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La NASA rescata la misión ExoMars: el rover Rosalind Franklin viajará a Marte en 2028

La NASA rescata la misión ExoMars: el rover Rosalind Franklin viajará a Marte en 2028

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado hoy un paso crucial para el futuro de la exploración planetaria europea. Josef Aschbacher, director general de la ESA, ha anunciado oficialmente que la NASA colaborará activamente en el envío del rover Rosalind Franklin a Marte, garantizando así la continuidad de una de las misiones científicas europeas más ambiciosas de las últimas décadas. Este importante acuerdo llega después de que la cooperación con Roscosmos, la agencia espacial rusa, se viera abruptamente interrumpida tras la invasión de Ucrania y las consiguientes sanciones internacionales en 2022, lo que puso en jaque el futuro del programa ExoMars.

El rover Rosalind Franklin, un sofisticado vehículo de exploración desarrollado por la ESA, es la joya tecnológica del programa ExoMars. Su objetivo principal es la búsqueda de señales biológicas pasadas o presentes en el subsuelo marciano, una tarea que requiere instrumentos de última generación y una capacidad inédita de perforación, hasta dos metros bajo la superficie. El rover, diseñado en colaboración con la industria aeroespacial europea —con una notable participación de empresas españolas como Airbus Defence and Space en Madrid—, incorpora una serie de laboratorios miniaturizados capaces de analizar muestras in situ, una primicia en la exploración robótica de Marte.

El futuro del Rosalind Franklin pendía de un hilo desde que la ESA rompió lazos con Roscosmos, que debía suministrar tanto el módulo de aterrizaje como parte del sistema de lanzamiento. Tras meses de incertidumbre y negociaciones, la confirmación de la NASA como nuevo socio tecnológico permite a Europa retomar el pulso en la carrera marciana. Según el propio Aschbacher, la agencia estadounidense proporcionará los elementos críticos del sistema de aterrizaje y el sistema de calefacción radioisotópica, imprescindible para sobrevivir a las gélidas noches marcianas. Además, la NASA ofrecerá asesoramiento técnico y acceso a su experiencia en aterrizajes de precisión, acumulada con misiones como Curiosity y Perseverance.

El lanzamiento del Rosalind Franklin está previsto ahora para 2028, lo que implica una revisión profunda de la arquitectura de la misión. En principio, el rover iba a partir a bordo de un cohete ruso Protón, pero la ESA se inclina actualmente por confiar el lanzamiento a un Ariane 6 europeo, cuyo primer vuelo está previsto para este año si no surgen nuevos retrasos. Esta decisión, aún pendiente de ratificación definitiva, supondría un espaldarazo a la autonomía espacial europea, especialmente tras el reciente éxito de pruebas de encendido de motores del Ariane 6 en Kourou.

En el contexto internacional, la noticia refuerza la tendencia de colaboración entre agencias públicas frente a las incertidumbres geopolíticas y los retos tecnológicos de la exploración interplanetaria. La NASA, líder indiscutible en misiones a Marte, también mantiene acuerdos activos con empresas privadas como SpaceX, que desarrolla el colosal lanzador Starship para futuras misiones de carga pesada y, potencialmente, tripuladas al planeta rojo. Por su parte, la empresa española PLD Space, pionera en lanzadores reutilizables en Europa, ha manifestado su interés en participar en la cadena de suministro de misiones marcianas, aunque por ahora su foco principal sigue siendo el lanzamiento suborbital y, próximamente, el acceso a órbita baja con el cohete Miura 5.

La exploración del sistema solar vive un momento de efervescencia. Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, ha obtenido recientemente contratos para desarrollar módulos lunares dentro del programa Artemis de la NASA, mientras que Virgin Galactic avanza en la consolidación de los vuelos suborbitales turísticos y científicos, lo que podría facilitar experimentos en microgravedad relevantes para futuras misiones interplanetarias. Sin embargo, ninguna de estas empresas privadas ha anunciado, por ahora, planes concretos para enviar vehículos robóticos a Marte.

No menos relevante es el impulso que está tomando la búsqueda de exoplanetas habitables, otra área donde la ESA y la NASA colaboran estrechamente. El telescopio espacial James Webb, lanzado en 2021, y la futura misión europea Ariel, prevista para 2029, prometen revolucionar nuestra comprensión de la habitabilidad planetaria y el contexto marciano.

El rescate de la misión ExoMars por parte de la NASA subraya la importancia de la cooperación internacional en un escenario de creciente rivalidad geopolítica y competencia entre empresas públicas y privadas. Para Europa, el éxito del rover Rosalind Franklin será un hito tecnológico y científico, y una demostración de resiliencia en tiempos de incertidumbre. Los próximos años serán decisivos para confirmar si la colaboración entre las grandes agencias espaciales puede mantenerse y prosperar frente a los desafíos del siglo XXI.

(Fuente: SpacePolicyOnline.com)