Marte entra en su “temporada de polvo” mientras las agencias espaciales preparan nuevas misiones

La exploración de Marte avanza hacia un nuevo capítulo con el inicio de la llamada “temporada de polvo”, una fase anual clave que condiciona las operaciones de los vehículos robóticos que estudian el planeta rojo. Según informa Diana Hayes, investigadora de York University y miembro del equipo científico de una de las misiones activas, el periodo de mayor actividad atmosférica ha comenzado este mes de octubre de 2025, tras dejar atrás la breve pero intensa “temporada de nubes” marciana.
El cambio estacional en Marte no es un simple dato meteorológico: afecta de forma directa a las operaciones de exploración, tanto presentes como futuras. Durante la “temporada de nubes”, que suele extenderse entre la primavera y el principio del verano marciano, la atmósfera del planeta se carga de partículas de hielo de agua, generando extensos bancos nubosos que pueden atenuar la radiación solar que reciben los paneles de los rovers y landers. Sin embargo, es la llegada de la “temporada de polvo” la que despierta mayor preocupación e interés entre los equipos científicos y de ingeniería.
El polvo en Marte es infame por su capacidad para cubrir los dispositivos solares y reducir drásticamente su eficiencia. Este fenómeno ha sido responsable de la finalización de varias misiones históricas, como los rovers Spirit y Opportunity de la NASA, cuyos paneles solares quedaron inservibles bajo capas de polvo tras sucesivas tormentas. Durante esta época, los vientos marcianos pueden levantar partículas finísimas que permanecen en suspensión durante semanas o incluso meses, alterando la temperatura superficial y disminuyendo la visibilidad. Para los ingenieros, supone un reto constante: anticipar y mitigar los efectos del polvo en los equipos, especialmente en los vehículos que dependen de la energía solar.
La NASA, a la vanguardia de la investigación marciana, ha estado preparando a sus misiones actuales, como el rover Perseverance y el helicóptero Ingenuity, para afrontar el periodo más complicado. Ambos vehículos están equipados con sistemas de monitorización del polvo y rutinas de ahorro energético. El equipo de Perseverance, por ejemplo, planifica cuidadosamente las rutas y actividades científicas para maximizar la exposición solar en las próximas semanas, priorizando tareas esenciales y posponiendo experimentos que requieran mayor consumo energético.
Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia espacial rusa Roscosmos, cooperan en la misión ExoMars, cuyo rover Rosalind Franklin se encuentra actualmente en fase de pruebas y se espera que aterrice en Marte en los próximos años. Los ingenieros europeos han desarrollado sistemas de limpieza activa para los paneles solares y han testeado los componentes en cámaras de simulación de polvo marciano, aprendiendo de los fallos y éxitos de la NASA.
El sector privado también observa con atención los desarrollos en Marte. SpaceX, la empresa dirigida por Elon Musk, continúa su ambicioso programa Starship, con la vista puesta en misiones tripuladas al planeta rojo en la próxima década. El diseño de las naves Starship prevé operar en entornos polvorientos extremos, con sistemas redundantes de filtrado de aire y cubiertas protectoras para los sensores. Blue Origin, la compañía fundada por Jeff Bezos, aunque menos vocal respecto a Marte, ha mostrado interés en desarrollar tecnologías de descenso y aterrizaje que puedan hacer frente a las difíciles condiciones de la atmósfera marciana.
En España, la empresa PLD Space sigue consolidando su posición como referente en el desarrollo de vehículos espaciales reutilizables. Aunque su foco principal se sitúa en lanzadores orbitales y suborbitales, el creciente interés europeo por Marte podría abrir nuevas vías de colaboración en el futuro, especialmente en tecnologías de protección frente al polvo o sistemas de energía alternativos para misiones de larga duración.
Mientras tanto, la observación de exoplanetas desde la órbita terrestre y los telescopios espaciales continúa ampliando el catálogo de mundos potencialmente habitables. Los estudios sobre la atmósfera marciana, especialmente sobre la dinámica del polvo y su interacción con la luz solar, se aplican también en la caracterización de atmósferas exoplanetarias, reforzando la conexión entre la exploración de Marte y la búsqueda de vida fuera del Sistema Solar.
Empresas como Virgin Galactic, centradas en el turismo suborbital, observan desde la distancia estos hitos, pero no descartan que la experiencia adquirida en vuelos atmosféricos extremos pueda trasladarse, en el futuro, a misiones robóticas o incluso tripuladas a Marte.
En definitiva, la transición de Marte a su “temporada de polvo” no solo representa un desafío operativo para las misiones actuales, sino que también sirve como banco de pruebas para el desarrollo de tecnologías críticas que serán esenciales en la futura exploración tripulada del planeta rojo. La experiencia acumulada, tanto por las agencias públicas como por el sector privado, fortalece el camino hacia el objetivo compartido de convertir a Marte en la próxima frontera de la humanidad.
(Fuente: NASA)
