducción de residuos espaciales promovidos por las principales agencias del sector.

Contexto internacional: competencia y colaboración

El anuncio de Katalyst llega en un momento de intensa actividad en la industria espacial, con actores como SpaceX consolidando su liderazgo en lanzamientos comerciales y misiones tripuladas, Blue Origin avanzando en el desarrollo de su cohete reutilizable New Glenn y Virgin Galactic expandiendo su oferta de vuelos suborbitales para investigación y turismo espacial. Por su parte, la NASA sigue apostando por la colaboración con empresas privadas, como demuestra este contrato, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) y la japonesa JAXA exploran misiones conjuntas para el estudio de exoplanetas y la monitorización de la Tierra.

España, a través de empresas emergentes como PLD Space, también está posicionándose como un actor relevante en el ámbito de los lanzadores ligeros, con el reciente éxito del cohete Miura 1 y planes para desarrollar el Miura 5. Este dinamismo evidencia el auge de la llamada «nueva economía espacial», donde la innovación, la sostenibilidad y la colaboración público-privada serán claves para afrontar los retos de la próxima década.

En definitiva, la elección del Pegasus para la misión de reimpulso del Swift simboliza la convergencia de tradición e innovación en el sector espacial, abriendo nuevas posibilidades para la gestión eficiente y responsable de los activos en órbita.

(Fuente: SpaceNews)