La ciencia ciudadana revoluciona el turismo polar: el caso de FjordPhyto y su alianza con la NASA

La participación de turistas en proyectos de ciencia ciudadana está transformando la experiencia del turismo en regiones polares, según un reciente estudio que analiza los dos primeros años del innovador programa FjordPhyto, una iniciativa impulsada por la NASA. Este proyecto pionero invita a los viajeros a bordo de cruceros de expedición a convertirse en científicos ocasionales, recopilando datos y muestras durante el verano austral en la Antártida. Los resultados son contundentes: la implicación directa en la investigación científica no solo enriquece la comprensión del entorno polar, sino que también deja una huella imborrable en la percepción y actitud de los participantes hacia la conservación de estos ecosistemas únicos.
El auge de la ciencia ciudadana en exploraciones extremas
La ciencia ciudadana, entendida como la colaboración entre científicos profesionales y el público general para la recopilación y análisis de datos, ha experimentado un crecimiento espectacular en la última década. Mientras que proyectos como Zooniverse, Exoplanet Explorers (en colaboración con la NASA) o Galaxy Zoo han democratizado la investigación astronómica, en el ámbito terrestre y polar la tendencia sigue la misma senda. La NASA, tradicionalmente asociada a la exploración espacial y la observación de exoplanetas, ha encontrado en estos programas una vía eficaz para expandir su red de observación global y fomentar la educación científica.
El proyecto FjordPhyto: ciencia en las gélidas aguas antárticas
FjordPhyto nació en 2016 como una colaboración entre la NASA, el Instituto Argentino Antártico y operadores turísticos especializados en expediciones polares. El objetivo principal es estudiar la fitoplancton en los fiordos antárticos, organismos microscópicos que desempeñan un papel clave en el ciclo del carbono y la regulación del clima global. Cada verano austral, decenas de cruceros científicos y turísticos navegan por la Península Antártica, permitiendo a los pasajeros participar activamente en la recogida de muestras de agua y datos ambientales.
El procedimiento está cuidadosamente estandarizado: los viajeros, tras recibir una formación básica a bordo, utilizan equipos suministrados por la NASA para recolectar agua superficial y medir parámetros como la temperatura, salinidad y transparencia. Las muestras, etiquetadas y georreferenciadas, son posteriormente enviadas a laboratorios asociados para su análisis. Además, los participantes registran observaciones directas sobre el entorno, la fauna y las condiciones meteorológicas, contribuyendo así a una base de datos valiosísima para el seguimiento de los efectos del cambio climático en el continente blanco.
Impacto positivo en la experiencia y la concienciación ambiental
El estudio, publicado recientemente en una revista científica de referencia, analiza los testimonios y encuestas de cientos de turistas que han participado en FjordPhyto durante los dos primeros años del proyecto. Los resultados muestran que más del 90% de los encuestados considera que la experiencia de colaborar con la NASA y contribuir a la ciencia real ha enriquecido notablemente su viaje. Muchos destacan una mayor comprensión de la fragilidad de los ecosistemas polares y una motivación renovada para implicarse en acciones de conservación tras regresar a sus países de origen.
Los investigadores subrayan un aspecto especialmente relevante: la ciencia ciudadana no solo mejora la experiencia del turista, sino que también amplía la capacidad de obtención de datos en zonas remotas, donde la presencia de científicos profesionales es limitada y costosa. Los datos recogidos por los viajeros han permitido identificar patrones estacionales en la proliferación de fitoplancton, relacionándolos con el deshielo, las fluctuaciones de temperatura y la influencia de las mareas.
Un ejemplo de colaboración global: de la Antártida al espacio
La implicación de la NASA en proyectos de ciencia ciudadana no se limita a los polos. En los últimos años, la agencia estadounidense ha lanzado iniciativas similares para el estudio de exoplanetas, seguimiento de asteroides y observación meteorológica desde tierra. Programas como Globe Observer permiten a cualquier persona, desde su móvil, enviar observaciones del entorno que contribuyen a la investigación científica global.
El caso de FjordPhyto ilustra cómo la investigación científica y la educación ambiental pueden ir de la mano, incluso en los lugares más inhóspitos del planeta. La colaboración entre agencias espaciales, instituciones científicas y el sector turístico abre nuevas vías para comprender y proteger la Tierra, mientras se inspira a una nueva generación de ciudadanos comprometidos con el conocimiento y la conservación.
El futuro de la ciencia ciudadana en la exploración polar y espacial
El éxito de FjordPhyto y proyectos similares augura un futuro prometedor para la integración de la ciencia ciudadana en la exploración de entornos extremos, tanto en la Tierra como más allá. En un contexto en el que compañías privadas como SpaceX, Blue Origin o Virgin Galactic avanzan en la democratización del acceso al espacio, la participación directa del público en proyectos científicos puede convertirse en un elemento clave para el avance del conocimiento y la concienciación global sobre los desafíos medioambientales.
Así, la Antártida y el cosmos se unen en una misma misión: acercar la ciencia a la sociedad y garantizar la preservación de nuestro planeta y su entorno.
(Fuente: NASA)

 
							 
							