NASA ensaya en el desierto de Mojave la medición de ruido del revolucionario X-59

En los áridos parajes del desierto de Mojave, California, la NASA ha dado un paso fundamental en la carrera por el renacimiento del vuelo supersónico civil. Durante la primera semana de junio, la agencia espacial estadounidense realizó un ensayo general a escala real para poner a prueba el sistema de medición del ruido generado por el X-59, el innovador avión experimental diseñado para volar a velocidades supersónicas con un estampido sónico radicalmente reducido.
Este simulacro, conocido en el argot aeroespacial como “dress rehearsal”, se enmarca en el ambicioso proyecto Commercial Supersonic Technology (CST) de la NASA. El objetivo es claro: allanar el camino para que en un futuro cercano los aviones supersónicos puedan sobrevolar áreas pobladas sin las restricciones actuales, impuestas por el molesto y dañino estampido sónico que caracterizó a míticas aeronaves como el Concorde.
El X-59 QueSST: la apuesta por el supersónico silencioso
El X-59 QueSST (Quiet SuperSonic Technology) se ha convertido en el principal exponente de la nueva generación de aviones silenciosos. Su diseño, fruto de una colaboración entre NASA y Lockheed Martin, incorpora una morro alargado, alas en delta y un fuselaje optimizado para canalizar y suavizar la onda de choque generada al superar la barrera del sonido.
El reto técnico es mayúsculo: reducir el estampido sónico tradicional, que alcanza niveles de hasta 110 decibelios –comparable a una explosión o el paso de un tren a toda velocidad–, a un sonido mucho más parecido a un “golpe sordo” o un portazo lejano, estimado en torno a los 75 decibelios. Este avance podría transformar radicalmente la aviación comercial, permitiendo rutas rápidas intercontinentales sobre tierra con mínimas molestias para la población.
Ensayo general: cómo se mide el ruido supersónico
Durante la prueba realizada en Mojave, los ingenieros de la NASA desplegaron una compleja red de sensores acústicos y equipos de grabación a lo largo de varios kilómetros del desierto. Aunque el X-59 todavía no realizó vuelos supersónicos durante este ensayo, la jornada se centró en comprobar la capacidad de los instrumentos para captar, analizar y comparar niveles de ruido con la máxima precisión posible.
La simulación contempló todos los pasos operativos reales: desde la coordinación entre torre de control, equipos de seguimiento y centros de datos, hasta la reacción ante posibles contingencias. La experiencia adquirida resultará clave cuando, en los próximos meses, el X-59 realice sus primeras pruebas supersónicas sobre zonas controladas de Estados Unidos.
Un hito en la historia de la aviación
La NASA no es la única entidad embarcada en esta nueva era del vuelo supersónico. Empresas privadas como SpaceX, centrada en la reutilización de cohetes y el acceso al espacio, o Blue Origin, que persigue el turismo espacial y el desarrollo de motores avanzados, también exploran tecnologías que podrían tener aplicaciones en la aviación civil de alta velocidad. Sin embargo, el X-59 es actualmente el único demostrador público dedicado exclusivamente a resolver el problema del estampido sónico.
El precedente histórico más relevante fue el Concorde, retirado en 2003 tras décadas de servicio debido, entre otras razones, a los elevados costes y el impacto sonoro. Desde entonces, la aviación supersónica comercial ha quedado relegada a un sueño lejano. El éxito del X-59 podría reabrir esa puerta, permitiendo la aparición de aviones de pasajeros capaces de cruzar el Atlántico en poco más de tres horas, sin perturbar las ciudades sobrevoladas.
Implicaciones internacionales y para la industria española
La revolución del supersónico silencioso tiene implicaciones globales. En Europa, empresas como la española PLD Space trabajan en lanzadores reutilizables y tecnologías aeroespaciales avanzadas, mientras que iniciativas como Virgin Galactic exploran el turismo suborbital. El desarrollo de aeronaves silenciosas podría fomentar colaboraciones transatlánticas y abrir nuevas oportunidades para la industria aeroespacial española en campos como la medición acústica, la simulación de vuelo o el desarrollo de materiales avanzados.
Futuro: exoplanetas y la exploración más allá
Mientras la NASA avanza en el campo de la aviación supersónica, tampoco descuida su liderazgo en la exploración espacial. Las misiones de búsqueda de exoplanetas, como TESS y el telescopio James Webb, continúan ampliando el catálogo de mundos potencialmente habitables, manteniendo viva la esperanza de que los vuelos supersónicos sean solo el primer paso hacia viajes mucho más lejanos.
El ensayo en Mojave supone un hito crucial en la hoja de ruta del X-59 y acerca a la humanidad a la posibilidad de viajar más rápido y de forma más sostenible sobre la Tierra. El éxito de este proyecto podría marcar el inicio de una nueva era dorada para la aviación y la exploración espacial.
(Fuente: NASA)

 
							 
							