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La certificación “human-rating”: el desafío técnico que garantiza la seguridad de los vuelos espaciales tripulados

La certificación “human-rating”: el desafío técnico que garantiza la seguridad de los vuelos espaciales tripulados

En la era contemporánea de la exploración espacial, la seguridad de los astronautas es una prioridad incuestionable para agencias públicas y empresas privadas. El proceso de certificación conocido como “human-rating” se ha convertido en el pilar fundamental para validar la idoneidad de vehículos, hábitats, trajes y otros sistemas que interactúan directamente con tripulación humana en el espacio. Este riguroso procedimiento no solo evalúa la fiabilidad técnica de los sistemas, sino que exige que el diseño contemple la integridad física y el bienestar de los astronautas en entornos tan hostiles como el espacio exterior.

El término “human-rating” hace referencia a un estándar de certificación exigido a todos los elementos espaciales que vayan a transportar o albergar seres humanos. A diferencia de los sistemas diseñados únicamente para cargas útiles no tripuladas, los dispositivos human-rated deben satisfacer requisitos adicionales que abarcan desde tolerancias estructurales reforzadas hasta planes de contingencia ante fallos críticos, pasando por la ergonomía y la habitabilidad. Este proceso se aplica a vehículos lanzadores, cápsulas, rovers, trajes espaciales, módulos habitables y cualquier otro componente que suponga una interacción directa con astronautas.

La NASA fue pionera en el desarrollo de estándares human-rating desde los albores del programa Mercury en los años sesenta. Las lecciones aprendidas en misiones históricas como Gemini y Apollo llevaron a establecer protocolos exhaustivos de verificación y validación. En la actualidad, el documento clave que regula estos procedimientos es el NASA Procedural Requirements for Crew Safety and Mission Assurance (NPR 8705.2C), vigente para todos los sistemas estadounidenses que transportan humanos al espacio. Este marco normativo fija requisitos de redundancia, tolerancia a fallos, control ambiental, accesibilidad y evacuación de emergencia, entre otros aspectos críticos.

La llegada de empresas privadas al sector espacial ha impulsado una nueva etapa en la aplicación del human-rating. SpaceX, con su cápsula Crew Dragon, ha sido la primera compañía comercial en obtener esta certificación de la NASA, tras superar con éxito rigurosas pruebas de abortos en vuelo, simulacros de emergencia y misiones de demostración tripuladas hacia la Estación Espacial Internacional (ISS). Cada subsistema, desde la propulsión hasta los sistemas de soporte vital, fue sometido a escrutinio para garantizar que cualquier anomalía pueda ser detectada y corregida en tiempo real, y que la tripulación pueda regresar sana y salva a la Tierra ante cualquier eventualidad.

Blue Origin, por su parte, avanza en la certificación human-rating para su cápsula New Shepard, destinada al turismo suborbital. Aunque las exigencias para vuelos cortos difieren de las misiones orbitales, la compañía de Jeff Bezos ha colaborado con la FAA y la NASA para adoptar estándares de seguridad equivalentes a los de las agencias públicas. El objetivo es ofrecer garantías similares a las de vuelos tripulados tradicionales, incluso en experiencias comerciales de apenas unos minutos en microgravedad.

Europa tampoco se queda atrás. La empresa española PLD Space, pionera en el desarrollo de pequeños lanzadores reutilizables, ha manifestado su intención de que futuros modelos puedan ser certificados para vuelos tripulados, siguiendo las directrices de la Agencia Espacial Europea (ESA). El desafío para compañías como PLD Space radica en la adaptación de tecnologías probadas en sistemas no tripulados a los requisitos mucho más severos del human-rating, que implican controles de calidad, simulaciones de fallo y redundancia en todos los sistemas críticos.

En el ámbito de la exploración interplanetaria, el human-rating cobra una relevancia aún mayor. Las futuras misiones de la NASA y la ESA hacia la Luna y Marte exigen hábitats y rovers que garanticen la supervivencia humana durante meses o incluso años lejos de la Tierra. Los trajes espaciales de nueva generación, como los xEMU de la NASA, incorporan materiales avanzados, sistemas automáticos de gestión atmosférica y capacidades de autonomía para emergencias. Además, la integración de la inteligencia artificial en los sistemas de monitorización permitirá detectar anomalías médicas o técnicas antes de que se conviertan en amenazas para la vida.

Virgin Galactic, dedicada al turismo espacial suborbital, ha desarrollado su nave SpaceShipTwo bajo estrictos estándares de seguridad, si bien la naturaleza de los vuelos y la corta duración de la experiencia han permitido una aproximación progresiva al human-rating tradicional. No obstante, la empresa ha debido superar desafíos técnicos como la resistencia estructural a cargas extremas y la protección de la tripulación ante cambios bruscos de presión.

Por último, el descubrimiento de exoplanetas potencialmente habitables por parte de proyectos como TESS y CHEOPS plantea nuevos retos para la certificación human-rating en el futuro. Si algún día la humanidad se embarca en viajes interestelares, los sistemas deberán evolucionar hacia niveles de seguridad y autonomía aún más sofisticados.

En definitiva, la certificación human-rating representa el compromiso de la comunidad espacial internacional con la seguridad y la dignidad de la vida humana más allá de nuestro planeta. Superar este desafío técnico y normativo es, y seguirá siendo, una condición indispensable para la expansión de la presencia humana en el espacio. (Fuente: NASA)