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La NASA vuelve a la Antártida con globos científicos para desvelar los secretos del universo

La NASA vuelve a la Antártida con globos científicos para desvelar los secretos del universo

La NASA retoma este mes su emblemático Programa de Globos Científicos en la Antártida, una campaña de larga duración que promete avanzar significativamente en el conocimiento de los fenómenos más energéticos y misteriosos del cosmos. Desde las inmediaciones de la estación McMurdo, ubicada en la plataforma de hielo Ross y gestionada por la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos, dos globos de presión cero serán lanzados para portar experimentos pioneros en el campo de la astrofísica de altas energías.

La misión, que reúne a destacados equipos internacionales, tiene como principales protagonistas al instrumento PUEO (Payload for Ultrahigh Energy Observations) y al espectrómetro GAPS (General AntiParticle Spectrometer). Ambos encarnan la apuesta de la agencia estadounidense por el uso de globos estratosféricos como alternativa eficiente y flexible a los costosos satélites tradicionales, permitiendo desarrollar experimentos en condiciones cercanas al espacio exterior pero con menores restricciones presupuestarias.

El potencial de los globos científicos

El uso de globos estratosféricos para la investigación científica tiene una larga tradición en la NASA, con más de seis décadas de historia. Estos vehículos, fabricados a partir de materiales ultraligeros y llenos de helio, pueden alcanzar altitudes superiores a los 35 kilómetros, donde la atmósfera es lo suficientemente delgada como para permitir la observación de fenómenos cósmicos normalmente bloqueados por la capa de aire inferior.

En la Antártida, el peculiar régimen de vientos estivales permite que los globos circunnaveguen el continente, manteniéndose en vuelo durante varias semanas o incluso meses. Esta capacidad de permanecer en la estratosfera durante periodos prolongados convierte a la región en el escenario ideal para experimentos de larga duración destinados a captar partículas de origen astrofísico extremadamente raras.

PUEO: tras la huella de la energía extrema

El instrumento PUEO está diseñado para detectar rayos cósmicos de ultra alta energía, partículas subatómicas que llegan a la Tierra desde regiones del universo aún no identificadas y que portan cantidades de energía millones de veces superiores a las generadas por los aceleradores de partículas terrestres. El origen de estos rayos cósmicos, así como los procesos astrofísicos capaces de acelerarlos hasta tales velocidades, sigue siendo uno de los grandes misterios de la física moderna.

Para capturar estos escurridizos mensajeros cósmicos, PUEO emplea una combinación de detectores de radio y ópticos capaces de identificar las señales emitidas cuando los rayos cósmicos interactúan con el hielo antártico, produciendo cascadas de partículas y destellos de radiación que pueden ser recogidos a gran distancia. Este enfoque complementa los esfuerzos de observatorios terrestres como el IceCube Neutrino Observatory, también situado en la Antártida.

GAPS: en busca de la antimateria galáctica

El segundo experimento, GAPS, afronta otro de los grandes desafíos de la física moderna: la búsqueda de antimateria en los rayos cósmicos. En concreto, GAPS está optimizado para detectar antideuterones, una rara forma de antimateria cuya presencia en la radiación cósmica podría ser un indicio indirecto de la anhelada materia oscura, esa sustancia invisible que, según los modelos actuales, compone la mayor parte de la masa del universo.

GAPS utiliza una innovadora técnica de detección basada en la captura de antipartículas por parte de capas de silicio, donde la aniquilación de la antimateria genera una firma única fácilmente identificable. Si el experimento logra detectar antideuterones, podría arrojar luz sobre los procesos subyacentes a la formación de la materia oscura y ofrecer pistas sobre la composición y evolución del cosmos primordial.

Un esfuerzo internacional y multidisciplinar

Ambos proyectos reúnen a equipos de investigación de instituciones de Estados Unidos, Europa y Asia, reflejando el carácter global de la exploración científica de frontera. En Europa, iniciativas como la española PLD Space están impulsando el desarrollo de vehículos reutilizables para experimentos suborbitales, mientras que empresas privadas como SpaceX y Blue Origin se centran en la reducción de costes de acceso al espacio mediante cohetes reutilizables. Por su parte, la NASA mantiene una apuesta estratégica por la combinación de satélites, globos y misiones tripuladas para abordar los retos de la astrofísica moderna.

La campaña antártica de 2025 se produce en un contexto de creciente colaboración público-privada en el sector espacial, con empresas como Virgin Galactic abriendo el turismo suborbital y una proliferación sin precedentes de misiones para el estudio de exoplanetas y los extremos del universo conocido. Cada uno de estos avances contribuye a un panorama en el que la exploración científica y tecnológica se complementan para desvelar los secretos más profundos del cosmos.

Con estos lanzamientos, la NASA y la comunidad internacional reafirman su compromiso con la ciencia básica y consolidan el papel de la Antártida como laboratorio natural para la investigación de frontera. El éxito de PUEO y GAPS podría marcar un antes y un después en la comprensión de los procesos energéticos y la estructura fundamental del universo.

(Fuente: SpaceDaily)