La NASA da luz verde al desarrollo de una nave para regresar a la Luna tras 50 años

La NASA ha tomado una de las decisiones más cruciales de la última década al autorizar el comienzo de la construcción de la nave Orion y el módulo de aterrizaje lunar para la misión Artemis III, la primera expedición que llevará astronautas de nuevo a la superficie lunar desde el ya lejano Apolo 17 en 1972. Este hito marca el renacimiento de la exploración tripulada de nuestro satélite natural y el inicio de una nueva era en la carrera espacial internacional.
La misión Artemis III, programada tentativamente para 2026, supone el clímax de más de una década de planificación, desarrollo tecnológico e inversiones multimillonarias en el programa Artemis. El objetivo es claro: alunizar en el polo sur de la Luna, una región que no ha sido explorada por humanos y que es especialmente interesante por la posible presencia de agua en forma de hielo. Este recurso podría ser fundamental para la futura permanencia de seres humanos en la superficie lunar y para el desarrollo de tecnologías de soporte vital y propulsión más allá de la Tierra.
El pasado miércoles, la NASA anunció que la nave Orion, desarrollada en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA) para el módulo de servicio, y el sistema de aterrizaje lunar, que estará a cargo de SpaceX mediante una versión adaptada de su Starship, han superado la revisión crítica de diseño. Esto significa que ambos vehículos pueden pasar de la fase de diseño y prototipo a la fabricación en serie y la integración final. La revisión, conocida como «Key Decision Point C», es un requisito imprescindible en el proceso de gestión de grandes proyectos de la agencia espacial estadounidense, asegurando que la tecnología, la financiación y la planificación cumplen los estrictos estándares necesarios para una misión tripulada a la Luna.
En términos técnicos, la nave Orion será lanzada por el cohete SLS (Space Launch System), el lanzador más potente construido por la NASA desde el Saturno V. Orion está diseñada para transportar hasta cuatro astronautas y mantenerlos seguros durante misiones de hasta 21 días en el espacio profundo. Una vez en órbita lunar, los tripulantes transferirán al módulo Starship HLS (Human Landing System) de SpaceX, que descenderá hasta la superficie lunar. Starship HLS ha sido adaptada específicamente para operar en la Luna y es capaz de realizar múltiples aterrizajes y despegues, así como transportar grandes cargas, lo que es esencial para la construcción de infraestructuras lunares a largo plazo.
La colaboración entre NASA y SpaceX para Artemis III representa un cambio de paradigma respecto a la exploración lunar del siglo XX. Durante el programa Apolo, la agencia desarrolló internamente todos los componentes, desde los cohetes Saturno hasta los módulos lunares. Sin embargo, Artemis apuesta por la colaboración público-privada, aprovechando la experiencia y la capacidad industrial del sector aeroespacial comercial, en especial la innovación disruptiva que SpaceX ha demostrado con sus cohetes reutilizables Falcon y la nave Starship.
El legado del programa Apolo, que concluyó en 1972 tras seis alunizajes exitosos, ha pesado durante décadas sobre los hombros de ingenieros y astronautas. La tecnología actual permite soñar con una presencia humana sostenible en la Luna y, a medio plazo, utilizarla como trampolín para la exploración de Marte. La obtención de agua lunar, la utilización de recursos in situ y la experimentación con hábitats avanzados forman parte de los objetivos de Artemis.
No obstante, el camino hacia Artemis III no está exento de dificultades. El programa ha sufrido retrasos y sobrecostes, principalmente asociados al desarrollo del SLS y a la complejidad de integrar sistemas de diferentes empresas y países. Además, la seguridad de la tripulación es la máxima prioridad, dada la hostilidad del entorno lunar y la distancia con respecto a la Tierra, que hace inviables los rescates rápidos.
A pesar de estos desafíos, la aprobación para iniciar la construcción de los vehículos clave señala que la NASA y sus socios avanzan firmemente hacia el gran regreso a la Luna. Si Artemis III tiene éxito, no solo marcará el primer alunizaje tripulado en más de medio siglo, sino que abrirá una nueva etapa de exploración y cooperación internacional en el espacio profundo.
La humanidad está a punto de volver a pisar la Luna, esta vez, para quedarse. (Fuente: Arstechnica)
