La NASA investiga las misteriosas nubes ionizadas que amenazan las comunicaciones globales

La NASA ha puesto en marcha una nueva e intrigante campaña científica desde el remoto atolón de Kwajalein, en las Islas Marshall, en pleno Pacífico, para desentrañar el comportamiento de unas enigmáticas formaciones atmosféricas conocidas como capas Esporádicas-E. Esta misión, denominada Sporadic-E ElectroDynamics (SEED), pretende arrojar luz sobre unas nubes de plasma de alta altitud que, pese a ser invisibles para el ojo humano, pueden perturbar significativamente los sistemas de comunicación y navegación en la Tierra.
El origen del misterio: las capas Esporádicas-E
Las capas Esporádicas-E son concentraciones irregulares de electrones que aparecen de forma imprevisible en la región E de la ionosfera, a altitudes comprendidas entre los 90 y los 120 kilómetros sobre la superficie terrestre. Aunque se conocen desde la década de 1930, cuando los primeros experimentos con radar detectaron ecos inusuales en la atmósfera, su formación y comportamiento siguen siendo en gran parte un enigma. Estas capas pueden reflejar o bloquear señales de radio, GPS y otros sistemas críticos, generando interferencias que afectan tanto a la aviación como a las comunicaciones militares y comerciales.
La misión SEED: tecnología al servicio de la ciencia
Para abordar este desafío, la NASA ha desplegado una serie de cohetes sonda desde la remota base del atolón de Kwajalein, un enclave estratégico utilizado históricamente para experimentos atmosféricos y pruebas balísticas desde la Guerra Fría. Durante una ventana de lanzamiento de tres semanas que comenzó el 13 de junio, los científicos lanzarán varios cohetes para atravesar estas capas y recopilar datos in situ.
Los cohetes utilizados en la misión SEED son del tipo Terrier-Improved Malemute, un modelo de dos etapas de propulsión sólida capaz de alcanzar altitudes superiores a los 100 kilómetros. Equipados con instrumentos de última generación, estos vehículos medirán parámetros clave como la densidad de electrones, la composición química y la dinámica de los vientos en la ionosfera. Además, liberarán pequeñas trazas químicas fluorescentes —conocidas como «tracers»— que permitirán visualizar el movimiento de las capas desde tierra y con instrumentos ópticos.
Por qué Kwajalein: una localización estratégica
El atolón de Kwajalein no ha sido elegido al azar. En esta zona del Pacífico las capas Esporádicas-E se forman con especial frecuencia y son más accesibles para su estudio debido a la ausencia de contaminación lumínica y radioeléctrica. La infraestructura heredada del Ejército de Estados Unidos, que mantiene allí el Reagan Test Site, permite a la NASA operar con gran flexibilidad y seguridad.
Impacto en las comunicaciones y navegación
El estudio de las capas Esporádicas-E es crucial en la era digital, donde la dependencia de las comunicaciones por satélite y la navegación GPS es absoluta. Cuando estas capas aparecen, pueden reflejar señales de radio de alta frecuencia (HF) a cientos o miles de kilómetros, pero también pueden bloquear o distorsionar señales de navegación y datos críticos. Esto puede provocar desde interrupciones en la aviación comercial hasta problemas en la gestión de flotas marítimas o en operaciones militares.
Una misión con historia y proyección internacional
Las investigaciones sobre la ionosfera han tenido un papel protagonista en la historia de la exploración espacial. Ya en los años 60, la NASA y otras agencias, como la ESA y Roscosmos, lanzaban cohetes desde plataformas como Wallops Island (Estados Unidos) y Esrange (Suecia) para estudiar el entorno ionosférico. Hoy, la misión SEED se enmarca en una renovada cooperación internacional para comprender el «clima espacial», un campo de estudio vital dada la proliferación de satélites y la creciente actividad de empresas privadas como SpaceX (con su megaconstelación Starlink) o Blue Origin, que dependen de señales limpias y fiables para operar.
El futuro: colaboración público-privada y nuevos horizontes
La investigación de la NASA en Kwajalein complementa otras iniciativas recientes en el ámbito aeroespacial. Empresas como PLD Space, con su lanzador Miura 1 en España, y Virgin Galactic, desde Estados Unidos, también han mostrado interés en el estudio de la atmósfera superior como paso previo a misiones orbitales y suborbitales. Además, la comprensión de la ionosfera y sus fenómenos esporádicos resulta esencial para la búsqueda y caracterización de exoplanetas, ya que las observaciones desde tierra pueden verse alteradas por estos mismos fenómenos.
En definitiva, la misión SEED representa un nuevo hito en la exploración de los misterios que encierra nuestra atmósfera y su interacción con la tecnología moderna. Los resultados obtenidos en estas semanas serán claves para garantizar la fiabilidad de las comunicaciones y la seguridad de las operaciones aeroespaciales en todo el planeta, abriendo nuevas vías para la colaboración internacional y el avance científico.
(Fuente: NASA)
