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Los colosales cohetes SLS de la NASA: impulso sin precedentes para la exploración lunar

Los colosales cohetes SLS de la NASA: impulso sin precedentes para la exploración lunar

La NASA continúa avanzando hacia el regreso del ser humano a la Luna con el desarrollo de su nuevo sistema de lanzamiento, el Space Launch System (SLS), que se ha convertido en el cohete más potente jamás construido por la agencia estadounidense. Una de las piezas clave de este titán espacial son sus propulsores laterales de combustible sólido, los más grandes y potentes que han volado hasta la fecha, y que prometen revolucionar las capacidades de transporte espacial en las próximas décadas.

Cada uno de estos propulsores sólidos, conocidos formalmente como Solid Rocket Boosters (SRB), mide cerca de 54 metros de altura, equivalente a un edificio de 17 plantas, y posee un diámetro de 3,6 metros. Al activarse en el lanzamiento, consumen alrededor de seis toneladas de propelente por segundo y generan una fuerza colosal: 3,6 millones de libras de empuje cada uno. Combinando ambos propulsores, el SLS alcanza un empuje inicial de 7,2 millones de libras, superando la fuerza combinada de 14 aviones comerciales de cuatro motores. Esta brutal potencia es fundamental para superar la gravedad terrestre y colocar grandes cargas en órbita lunar o incluso más allá.

Tecnología basada en la experiencia del transbordador

La NASA no parte de cero en el diseño de estos propulsores. De hecho, su arquitectura se inspira en los históricos boosters utilizados durante más de tres décadas en el programa del Transbordador Espacial. Sin embargo, los boosters del SLS han sido modernizados y ampliados: mientras que los del transbordador tenían cuatro segmentos, los actuales incorporan un quinto segmento adicional, permitiendo así transportar más propelente y prolongar la duración del empuje, vital para misiones más ambiciosas.

El combustible utilizado es una mezcla sólida a base de polvo de aluminio, perclorato de amonio y un aglutinante de caucho sintético, una combinación altamente eficiente que genera enormes cantidades de gases calientes a presión para impulsar el cohete. Este tipo de propulsión, aunque menos flexible que los motores criogénicos líquidos, ofrece una fiabilidad y una potencia instantánea ideales para la fase inicial del lanzamiento.

Un pilar para el programa Artemis

Los boosters del SLS son esenciales en las misiones Artemis, el ambicioso programa internacional liderado por la NASA para devolver astronautas a la superficie lunar y, en el futuro, preparar el salto a Marte. En la histórica misión Artemis I, lanzada en noviembre de 2022, estos propulsores demostraron su eficacia impulsando la nave Orión fuera de la atmósfera terrestre. Su rendimiento impecable ha validado la apuesta de la NASA por esta tecnología, que volverá a desempeñar un papel central en las próximas misiones tripuladas Artemis II y Artemis III, donde se prevé que la primera mujer y la próxima persona pisen el satélite natural.

Comparativa internacional: SpaceX, Blue Origin y Europa

En el panorama aeroespacial internacional, la carrera por desarrollar sistemas de lanzamiento cada vez más potentes continúa. SpaceX, la empresa fundada por Elon Musk, compite con su Starship, un vehículo reutilizable de dimensiones titánicas y propulsión exclusivamente líquida, capaz de transportar hasta 100 toneladas a la órbita terrestre baja. Por su parte, Blue Origin, liderada por Jeff Bezos, avanza con su New Glenn, otro cohete de gran capacidad impulsado por motores BE-4 de metano y oxígeno líquido, aunque aún no ha realizado su vuelo inaugural.

Europa tampoco se queda atrás con el Ariane 6, desarrollado por la Agencia Espacial Europea y ArianeGroup, que incorpora propulsores sólidos P120C para complementar su etapa principal criogénica, en una configuración que recuerda al SLS pero a menor escala.

El auge de los boosters sólidos y el papel español

Cabe destacar el creciente papel de empresas privadas españolas como PLD Space, que ha realizado con éxito en 2023 el primer lanzamiento de un cohete privado de Europa Occidental, el Miura 1, y prepara el Miura 5 para misiones orbitales. Aunque los vehículos de PLD Space emplean propulsión líquida, su éxito demuestra el dinamismo del sector y la diversificación tecnológica.

La elección de boosters sólidos por parte de la NASA responde a décadas de experiencia acumulada, alta fiabilidad y la posibilidad de reciclar componentes, ya que tras el lanzamiento estos se desprenden y pueden ser recuperados en el mar para su posterior reacondicionamiento, una práctica heredada del programa del transbordador.

Mirando al futuro

A medida que la exploración del espacio profundo se convierte en prioridad, la combinación de tecnologías probadas y la innovación en propulsión se perfila como el camino a seguir. La supremacía del SLS y sus imponentes boosters sólidos marca el inicio de una nueva era, donde la cooperación entre agencias públicas y privadas, como SpaceX, Blue Origin o PLD Space, será fundamental para llevar la humanidad más lejos de lo que jamás ha llegado.

El éxito de estos propulsores no solo simboliza el avance tecnológico de la NASA, sino también la ambición global de conquistar el espacio y descubrir lo desconocido. El futuro de la exploración espacial se escribe hoy, impulsado por motores capaces de desafiar la gravedad y los límites de la ingeniería.

(Fuente: NASA)