La Luna vibra: científicos desvelan los secretos de los “moonquakes” con datos de Apollo 17 y el LRO

La Tierra y Marte son célebres por sus intensos terremotos y martemotos, pero nuestro satélite natural también experimenta sus propios y peculiares temblores. Se trata de los llamados “moonquakes” o sismos lunares, un fenómeno que, si bien es menos conocido, resulta fundamental para comprender la evolución y estructura interna de la Luna. Recientemente, un equipo internacional de científicos ha dado un paso importante en la investigación de estos movimientos sísmicos, combinando el análisis de muestras traídas por los astronautas del Apollo 17 en 1972 con los datos detallados del Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA.
**La huella sísmica de la Luna: un enigma de décadas**
Desde los primeros alunizajes, los astronautas de las misiones Apolo instalaron instrumentos sísmicos en la superficie lunar. Entre 1969 y 1977, estos sismómetros registraron más de 12.000 eventos sísmicos, lo que permitió a los científicos identificar al menos cuatro tipos de “moonquakes”: sismos profundos, superficiales, térmicos y los ocasionados por impactos de meteoritos. Sin embargo, la información sobre estos temblores seguía siendo parcial. A diferencia de la Tierra, donde las placas tectónicas son la principal causa de terremotos, la Luna carece de actividad tectónica moderna. Por ello, los mecanismos que provocan los “moonquakes” han sido objeto de debate durante décadas.
**Apollo 17 y el legado de la exploración lunar**
La misión Apollo 17, la última del programa Apolo en pisar la Luna, no solo marcó hitos históricos, sino que también proporcionó valiosas muestras del regolito lunar. Estas rocas y suelos lunares han servido durante años como archivo natural de la historia geológica de nuestro satélite. El nuevo estudio ha aprovechado avanzadas técnicas de análisis de isótopos y microestructuras en estos materiales para identificar signos de deformaciones y microfracturas, potencialmente asociadas a eventos sísmicos pasados.
Los científicos han descubierto que ciertas estructuras de las rocas lunares presentan evidencias de haber sufrido presiones y calentamientos extremos en épocas relativamente recientes, lo que apunta a la existencia de “moonquakes” de intensidad considerable, incluso cientos de millones de años después de la formación de la Luna. Esto sugiere que, pese a la aparente inactividad tectónica, el interior lunar sigue siendo dinámico y complejo.
**El LRO y la cartografía sísmica lunar**
El Lunar Reconnaissance Orbiter, lanzado por la NASA en 2009, ha sido clave para complementar estas observaciones. Gracias a su cámara de alta resolución y a sus instrumentos de medición del relieve, el LRO ha permitido identificar grietas superficiales, deslizamientos y otros accidentes geológicos distribuidos por toda la superficie lunar. En muchos casos, estas fracturas coinciden con las zonas donde los sismómetros de las misiones Apolo detectaron mayor actividad.
Un hallazgo relevante es la localización de fallas de empuje, conocidas como “lobate scarps”, que se extienden a lo largo de varios kilómetros. Estas estructuras geológicas podrían ser responsables de los temblores más intensos detectados en la Luna, algunos de los cuales tendrían la fuerza suficiente como para desafiar la estabilidad de futuras bases lunares. Los investigadores han sugerido que la contracción gradual de la Luna, al enfriarse su núcleo, es la principal causa de estas fallas y los consiguientes “moonquakes”.
**Implicaciones para la exploración lunar y más allá**
El estudio de los “moonquakes” no solo tiene un interés científico, sino también un impacto directo en el diseño de futuras misiones tripuladas y robóticas. Con el programa Artemis de la NASA y el interés creciente de empresas como SpaceX en establecer presencia permanente en la Luna, comprender la frecuencia, intensidad y localización de los “moonquakes” es esencial para garantizar la seguridad de los astronautas y la integridad de las infraestructuras.
Además, esta investigación abre nuevas vías para comparar la actividad sísmica lunar con la de otros cuerpos del Sistema Solar. Marte, por ejemplo, ha sido recientemente objeto de estudios sísmicos detallados gracias al aterrizador InSight de la NASA, mientras que las futuras misiones a Europa y Encélado, lunas de Júpiter y Saturno respectivamente, podrían usar técnicas similares para buscar actividad tectónica o volcánica.
**El futuro de la sismología lunar**
La combinación de tecnología espacial avanzada y el legado de las misiones históricas ha dado lugar a una nueva era en la sismología lunar. Los científicos planean continuar el estudio de muestras lunares no analizadas hasta ahora y esperan que futuras misiones, tanto de la NASA como de agencias privadas y europeas como la ESA, coloquen nuevos sismómetros en la superficie lunar. Solo así se podrá obtener un mapa sísmico completo que ayude a desvelar los secretos más profundos de nuestro satélite.
Con cada nuevo dato, la Luna se revela como un mundo aún activo y vibrante, mucho más allá de la imagen de “cuerpo muerto” que se tenía a mediados del siglo XX. Esta investigación no solo acerca a la humanidad a comprender mejor su vecindario cósmico, sino que también allana el camino para la exploración y colonización del espacio profundo.
(Fuente: NASASpaceflight)

 
							 
							