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Las estrellas «cantan»: Roman Space Telescope afinará su oído para la astrosismología

Las estrellas "cantan": Roman Space Telescope afinará su oído para la astrosismología

Un equipo internacional de investigadores ha logrado descifrar el modo en que las estrellas vibran y emiten oscilaciones detectables, un hallazgo que servirá de base para una de las prometedoras líneas de investigación del futuro telescopio espacial de la NASA, el Nancy Grace Roman. Este avance sitúa a la astrosismología, la ciencia que estudia los “latidos” estelares, en el centro de la astronomía moderna y abre la puerta a obtener datos sin precedentes sobre la estructura interna de miles de estrellas en nuestra galaxia.

Las estrellas, lejos de ser cuerpos estáticos, son objetos extremadamente dinámicos. Las violentas corrientes de convección en sus capas exteriores generan ondas de presión, similares a las ondas sonoras, que atraviesan el interior estelar. Al igual que el sonido produce vibraciones en un instrumento musical, estos movimientos se traducen en ligeros cambios en el brillo de las estrellas, perfectamente medibles con instrumentos lo suficientemente sensibles. Analizando estas fluctuaciones, los astrosismólogos pueden deducir información clave sobre la masa, edad, composición y estructura interna de las estrellas, de manera análoga a cómo un médico escucha el corazón de un paciente con un estetoscopio.

El estudio, publicado recientemente, ha confirmado que las estrellas presentan patrones de oscilación que encajan perfectamente con las capacidades técnicas del telescopio Roman, cuyo lanzamiento está previsto para 2027. Equipado con un campo de visión 100 veces mayor que el del legendario telescopio espacial Hubble, el Roman será capaz de monitorizar de forma simultánea la luminosidad de millones de estrellas, detectando incluso las variaciones más sutiles en su brillo. De este modo, los científicos podrán llevar a cabo el mayor censo astrosísmico jamás realizado.

La astrosismología no es una disciplina nueva. Misiones pioneras como Kepler y TESS de la NASA, así como la misión CoRoT de la Agencia Espacial Francesa (CNES), han demostrado la eficacia del método en la última década, permitiendo desentrañar la estructura de cientos de miles de estrellas y revolucionando nuestra comprensión de la evolución estelar. Sin embargo, la limitada extensión de sus campañas y el reducido número de estrellas observadas han dejado muchas preguntas sin respuesta.

La llegada del telescopio Roman supondrá un salto cualitativo. Su revolucionaria cámara de campo ancho permitirá realizar observaciones continuas de regiones extensas del cielo, obteniendo curvas de luz de alta precisión para estrellas de diferentes tipos y edades. Este enfoque estadístico permitirá a los astrónomos trazar la evolución de la Vía Láctea con un detalle sin precedentes, identificando poblaciones estelares y reconstruyendo la historia de formación de nuestra galaxia.

Además, el Roman jugará un papel crucial en la búsqueda de exoplanetas. Al monitorizar el brillo de millones de estrellas, podrá detectar los minúsculos descensos de luminosidad provocados por el paso de planetas delante de sus estrellas anfitrionas. Esta técnica, conocida como método de tránsito, ya ha permitido descubrir miles de mundos fuera del Sistema Solar, y se espera que el Roman amplíe notablemente este catálogo, especialmente en regiones poco exploradas como el bulbo galáctico.

El avance anunciado por el equipo investigador es especialmente relevante para la astrosismología aplicada a estrellas similares al Sol, donde las oscilaciones son más tenues y difíciles de detectar. Gracias a la sensibilidad del Roman, se podrán estudiar las oscilaciones en estrellas de diferentes masas y edades, lo que permitirá comprender mejor tanto la evolución de nuestro propio Sol como la de otras estrellas que podrían albergar sistemas planetarios habitables.

En el contexto internacional, este anuncio se suma a una época dorada para la astronomía espacial. Mientras SpaceX continúa batiendo récords de lanzamientos y desarrollando la nave Starship para futuras misiones de larga distancia, Blue Origin y Virgin Galactic avanzan en sus programas de turismo y lanzamientos suborbitales, y la europea PLD Space prepara su próximo vuelo orbital desde suelo español. La colaboración entre agencias públicas y empresas privadas está propiciando una auténtica revolución tecnológica, que permitirá a telescopios como el Roman beneficiarse de lanzamientos más frecuentes, económicos y adaptados a sus necesidades.

En definitiva, el Nancy Grace Roman Space Telescope se perfila como una herramienta fundamental para la próxima década de exploración astronómica. Su capacidad para “escuchar” el canto de las estrellas y mapear la arquitectura de la Vía Láctea lo convertirá en un referente, no solo para el estudio de la evolución estelar y galáctica, sino también para la búsqueda de nuevos mundos. A medida que nos preparamos para escuchar la sinfonía del cosmos, el Roman promete abrir una ventana sin precedentes hacia los secretos del universo.

(Fuente: NASA)